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13 noviembre 2017

NO TODOS SOMOS IGUALES




Sostiene el hierático Aloysius que ante la ley y la muerte todos iguales, supuestamente, pero en muchas otras facetas de la vida parece ser que no lo somos tanto. Nos explicamos. Hace tan solo unos meses, diferentes expertos en investigación de la salud reunidos en Madrid nos alertaban sobre la menor presencia de las mujeres en los ensayos clínicos farmacológicos, donde los varones continuamos siendo mayoría. Dejando a un lado las características más propias del género, como las referentes a las enfermedades de la próstata en los hombres y las relacionadas con patologías ginecológicas en las mujeres, lo cierto es que se ha demostrado que la respuesta terapéutica a determinados medicamentos, como el tan socorrido paracetamol o los ansiolíticos, varía notablemente si el paciente es femenino o masculino.



Esta queja viene a unirse a otra antigua reivindicación. La mayoría de los grandes ensayos clínicos clásicos se han realizado con población occidental de raza blanca, sin contar con grupos de pacientes pertenecientes a otras etnias o linajes. Reumatólogos del Hospital General de Massachusetts (Boston) describieron que los pacientes de color o asiáticos presentaban un mayor riesgo de reacciones cutáneas graves al alopurinol, el medicamentos más usado en los Estados Unidos para el tratamiento de la artritis gotosa. Un reciente estudio ha desvelado este misterio, pues realmente es una variante genética concreta la implicada en la génesis del problema.



Respecto al sexo, la FDA norteamericana, el organismo oficial encargado de las autorizaciones necesarias para nuevos medicamentos y alimentos, detectó un 40% de diferencias farmacocinéticas entre hombres y mujeres en 11 fármacos estudiados entre los años 1995 y 2000, concluyendo que el sexo femenino constituye un factor de riesgo a la hora de presentar efectos adversos de especial relevancia clínica. Para entendernos mejor, simplemente recordar que la farmacocinética estudia el tránsito de los medicamentos a través de nuestros organismos, en función del tiempo y de la dosis. Por si fuera poco, los expertos están hablando ya de la feminización de algunas patologías, como los trastornos de la alimentación, ya que el el 90% de las afectadas por anorexia a nivel mundial son mujeres. En otros casos, como en la osteoporosis, si bien la prevalencia en las mujeres es mayor que en los hombres, se ha constatado que nosotros también iremos perdiendo paulatinamente masa ósea con el paso del tiempo.



Si nos ceñimos a los ensayos clínicos con fármacos empleados en pediatría, las reclamaciones de los expertos resultan semejantes. Desde hace años sabemos que las medicinas varían sus efectos en los lactantes y en los niños respecto a los adultos, aún cuando se hayan realizado los cálculos más escrupulosos de dosis proporcionales según el peso o el área de superficie corporal estimada. De ahí la complejidad del diseño los estudios con medicamentos infantiles. Y otro tanto podríamos extrapolar a la hora de referirnos a los estudios con personas mayores; nada tiene que ver hoy en día lo que hasta hace unos años considerábamos un anciano. Los mayores están escasamente representados en los ensayos clínicos y en muchas ocasiones no se sabe a ciencia cierta cómo se van a comportar frente a determinado tipos de tratamientos. Ya hay quién para ello los define como la mayoría invisible, muy a tener en cuenta. ¿Tan iguales pero tan distintos?.




09 noviembre 2017

DE GRIPES Y VACUNAS


Quién nos iba a decir que en pleno siglo XXI algunos colectivos continuarían porfiando contra las vacunas. A ellos de nada les valen las evidencias de los expertos ni la reveladora contundencia de los datos científicos. En el caso del sarampión, la relajación en las políticas sanitarias de vacunación de algunos países de nuestro entorno podría abrir las puertas a una catástrofe humanitaria más propia de nuestro más oscuro pasado. Pero no vamos a reflexionar sobre este debate. Nuestro posicionamiento al respecto ha sido y es público y evidente. Hoy vamos a fijar nuestra atención en la vacunación antigripal, que ya lleva unas semanas desarrollándose con normalidad en nuestra comunidad, y que cada año regresa en estas fechas con las primeras inclemencias meteorológicas y sus bajas temperaturas.

Nos encontramos ante una de las vacunas más inocuas y seguras, como demuestran esos millones de dosis administradas en todas las campañas antigripales hasta el momento. Un pinchazo soportable y quizás un leve enrojecimiento en el lugar de la inyección a cambio de evitar graves complicaciones e innecesarias hospitalizaciones, sobre todo en aquellos colectivos más vulnerables, enfermos crónicos con patologías cardíacas y respiratorias, personas mayores y trabajadores de la sanidad, un grupo muy especial por el contacto que a diario mantiene con los pacientes. En este último caso, la posible transmisión del virus de la gripe puede circular en ambas direcciones. Doble peligro, doble prevención.

Cada año, la fabricación de la vacuna de la gripe se convierte en una cuestión de ingeniería microbiológica y estadística, seleccionando los antígenos más eficaces para conseguir una correcta respuesta inmunitaria en los vacunados. Aún así, la protección conseguida nunca alcanza el 100%, pero sus beneficios en la reducción de infecciones y complicaciones resulta indudable.

Este año, desde el 23 de octubre y hasta el 29 de diciembre, todos los ourensanos comprendidos en los grupos de riesgo y que así lo deseen pueden vacunarse en sus centros de salud. En estos dispositivos asistenciales, así como en los hospitales, se han establecido diferentes puntos de vacunación, tratando de facilitar al máximo el acceso a la vacuna antigripal. Especial énfasis se está poniendo a la hora de recomendar a los trabajadores sanitarios esta vacunación. El objetivo es continuar siendo la provincia de Galicia con la mayor tasa de cobertura, superando con creces ese 60% conseguido el año pasado. ¿Por qué este empeño? Los datos corroboran este éxito sanitario pues durante el 2016 casi 5000 ourensanos padecieron la gripe, de los cuales 120 precisaron ingreso hospitalario. Esta cifra fue la más baja de Galicia, y una consecuencia directa de la tasa de cobertura más elevada. Para finalizar, recordar que el esfuerzo económico de esta campaña supone casi 2 millones de euros de las arcas públicas, el coste para la Xunta de ese medio millón largo de vacunas adquiridas. Por nuestra salud individual y colectiva, este año vacunémonos contra la gripe. Merece la pena.