Al contrario que en este tema del inolvidable Antonio Vega, hoy les vamos a contar unas historias que no son mentira, todas a propósito de la 5ª Ola de esta pandemia, que ojalá sea la última.
Marta sale a cenar con sus amigas el sábado por la noche. Hace tiempo que ellas desean recuperar aquellas felices reuniones de la antigua normalidad. Ninguna alcanza los 25 años. La noche es plácida y huele a verano. 3 días más tarde, Marta comienza a sentirse mal. Tiene fiebre, dolor de cabeza y parece que un camión le hubiera pasado por encima. Contacta con su médica de familia. Tiene cita para un test rápido de antígenos en su centro de salud. En apenas media hora le confirman el resultado: Covid-19 positivo. Marta deberá aislarse en su domicilio mientras el equipo de rastreadores intenta detectar sus posibles contactos, tal vez también contagiados. Marta no puede contener el llanto. Después de meses estudiando muchas horas cada día, finalmente no podrá presentarse a los exámenes. Mala suerte, maldito coronavirus. Ahora le toca padecer, paracetamol y reposo en casa. Afortunadamente, se recuperará pronto, pero demasiado tarde para las oposiciones. Otro año será. Del grupo de amigas que cenaron con Marta, otra ha dado igualmente positivo. Se repite la historia. Toda su familia deberá guardar cuarentena. Dos semanas de vacaciones en la costa perdidas. Sus padres habían alquilado un apartamento en primera línea de playa.
Otra historia: el nieto de Raquel estuvo de visita el pasado fin de semana. Pasaron momentos muy divertidos. Un día después, a Raquel le administraron la segunda dosis de la vacuna de AstraZeneca. Muy contenta, pues aguardó impaciente varias semanas para completar su inmunización. 24 horas más tarde recibe un aviso comunicándole el positivo de su nieto. Le recomiendan contactar con el centro de salud, para que su médico le solicite una PCR. Y aunque ella se encuentra perfectamente, transcurrido otro día su doctora le comunica el positivo de su prueba. Pero ¿cómo es posible? La vacunación no garantiza la cobertura absoluta contra la infección por el SARS-CoV-2. Además, en el momento del supuesto contagio, Raquel tampoco había recibido la pauta de vacunación completa. Autónoma y en cuarentena, está muy preocupada e intranquila porque no podrá atender su negocio, justo ahora, cuando su empleada se ha marchado de vacaciones. Habrá que bajar la persiana durante unos días. Más pérdidas económicas, por si fueran pocas.
Vuelvo a escuchar a Antonio Vega: vaya pesadilla, corriendo con una bestia detrás. Dime que es mentira todo, un sueño tonto y no más.