La Junta de Andalucía
acaba de desvelar sus planes para combatir la obesidad en su comunidad,
especialmente la infantil. Según los datos que barajan sus expertos, de no
poner remedio, en el año 2050 la mitad de la población andaluza será obesa. Están
previstas medidas personales, como el incremento de la actividad física, así
como otras dependientes del entorno familiar y social. Junto a la vigilancia y
mejora de las dietas escolares, por ejemplo, se les va a pedir a las marcas que
elaboran y venden alimentos destinados a los niños que no regalen juguetes con
los mismos. Y también está previsto potenciar con subvenciones a tantas otras
empresas que comercialicen productos saludables.
Aún considerando las
recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMC), hace un tiempo
comentábamos desde esta misma atalaya que gravar los refrescos y zumos con
exceso de azúcar podría interpretarse como una mera medida recaudatoria si no fuera
acompañada de otras, como por ejemplo minorar los impuestos de los alimentos
saludables. Abaratar sus costes probablemente ayudaría a incrementar su
consumo. Y poníamos como ejemplos las frutas, verduras y demás vegetales. El
incremento de tributos ha demostrado su utilidad a la hora de disuadir a los
clientes de determinados artículos, como el alcohol y el tabaco, contribuyendo
a reducir el impacto de las enfermedades y las muertes directamente
relacionadas con su consumo.
En 2014, en la
Comunidad Autónoma de Canarias, se dieron cuenta que apenas el 4% de sus niños
consumían una pieza de fruta o un zumo natural en sus desayunos cotidianos.
Algunas cadenas de supermercados insulares comenzaron la campaña del Día de la
fruta y la verdura. Eligieron los miércoles. Pero, como en el Día del No
Cumpleaños de Alicia en el País de las Maravillas, propone el polémico Aloysius
divulgar la celebración del Día de la No fruta y la verdura. De esta sutil
manera, excepto los miércoles, el consumo de estos productos estaría
promocionado unos 300 días al año.
Desconozco si algún
estado, dentro de sus programas para combatir la obesidad, ha contemplado
rebajar los impuestos sobre los alimentos saludables. Incluso donarlos, así
como regalan periódicamente la propaganda electoral. Nosotros desde aquí les obsequiamos
con esta propuesta. Mejor que subir impuestos, bajarlos, a aunque sea
parcialmente y en beneficio de la salud comunitaria. Y vaya de paso otra
propuesta. Además de las campañas para promocionar la gastronomía local y las
ferias de comidas tipo Xantar, animamos a nuestros excelentes restauradores y
confiteros a enfrutar los postres en las ofertas de sus establecimientos, con
suculentas creaciones a base de frutas y verduras, un modesto reto para su
indudable creatividad. A ver qué pasa.