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18 septiembre 2007

COSAS DE MÉDICOS

FRANCISCO DE GOYA: "BRUJAS DISFRAZADAS COMO MÉDICOS" - 1797


Dicen los expertos de las nuevas tecnologías que si uno enciende un ordenador personal, se conecta a Internet y utiliza uno de los buscadores más populares entre los internautas, al teclear la palabra “salud” se encuentra con el doble de entradas (140 millones) que con “sexo” (76 millones); y el que no me crea que haga la prueba. En la actualidad, constatamos que Internet se ha convertido en la primera fuente de información para los profesionales y los pacientes. Más que por la cantidad, las precauciones han de venir dadas por la calidad de la información que se cuelga en la red, a la que cualquiera puede acceder libremente, y que muchas veces exigirá al facultativo convertirse en una especie de cicerone especializado para sus clientes.

Por ejemplo, dentro de la farmacología social, en España se han realizado estudios para evaluar este fenómeno comunicativo. En uno de los más recientes, publicado este mismo año, fueron escogidos 14 medicamentos, analizando la información que proporcionaban 12 buscadores en nuestra lengua. Los doctores Alloza y Formigós, de la Facultad de Medicina de Alcalá de Henares, se encontraron con que la mayoría de las páginas eran de bajo nivel: suministraban poca información útil (tanto para el médico como para el paciente), omitiendo a veces datos tan importantes como posología, precauciones, seguridad, interacciones o efectos adversos.

Guías, agentes de la salud, clientes, usuarios… ¡cómo ha cambiado el cuento, venerable Aloysius! Frente al desvencijado modelo asistencial paternalista, donde el paciente no decidía y estaba obligado a obedecer sin rechistar las prescripciones facultativas, nos encontramos ahora con el desarrollo de relaciones interpersonales mucho más modernas: interpretativas, informativas y deliberativas.

Pero esta vertiginosa mudanza no alcanza sólo a la práctica médica habitual. Mientras en Asturias le quieren abrir un expediente a un médico que trabajaba más de lo habitual (dicen por ahí las lenguas viperinas que por dedicarle el tiempo necesario a cada paciente), provocando reiteradas disfunciones en el sistema general de asistencia sanitaria, el futuro decreto formativo de los médicos internos residentes españoles (MIR) se cargará las especialidades de Hidrología, Medicina de la Educación Física y del Deporte y Medicina Legal y Forense. Y por si fuera poco, en los hospitales del Reino Unido, quedarán prohibidas las socorridas batas blancas médicas, así como el uso de la corbata y de los relojes de pulsera o las joyas. El motivo: cortar la transmisión de infecciones en ese ámbito. Parece ser que los puños de las batas portaban mucha roña. Se barajan como alternativas unos uniformes de manga corta, acompañados de unos mandiles sintéticos fácilmente lavables. De los gorritos, todavía no han dicho nada, pero de ahí a la obligación de depilarse los antebrazos y a la vuelta de la cofia y el delantal victorianos, estamos sólo a un paso. Cosas de médicos.

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