Andan diciendo por ahí que los españoles somos por regla general muy maniáticos. Dentro de nuestras excentricidades más habituales destaca la de guardar ropa y objetos viejos e inservibles. Confieso públicamente esta nefasta manía; realmente te das realmente cuenta de este gran defecto cada vez que afrontas una nueva mudanza. El escritor británico Evelyn Waugh, autor entre otras de la incomparable novela “Retorno a Brideshead”, ponía en boca de su personaje Lord Sebastián Flyte algo así como que le gustaría enterrar un tesoro en cada lugar en el que hubiera sido feliz; de esta manera, al alcanzar la senectud, podría regresar y desenterrarlo para revivir tanta felicidad perdida. El decadente Lord Sebastián acostumbraba a pasear sus encantos por Oxford acompañado de un osito de peluche llamado Aloysius. Entre mis queridas cosas viejas conservo las primeras zapatillas de baloncesto John Smith compradas con el esfuerzo de mis primeros ahorros, una camiseta del Hércules de Alicante o un vinilo de The Beatles titulado “¡Qué noche la de aquel día!”. Todos esos elementos forman parte del pasado que a su vez es consustancial a mi propia existencia. Tienen un valor incalculable. Por culpa de la mudanza, el otro día descubrí un sobre que contenía una carta escrita por D. Julián Romo, mi antiguo profesor de Biología en 3º de BUP, en la que me regalaba un poema suyo digno del mejor maestro de los humoricidas. Lo fascinante de estos simples versos radica en la voluntad didáctica que tenían aquellos encantadores maestros de antaño, capaces de convertir una simple anécdota en una lección magistral. Como bien merecido homenaje, me permito transcribir las estrofas de su coplilla titulada “Hormonas”: "Debajo del cerebro/ garbanzo glandular/ sentado en la silla turca/ está como un rajá:/ de todo el organismo/ él es el mandamás./ Del tálamo recibe/ hormona neuronal/ y así lanza productos/ a la corriente hemal,/ que mueve ya la orquesta/ de toda la ciudad. / Tiroides que produce/ su secreción yodal/ que activa de glucosa/ y grasas el quemar/ y en pago favorece/ sus prótidos formar./ Las cápsulas que encima/ de su riñón están/ con médula y corteza/ adrenal y cortical:/ aquella que el ritmo aumenta/ de nuestro palpitar;/ aquesta te incrementa/ el cambio mineral/ de azúcares y un poco/ proteínas y demás,/ incluso hasta te rigen/ el curso gonadal./ Las ínsulas del páncreas,/ siempre en actividad,/ controlan de glucosa/ en sangre cantidad;/ allí con más azúcar/ no puedes vivir ya./ Por fin llegan los años/ de joven pubertad,/ las gónadas se activan/ comienza mocedad./ Testículos y ovarios/ en su sazón están,/ andrógenos y estrógenos/ ya pueden fabricar./ El chico estrena barba/ y voz de gravedad;/ la chica sigue en tiple/ y aumenta su beldad./ El chico ya es un hombre/ la chica una mujer/ ya pueden dar la vida,/ la den con honradez./ De Dios han recibido/ el darse mutuo amor;/ que cumplan su destino,/ con mimo y con primor./ Aquello que Dios hizo/ bien hecho todo está:/ al hombre corresponde/ obrar siempre bondad./" ¿Se aprendía más en la España de los Botejara con estas ñoñerías o en la actual preñada de tecnología punta pero mucho más deshumanizada?. La respuesta la tiene el profesor del chiste de la manguera. Pregúntenle a él. |
06 abril 2006
LAS COSAS DEL SABER
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