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28 junio 2014

ESTUDIAR MEDICINA


"Lección de anatomía" de Ramiro Martínez Plasencia

Comienza el verano, y como cada año, los futuros estudiantes universitarios contemplan su futuro con ilusión. Aunque ahora transformados en desvaídos recuerdos lejanos, vivimos sensaciones parecidas hace ya unos cuantos años. Dicen que estudiar Medicina nos es fácil. No lo era en 1980, pero 34 años después es mucho más complicado. Bachilleres impecables y exitosos exámenes de selectividad. Luego vendrán 6 años de carrera, un examen MIR y entre 4 y 5 años de especialidad. Con mucha suerte, comenzarán a competir en el mercado laboral rozando la treintena. Como para pensárselo mucho. Y aunque se mantenga el trasfondo esencial de una carrera vocacional, es obvio que el reto formativo en una facultad de Medicina española exige ciertas consideraciones adicionales, algunas de abordaje ciertamente complicado para una chica o un chico de apenas 18 años.

En España existe el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM). Me llaman la atención las conclusiones de su último congreso. Sus objetivos prioritarios se han centrado en la reivindicación de mejoras en el ámbito educativo, en el compromiso ético y en el humanismo. Llevo años acudiendo a diversos foros médicos profesionales y sindicales, y las mismas inquietudes de los futuros galenos todavía son las reivindicaciones de los médicos en activo. Sostiene Enrique Lázaro, presidente del CEEM: “somos el futuro de la medicina, una generación que anhela ser mejor médico, mejor profesional y eso nos compromete a seguir formándonos para ofrecer la mejor atención a nuestros pacientes”.

Comencemos por el final, si me lo permiten, es decir, por implementar la visión humanística de la medicina. Parece ser que el rigor académico sigue exigiendo un profundo conocimiento de lo que el iconoclasta Aloysius denomina catálogo de enfermedades, cuando en realidad, los médicos trabajamos con enfermos, prójimos que pierden su salud, temporal o definitivamente, por culpa de ciertas patologías denominadas enfermedades. La diferencia parece obvia, pero llevar una idea tan simple a la práctica parece seguir siendo harto complicado.

Impregnado en el sesgo profesional de la Atención Primaria, entiendo que los estudiantes de Medicina continúan reclamando una formación integral e integrada, holística, pues aunque los profesores sabiamente nos hayan instruido en el conocimiento de la tuberculosis, por poner un ejemplo, la realidad nos enseña que la tuberculosis de la Señora Pérez es diferente de la del Señor López, porque en la vivencia personal de cada patología influyen múltiples factores. Ya hay quien habla de la Medicina Basada en el Humanismo, parafraseando la necesaria praxis de la Medicina basada en la Evidencia.

Respecto a la ética, el compromiso profesional del médico no es solamente con el paciente, sino también con la sociedad y con el Sistema Nacional de Salud. Para que podamos seguir presumiendo de una de las mejores sanidades del mundo, en la gestión de sus recursos debemos implicarnos todos: políticos, gestores, médicos, personal sanitario y, por supuesto, los propios ciudadanos, sanos o no.

En los años 80, aunque ya estaba en marcha el filtro del numerus clausus para cursar estudios en la facultad de Medicina de Santiago, las aulas estaban masificadas, la anatomía se estudiaba básicamente en atlas, en dibujos, y el aula 8 era tomada con demasiada frecuencia por las reivindicaciones de las asambleas universitarias, no existía Internet, con todo su maravilloso potencial intelectual y científico, y las redes sociales eran una utopía únicamente presentes en libros y películas de ciencia-ficción.


Pero a pesar de todo, ellas y ellos seguirán jurando, año tras año, por Apolo, médico, por Esculapio, Higía y Panacea, tributar a sus maestros en Medicina el mismo respeto que a los autores de sus días.

22 junio 2014

REFUGIADOS



¿Podrían imaginarse por un instante que, en su ciudad o en su país, se desencadene un conflicto que le obligue a abandonar a sus seres queridos, su hogar, sus amigos, su trabajo, su vida cotidiana? Pues esta terrible circunstancia es la que le toca vivir cada día a millones de prójimos en este planeta, que intentan huir desesperadamente de una violencia tan salvaje que les amenaza con el exterminio. Según las noticias más recientes, se estima que unas 300000 personas han tenido que abandonar la ciudad iraquí de Mosul por el enfrentamiento fratricida entre chiitas y sunitas, una división irreconciliable entre dos comunidades musulmanas que se remonta prácticamente a los albores de dicha religión.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos internacionales, como ACNUR, la Agencia de la ONU para los refugiados, la Cruz Roja, la Media Luna Roja, y varias ONGs especializadas deben afrontar ahora las demandas sanitarias de todas estas personas que carecen de lo más elemental para sobrevivir: agua, alimentos, refugio y cuidados médicos.

En la Siria que se desangra lentamente, se estima que más de 2 millones y medio de personas han escapado del país o se han visto desplazadas dentro de sus propias fronteras. La lista de naciones afectadas por dramas similares es extensa. Eritrea, Sudan del Sur o la República Centroafricana son otros ejemplos candentes. 

Ya son más de 50 millones los afectados por desplazamientos forzados en el mundo. Y aunque parezca que esto sólo puede ocurrir en regiones lejanas donde la violencia se ceba en la pobreza y la desesperación, piensen por un momento en su propio entorno, en lo que ocurrió en España durante los desgraciados años de la guerra incivil, o en el terror habitual de los campos de concentración en la antigua Yugoslavia, donde miles de personas perdieron la vida hace unas décadas, como si hubieran reaparecido los fantasmas de la solución final del nazismo o las más atroces purgas del estalinismo, o lo que todavía puede llegar a ocurrir en las frágiles fronteras que separan Rusia de Ucrania. El pasado 20 de junio se celebró el Día Mundial del Refugiado. Quizás para algunos pasó desapercibido, pues ya parece que nos estamos acostumbrando a recordar demasiados días especiales en el calendario.

Los que más sufren por estas calamidades, como siempre, los más débiles y desfavorecidos: madres con sus niños, personas mayores y enfermas. ¿Qué les puede estar ocurriendo en aquellos páramos a las mujeres embarazadas, a los niños recién nacidos, a los heridos, a los enfermos de diabetes, a los que padecen cáncer o enfermedades cardiovasculares, a los enfermos mentales? 

No ignoremos que habitamos un mundo globalizado, sin confines. Tampoco descuidemos las enfermedades infecciosas que un día azotaron nuestra humanidad y que pueden encontrar un nuevo caldo de cultivo entre tantos y tantos prójimos desamparados. Decía Gabriel García Márquez que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido. 

No olvidemos pues.

08 junio 2014

LA MANITA



Disculpen por emplear hoy términos futbolísticos, pero es que nos encontramos a las puertas de iniciar un nuevo campeonato mundial este vez cubierto por demasiadas sombras. Aquello del pan y circo de la antigua Roma, pongamos ahora que pan y fútbol, no surte efecto cuando la gente tiene hambre, y no de balón precisamente.

El título de hoy trae a nuestra memoria un gesto considerado como de cierto desdén, empleado para tomarle el pelo a los rivales futbolísticos. Lo lució, por ejemplo, el barcelonista Gerard Piqué para rubricar una paliza histórica al Real Madrid de Mourinho el Único. También hay manitas fantasma, como la que algunos creyeron ver en el Estádio da Luz de Lisboa, indicándole al árbitro que prorrogase 5 minutos el tiempo reglamentario en la Décima del Madrid. 

Hay manitos menos populares y famosas, pero mucho más interesantes. No es la primera vez, ni será la última, que destaco en estas líneas al Dr. Rafa Bravo y su blog, “Primun non nocere”. También allí tienen su particular manita, para comunicar a los pacientes con diabetes tipo 2 los 5 objetivos de su tratamiento. 

Alguna otra vez destacamos que el foco principal en el tratamiento de esta enfermedad ya no se centra tanto su luz sobre el control de la glucosa en sangre. 

Un enfoque actualizado para los diabéticos tipo 2 adultos está basado en intervenciones que verdaderamente mejoran su calidad de vida y alargan su duración. Si disponen de un minuto, detengan su mirada sobre la palma de una de sus manos y extiendan los dedos. 

Esta manita tan cautivadora comienza por el dedo pulgar, en orden decreciente de beneficio. Este dedo, el más corto y grueso, representaría el abandono del hábito tabáquico, indispensable para que la salud del diabético tipo 2 sea lo más óptima posible. Dejar de fumar disminuye la mortalidad en general, pero especialmente en este grupo de pacientes. La Asociación Americana de Diabetes ha establecido que fumar siendo diabético implica 14 veces más posibilidades de tener problemas cardíacos, en comparación con aquellos prójimos no diabéticos que no fuman. Fumar cigarrillos también incrementa el riesgo de padecer una neuropatía diabética.

El segundo dedo de la mano, el índice, hace referencia al adecuado control de la presión arterial. Tampoco bastará con que el paciente diabético reciba tratamiento antihipertensivo, sino que además éste debe ser eficaz, controlando sus cifras tensionales en los niveles recomendables. Recordemos que la hipertensión arterial empeora y acelera el daño que la diabetes provoca en las arterias, aumentando el riesgo de padecer infarto de miocardio, trombosis cerebral, enfermedad vascular periférica e insuficiencia renal. 

El tercer dedo, el corazón, hace referencia al tratamiento con metformina, siempre que el paciente lo tolere adecuadamente. 

El cuarto dedo, el anular, insiste en la recomendación de disminuir los lípidos en sangre, en este caso el conocido como “colesterol malo” o LDL-colesterol. Y dicen los expertos que mucho mejor cuanto mayor sea esta reducción. 

Por último, el dedo meñique viene a completar la manita, porque el estricto control de la glucosa en sangre no ha demostrado efectos sobre la mortalidad ni en las complicaciones relevantes de esta enfermedad. Nos despedimos hasta otra, con la manito abierta.