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26 octubre 2013

LA ERRADICACIÓN DE LA POLIO


Hace unos años en Dublín, visitando el Trinity College, me entretuve en un mercadillo de libros de ocasión. Para recaudar fondos, varios estudiantes los ponían en venta. Allí me agencié varios ejemplares, ninguno de los cuales superando los 2 euros. Quizás haya contado esta historia en otras ocasiones, dependiendo del libro en cuestión. 

Hoy vamos a refrirnos a “Man againts Germs” de A.L. Baron, un compendio histórico de la lucha del ser humano contra los gérmenes; se trata de un ejemplar publicado en Londres, en 1958. Debemos el término “germen” a Hieronymus Fracastorius, que lo empleó por primera vez en 1546 para designar aquellos “pequeños pedacitos de vida”, tan útiles para la humanidad como letales para la misma: virus, bacterias, hongos… Su capítulo XIII viene dedicado a los intangibles gérmenes de la parálisis que han infectado al hombre durante miles de años. 

Aunque esta enfermedad se describió por primera vez en 1840 por Jakob Heine, varias epidemias de polio se convirtieron en un verdadero azote para la humanidad durante el pasado siglo XX. Hasta que en 1949, el bacteriólogo norteamericano John Franklin Enders, consiguió cultivar el polio virus en tejidos celulares, hecho que posibilitó el desarrollo ulterior de las vacunas de Salk (inyectable, 1954) y de Sabin (oral, 1964). 

Antes de las inmunizaciones masivas, la polio afectaba preferentemente a niños entre 4 y 15 años, transmitiéndose por la vía respiratoria o de forma oral-fecal. La mayoría de las infecciones eran silentes, pero en un 1% de los casos, el virus provocaba graves daños en las neuronas motoras del sistema nervioso central, provocando debilidad muscular y una parálisis flácida característica. 

En el año 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró Europa zona libre de polio, considerando la efectividad de las campañas de inmunización; el último caso patológico en nuestro entorno fue declarado en 1998 en Turquía. 

A nivel mundial, esta enfermedad se concentra ahora en zonas extremadamente pobres y marginadas. Si las vacunas llegasen a esos niños, en un futuro no muy lejano la polio podría erradicarse definitivamente de nuestro planeta. Siempre que una población esté plenamente inmunizada, sus miembros tendrán protección tanto frente a los virus de la polio salvajes como a los vacunales. 

Desde el año 2000, atendiendo a los datos de la propia OMS, alrededor de 2500 millones de niños han recibido más de 10000 millones de dosis. Así se han evitado más de 8.5 millones de casos de esta enfermedad. Un auténtico éxito sanitario. Pero, ¿dónde nos encontramos actualmente? 

Según la prestigiosa revista The Lancet, el pasado 17 de octubre fueron recibidos en la OMS informes que alertaban sobre varios casos de parálisis flácida en Siria. Los primeros análisis revelaron al menos dos casos sospechosos de polio, los primeros en aquel país durante los últimos 14 años. Siria tiene la consideración de zona de alto riesgo para esta patología. El conflicto bélico y los daños provocados en las infraestructuras sanitarias influirán en la posible propagación de esta enfermedad (y de alguna que otra más). 

Otro dato preocupante: parece ser que en Pakistán, los talibanes intentan boicotear las campañas de vacunación, llegando incluso a atacar al personal sanitario encargado de ello. Estos integristas están firmemente convencidos de que estas vacunas están destinadas a conseguir la esterilidad de los musulmanes. ¿Pronto estaremos de vuelta al medievo y a la época de las plagas?



20 octubre 2013

EL LAZO ROSA


En televisión. En Facebook. En Twitter. En las fotos de los perfiles telefónicos de WhatsApp. Estos días hemos tenido profusión del color rosa, especialmente en forma de lazos. Por lo detectado en mi entorno, el compromiso ha sido mayoritariamente femenino. 

En los países desarrollados, representa el tumor maligno que con mayor frecuencia afecta a las mujeres, aproximadamente el 30% de todos los cánceres en ellas diagnosticados. En nuestro país, su tasa de incidencia se sitúa en torno al  80 por 100000. Anualmente, 8 de cada 10000 españolas están en riesgo de padecer un cáncer de mama. Respecto al número de fallecimientos, en este aspecto España ocupa afortunadamente el último lugar en las tablas europeas ajustadas por mortalidad; aun así, la traducción real de estos datos y cifras se me antoja elevada: 18 de cada 10000 mujeres pierden la vida cada año por culpa de esta enfermedad. En Galicia, esta tasa es ligeramente inferior a la del resto del país. No nos sirve de consuelo.

Indudablemente, detrás de este supuesto éxito nacional en las listas de mortalidad continental, las campañas de detección precoz desempeñan un papel fundamental en el control de esta patología. Permiten detectar este tipo de tumores en etapas iniciales de la enfermedad. Con el tratamiento adecuado, la supervivencia se incrementa de manera considerable. En España y en Galicia, resulta muy llamativo el descenso de la mortalidad obtenido en las últimas décadas, especialmente durante el período abarcado entre 1992 y 2008.


Está demostrado que la prueba diagnóstica más eficaz para detectar un cáncer de mama que todavía no haya dado síntomas es la mamografía. Y su eficacia para reducir la mortalidad es tanto mayor si se realiza en el grupo de mujeres con edades comprendidas entre los 50 y los 69 años. Siguiendo las recomendaciones internacionales al respecto, todas las comunidades autonómicas han puesto en marcha programas de detección precoz del cáncer de mama. 

Con esta finalidad, la primera unidad de exploración mamográfica en Galicia data de 1992, contando entonces con la colaboración de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). En 1998, apenas 6 años después, este programa se había extendido abarcando al 100% de la población diana. El papel de los médicos de atención primaria promocionando que las mujeres sigan participando en esta actividad preventiva resulta fundamental, porque la supervivencia de las pacientes con cáncer de mama así detectado es superior a la de aquellas otras cuyo diagnóstico fue incidental.

18 octubre 2013

EL AROMA DEL LIMONERO




"Rama de limón"
Robbin Gourley

Jaula de carne y hueso,
dominante matriz,
anticiparon sus dedos delgados
aquella derrota apresada,
de mi siempre sumisa cerviz.

Ocurrió entonces cuando,
tras un silente paso fugaz,
permaneció oscilante
en sus manos
el tibio perfume esbozado,
la perturbada rama del limonero,
vespertino viento solaz,
apenas pujante, plateado.



14 octubre 2013

BAJÓN DE AZUCAR


Sostiene Aloysius que, en mayor o menor medida, todos tenemos bajones de azúcar, días sombríos en los que nuestro ánimo se adelgaza tanto que cualquier brisa de mal viento se lo lleva volando lejos, muy lejos. En esos momentos, una cálida sonrisa, una frase amable, una canción favorita, se convierten en el azucarillo necesario para recuperar el tono afectivo. No vamos a hablar de estos dulces desplomes.

En los diabéticos, los bajones de azúcar se llaman hipoglucemias. Se trata del efecto adverso más frecuente en el tratamiento de esta enfermedad. Hasta hace relativamente poco tiempo, desconocíamos los efectos potencialmente mortales de esta adversidad. Fue cobrando fuerza una leyenda urbana que desmitificaba la importancia de las hipoglucemias, quizás porque la mayoría de estos incidentes tratados por los propios pacientes eran calificados, por ellos mismos, de importancia leve. Quizás los médicos pensábamos que sólo aquellos episodios hipoglucémicos subsidiarios de tratamiento externo para su recuperación eran los verdaderamente importantes y peligrosos para la salud. 

En el año 2007, fueron publicados los resultados de un amplio estudio llevado a cabo en el Reino Unido con pacientes afectados de diabetes tipo 2, el tipo que debuta en la edad adulta y que normalmente precisa fármacos antidiabéticos orales, pero tratados en todos aquellos casos con insulina. El U.K. Hypoglycemia Study Group demostró que la hipoglucemia grave en este tipo de pacientes era un problema habitual, y que se hacía más frecuente cuanto más tiempo llevase el paciente pinchándose con insulina. Al loro, pues, con los bajones de azúcar.

Desde los años 60, en los diabéticos tipo I, cuya enfermedad se inicia en la infancia y que precisan desde entonces del tratamiento con insulina, se planteó la posibilidad de que la hipoglucemia estuviera implicada en episodios de muerte súbita. Esta circunstancia llegó a denominarse “síndrome de muerte en la cama”. 

Un estudio de autopsias realizado en Australia en 2008, reveló que la muerte súbita inesperada era 4 veces más frecuente en diabéticos tipo I que en una población comparable de no diabéticos. A muchos de estos fallecidos la muerte les sorprendió delante de su propia cama sin deshacer.


Investigaciones más recientes han alertado que tratamientos de la diabetes tipo 2 demasiado agresivos pueden resultar contraproducentes. 

Incluso ha llegado a imputarse a la hipoglucemia una incremento en la mortalidad cardiovascular de los diabéticos tipo 2 tratados con insulina. Cada vez que se produce una hipoglucemia en un ser humano adulto, su gasto cardíaco se incrementa en gran medida, aunque sea de manera transitoria. Si el sujeto en cuestión en un paciente mayor, diabético, y con sus arterias coronarias afectadas, las consecuencias pueden ser muy peligrosas. 

Son muchos los trabajos que han reconocido en la actualidad a las hipoglucemias, los temibles bajones de azúcar, la categoría de nuevo factor de aterosclerosis y riesgo cardiovascular, obligándonos a ambos, médicos y pacientes, a prestarle mucha más atención a estos episodios para nada banales e inconsistentes.

06 octubre 2013

TRATANDO DE COMUNICAR



Sostiene Aloysius que durante su etapa de estudiante universitario nadie se molestó en enseñarle lo más mínimo en materia de comunicación, permitiendo una capacitación postgraduada para la adecuada transmisión de informaciones y sentimientos a las personas que quisieran escucharle, leerle o entenderle. Y es que acabo de regalarle un breviario sobre la comunicación no verbal. Espero que separa sacarle partido en su labor cotidiana de promocionar la salud y batallar contra la enfermedad. 

En líneas generales ¿sabemos interpretar los gestos de los pacientes que acuden a nuestras consultas?; ¿nos atrevemos a profundizar en ese espinoso terreno que se extiende allende las palabras? Después de su lectura, acabo de entender que no es lo mismo la mímica, comunicación no verbal voluntaria y discontinua, que la kynesia, otro tipo de comunicación no verbal, pero esta vez involuntaria, continua. 

Un paciente considera que quizás lleva ya demasiado tiempo esperando en la sala de espera del centro de especialidades para realizarse una radiografía. Ha pedido permiso en su trabajo y cuenta con apenas media hora. Su jefe de personal es tremendamente estricto. Justo enfrente de él, se sienta una madre con su hijo, aguardando turno. Ambos intercambian una fugaz mirada. Sin mediar palabra, el hombre se remanga la camisa, muestra el reloj a su interlocutora, infla los carrillos y deja escapar un sonoro soplido. Ella, se encoge de hombros, mientras acaricia la cabeza del pequeño. Señoras y señores: esto es mímica. La transmisión del mensaje no verbal ha sido, en todo momento, voluntaria. 

Días más tarde, nuestro paciente en cuestión solicita un nuevo permiso laboral. Ahora debe acudir a la consulta del médico de familia para conocer el resultado de su radiografía. El médico le pide que tome asiento. Mientras teclea en el ordenador buscando el informe radiológico, observa por el rabillo del ojo cómo el paciente se mueve incómodo en su asiento, mirando insistentemente su reloj de pulsera. Esta gestualidad ha sido realizada de manera totalmente inconsciente, por supuesto, sin emplear la cantidad de energía desplegada días atrás en la sala de espera de radiología.


Dicen los expertos que la kynesia es mucho más importante que la mímica, precisamente por la sutilidad de un mensaje que alguien nos está enviando de manera totalmente involuntaria. Este tipo de transmisión es capaz de contradecir incluso lo que una misma persona nos está contando por su propia boca. Y, curiosamente, sólo un tercio de lo que comunicamos a diario lo hacemos verbalmente. Las otras dos terceras partes restantes son comunicación no verbal kynésica. Como no podía ser menos, este tipo de mensajes deberán ser interpretados siempre dentro de un marco social y cultural determinado, de la misma manera que una frase o una palabra significan lo mismo o lo contrario según el contexto en que sean pronunciadas o escritas. 

Ojo con los ojos. Ya lo decía la canción: “ollos verdes son traidores e azules mentireiros; os negros e acastañados son firmes e verdadeiros” En este caso, no es cuestión de colores, sino de pupilas, que se dilatan hasta cuatro veces cuando alguien se entusiasma, , o se contraen cuando alguien se enfada, involuntariamente.