CREA, INVENTA, IMAGINA... ¡NO COPIES!

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26 noviembre 2008

TIERRA DE PROMISIÓN



“Los días son muy breves.
Las noches son muy cortas.
Los años son fugaces”.

Estos versos de Czeslaw Milosz representan la síntesis de lo que supone en realidad el vertiginoso paso del tiempo. Octubre de 1980. El Premio Nobel de Literatura de aquel año fue a parar a las manos de este poeta polaco, padeciendo entonces la amargura del exilio. Octubre de 1980. Entonces el mundo era tan distinto… Apenas dos meses más tarde, un enajenado pondría fin a la vida de John Lennon. Me enteré del asesinato una tarde brumosa, mientras intrépidos partíamos los estudiantes hacia Compostela, a bordo de aquellos vetustos y traqueteantes ferrobuses. Cuánta osadía la de algunos, matriculados en una de las peores Facultades de Medicina del país. ¡Cómo han cambiado las cosas!

Desde que formamos administrativamente parte de Europa, todos los años, a principio de curso, se forma en Santiago el mismo pifostio entre los aspirantes a futuros médicos. La culpa la tienen la normativa comunitaria y el renovado prestigio académico. En los antaño pagos de Gelmírez, son cada vez más los estudiantes portugueses que deciden matricularse en Medicina. Disponen de cierta ventaja, pues en el país hermano las facultades abren sus puertas más tarde. Unos cuantos retornan a casa cuando allí resultan también admitidos; sin embargo, otros se quedan entre nosotros. Es lícito y es real. El hombre está acostumbrado a saltarse las fronteras, sean éstas naturales, artificiales o administrativas. Recuerdo que, hace tan solo unos años, el flujo migratorio profesional resultaba inverso, pues muchos fueron los compañeros que tuvieron que partir hacia Portugal en la procura de horizontes laborales más favorables. Allí echaron raíces, completaron incluso sus especialidades y ahora tampoco desean volver. La memoria es como el aceite, densa y sutil; se mantiene flotando sobre la líquida superficie del tiempo.

Para poder formarse como especialista, los médicos españoles han de superar obligatoriamente el examen MIR (médico interno residente). Cada año, son más los foráneos y menos los nacionales los apuntados a dicha prueba selectiva. En la convocatoria del 2008, fueron 4110 extranjeros los inscritos: 459 comunitarios y 3651 no comunitarios. A la cabeza de los primeros se situaron los italianos, seguidos a distancia por rumanos y portugueses. En el colectivo extracomunitario destacaron mayoritariamente los peruanos, los colombianos y los mejicanos.



¿Qué ocurrirá en la próxima convocatoria, en enero de 2009? Imagínese usted, igual que John Lennon: “imagine there´s no country, it isn´t hard to do”. Imagine que no hay fronteras. Solamente una gran tierra de promisión.

18 noviembre 2008

SPAIN IS DIFFERENT


La otra tarde, poniendo algo de orden entre sus antiguallas, descubrió Aloysius un cartel publicitario de la época de Franco donde rezaba aquel representativo eslogan turístico. Dicen los entendidos que fue D. Manuel Fraga el responsable de tan perturbadora idea, allá por los felices 60. Habiendo transcurrido tantos años, todavía muchos ingleses continuan identificando España con la Andalucía de hace medio siglo. Michael Eaude, un británico hace tiempo afincado entre nos, explica así el hecho de que los aviones de bajo coste que viajan desde Reus a Manchester vuelen repletos de guiris con sombreros mejicanos.

Todo este tinglado viene a coincidir con una experiencia personal. Aguardando por un amigo en el vestíbulo de un céntrico hotel londinense, me entrenía ojeando un periódico local. Los diarios ingleses son extensos, como sabanas y sábanas, muy propios para que los espías puedan esconderse detrás a jipar, como dicen en Ferrol. Observé cómo un anuncio sobre las bondades españolas ocupaba casi media página. Junto a los manidos elogios sobre nuestra gastronomía y meteorología, alabanzas miles para nuestro sistema sanitario.

Muchos y apreciados hijos de la Gran Bretaña eligen nuestros pagos para disfrutar de su jubilación. Ellos, junto a numerosos ciudadanos europeos que viven en España, valoran muy positivamente nuestra asistencia sanitaria, especialmente las urgencias médicas y la prestación farmacéutica. Así lo revela un reciente estudio realizado por la UNED para la Asociación Nacional de Consumidores y Usuarios de los Servicios de Salud. Los aspectos más valorados de nuestro sistema fueron la cobertura, el precio, la eficacia, la profesionalidad del personal y la gratuidad para todos y todo tipo de problemas. Y la atención farmacéutica, en especial, obtuvo una elevada puntuación (4.2 puntos sobre un máximo de 5). Ahí queda eso.

Para completar este peculiar panorama, hemos consultado los datos sobre el consumo de medicinas que recientemente ha publicado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Al igual que en el ranking futbolístico europeo de selecciones nacionales, España encabeza la clasificación en dicha organización respecto al gasto farmacéutico per cápita, a pesar de tratarse de uno de los países con los precios de las medicinas más bajos. Hay una máxima de la economía clásica que defiende que el precio de las cosas afecta directamente a su consumo. En España, con los fármacos, ocurre lo mismo, independientemente de su financiación.


Dicen por ahí los pajaritos que mucha culpa de que nos aprecien tanto en Inglaterra la tienen Rafa Benitez y los futbolistas españoles que juegan en el Liverpool. ¡You´ll never walk alone!.

11 noviembre 2008

PATRICK EL CARPA, DE NUEVO...


"Cementerio de pateras", imagen de Cayetano, en Flickr TM

Muchos piensan que el inefable Aloysius es un personaje de ficción. Allá ellos. Tan fantástico resulta él como el personaje del que hoy nos vamos a ocupar. Por su tenacidad le llaman Patrick El Carpa, y representa a todos los inmigrantes (especialmente a los designados de forma politicamente correcta como subsaharianos) que empecinados intentan atravesar una y otra vez las barreras que protegen las fronteras de la nación española. Patrick quiere ser portero de fútbol, para pararle los pies a Eto´o. Las malas lenguas dicen que, aprovechando la lluvia y el barro de las tormentas otoñales, anduvo implicado en los asaltos que sufrieron las alambradas que separan Ceuta y Melilla del resto del continente africano. Días antes le habían visto enfrentarse con un palo a una cuadrilla de perros famélicos que le querían robar la comida. Apresado en nuestro territorio nacional por la Guardia Civil, fue devuelto a Marruecos y deportado desde allí por la gendarmería hacia la frontera argelina.

Tozudo en su empeño, cruzó a pie el paisaje y se embarcó esta vez en un cayuco que partió del puerto mauritano de Nouadhibou, enfundado en una chamarreta del Barça, por si así colaba con más facilidad. Le delató el polvo del desierto que se le había pegado en las chanclas de goma y en pernera de sus pantalones. Con destino a Gambia, le metieron en un avión escoltado por una pareja de policías españoles. Aterrizaron en el aeropuerto de Banjul, pero hubo de regresar a España porque las autoridades gambianas no quisieron hacerse cargo de aquel paquete. Viaje con nosotros, como cantaba la Orquesta Mondragón.

Tras idas y venidas, andando y desandando los caminos de la inmisericordia, nadie sabe muy bien cómo se las ingenió para demostrar que era menor de edad. El bueno de Patrick acabó dando con sus huesos morenos en una vetusta y precaria institución del Norte de España. Allí transcurrían las jornadas, grises, lluviosas, carentes de aquella luz a la que sus ojos estaban habituados. Sufrió incomodidades, pesadumbre y alguna que otra reyerta, pero aquello era muchísimo mejor que el hacinamiento padecido en otras dependencias que él ya conocía por experiencias anteriores. Toque de diana. Una mañana, alguien los despertó más temprano de lo habitual. Les dieron de desayunar y les recomendaron recoger su parco equipaje. Repartieron billetes de autobús y de tren y les mandaron de viaje hacia el poniente, a la procura de mejores horizontes. ¡Qué curioso! Ni en Gambia, ni en Marruecos, ni en Ceuta, ni en Canarias, ni en Euskadi, ni en ninguna parte quieren hacerse cargo de tan pesado lastre. Anda estos días Patrick El Carpa enrolado en una aventura de venta de DVD piratas, a la espera de su oportunidad, de un lugar en el sol.

09 noviembre 2008

PASTOR OUTEIRAL: LO BELLO Y LO SIMPLE



Ayer me fuí hasta Ferrol acompañado por Manolo Zapata, el pintor telúrico ferrolano. Poco más de dos horas en coche cruzando Galicia por las autopistas más caras del mundo. A las 20.00 horas, se inauguraba la exposición de fotografía de mi amigo, Pastor Outeiral, pintor, fotógrafo, artista plástico. Me tocó presentar las obras, una muestra decididamente ecléctica, heterogénea.

Auriavella invadió la sala Sargadelos: hasta la plataforma mecánica que facilitaba el acceso a los minusválidos la había fabricado la empresa ourensana Dandy...


En nombre la galería, nos dió la bienvenida Urza, seudónimo artístico del escultor y ceramista Javier Meléndez Ortega. Juntos descubrimos, sin querer, nuestra devoción por la obra poética de José Ángel Valente y de Jorge Reichmann...



Lo bello y lo simple. Dificil encomienda para mí, amante confeso de la fotografía clásica, ortodoxa, la del blanco y del negro, la de las infinitas tonalidades del gris. De ese mismo color impreciso y neutro, capaz de inspirar a Henry Miller un mundo de pensamientos y sentimientos en sus “Días tranquilos en Clichy”.


Ese gris de Payne que los artistas son capaces de obtener mezclando el negro marfil con el índigo (omnipresente en la obra artística de Pastor Outeiral). Y también con el carmín, como carmín es también la huella que los labios de una antigua amante han dejado indeleble sobre una taza blanca, esa misma que el artista todavía conserva manchada en su alacena, evocando, anhelando tiempos mejores, de complicidad, de risas, de caricias sobre una almohada de hierba recién cortada.


Pero la fotografía también es color, como el jazz, porque todo el arte tiene su momento propicio a lo largo de las jornadas. Ahora, transformado en miniaturista, el fotógrafo es capaz de pintar con imágenes, con encuadres y texturas, con la casualidad (un sacerdote que se alivia en un urinario público o un marrano que se pasea altivo, desafiando el cuchillo del matarife, por delante de una iglesia), con la luz que se refleja sobre el agua de los charcos y de las piscinas.


Esa misma luz, a la que cantaba José Ángel Valente, “delgados hilos, médulas, estambres con que el cuerpo, alrededor de sí, sostiene el aire, bóveda, pájaro tenue, terminal, tejido de luz corpórea al cabo el despertar”.


¿Qué nos resulta más sugerente, el objeto real o su malsana reverberación que se multiplica sobre el agua estancada?...



¡Qué dificil resulta interpretar!, investigar la finalidad y la intención de una expresión artística (si es que ésta existe o ha existido), separando quirúrgicamente una a una las sensaciones que el propio acto de ver y comprender nos provoca, al convertirnos en espectadores. Caminamos sobre un prado de afiladas agujas (Francesco de Gregori dixit).


Como el propio Pastor Outeiral asegura, a través de una cámara fotográfica, su ojo insinua, mientras nosotros, contaminados por decenas de siglos de culturas pretéritas, nos vemos impelidos a decidir, interpretar, sonreir, criticar o disfrutar.



Entonces, atendiendo a sus consejos, me entretengo en observar cómo las planas geometrías de Piet Mondrian se curvan en el espacio, de la misma manera en la que el aire frío asciende por el hueco de las escaleras, o nefelíbata me abstraigo en la contemplación del amanecer en un cielo crepuscular como los que pintaba René Magritte, donde el devenir de las nubes señala, indefectiblemente, la inmovilidad del tiempo.



De vuelta al color, que también es blanco, y gris, y negro, como la silueta del ave que se recorta en el cielo, como el ombligo profundo en forma de pez que alberga nuestro más carnal deseo, como el atezado sentimiento que amenaza tormenta, ruptura, desamor y celos. Unas tijeras hipertrofiadas intimidan a la muchacha que ajena al peligro comienza a desnudarse por la cabeza.


Son “formas sin forma, que pasan sin que el dolor a conocerlas llegue, o las sueñe el amor”, como aquellas que mortificaron al taciturno Fernando Pessoa.

Releyendo a Daniel Dennet, que es también científico y por lo tanto glacial, “los colores fueron hechos para ser vistos por aquellos que fuimos hechos para verlos; ¿por qué el cielo es azul?; porque las manzanas son verdes y las uvas son púrpura”. Para este filósofo norteamericano, algunas cosas de la naturaleza necesitaban ser vistas y otras verlas. Por un fenómeno físico similar, existen las fotografías de Pastor Outeiral, porque vivimos algunos que necesitamos, que demandamos verlas.

Tal y como escribió un día el poeta Jorge Reichmann, antes de atrevernos a mirar estas fotografías, “vaciemos nuestros bolsillos vacíos, sin empecinarnos en seguir restando todo lo que existe de lo que no existe”.


Para finalizar, casi empujado por el vital - voraz Zapata, hicimos una paradita en "Casa Guillermo" para probar unas delicatessen: foie de pato y unas jugosas carrilleras

Recomiendo encarecidamente visitar los siguientes vínculos:

http://www.pastorouteiral.com/

http://www.urza-brezo.com/index.htm..

06 noviembre 2008

MOREA



Tal vez resulte llamativo que una asociación constituida por familiares y enfermos mentales cuente con este peculiar apelativo. Me sugiere reminiscencias de maravillosos atardeceres en la Polinesia, contemplados desde paradisíacas playas bañadas por el Pacífico, serenos crepúsculos como aquellos que cautivaron al mismísimo Marlon Brando mientras en 1962 rodaba “El motín de la Bounty”. Y es que Moorea también se llama la isla gemela de Tahití, hacia donde navegaba aquel antiguo carguero capitaneado por el brutal capitán Bligh y su rebelde segundo oficial, Fletcher Christian, para aprovisionarse de los llamados árboles del pan.

De vuelta a la realidad, Morea fue así bautizada porque son muchas las personas que día a día han de enfrentarse con la dura realidad de la enfermedad mental. En varias ocasiones he tenido la oportunidad de conversar con Mª Ángeles Fernández Araujo, Presidenta de la asociación, y con Alfonso Díaz Lage, director de la misma. Se aprende mucho de la entereza de la primera y del entusiasmo del segundo. Hoy los menciono en estas páginas porque los próximos días 14 y 15 de noviembre se van a desarrollar en Ourense unas jornadas sobre la rehabilitación y la integración social de los enfermos mentales. Sostiene Aloysius que la necesidad de estas reuniones de expertos surge porque estos pacientes, en cierta manera, siguen siendo socialmente incómodos. A pesar de que se les hayan reconocido los mismos derechos que a los demás enfermos, su proceso de recuperación e insercción continúa siendo arduo y trabajoso. Si no fuera por la presión positiva de las asociaciones de enfermos psiquiátricos, ¿se atreverían las empresas motu proprio a su plena incorporación en el mundo laboral? Como dijo Albert Camus, me rebelo, pues soy.

Morea y el Servicio Galego de Saúde irán de la mano en la organización de las jornadas. Precísamente en estos días, el antiguo SERGAS ha hecho pública su intención de destinar algo más de 300000 euros para la realización de un estudio sobre la prevalencia de los trastornos mentales en Galicia. Dentro de los objetivos, la administración sanitaria intenta conocer qué patologías son más frecuentes, cuáles son las más graves y cuál es la presión asistencial que generan estos pacientes. Las enfermedades quedarán encuadradas en diversos grupos: patología del humor (depresión y trastorno bipolar), patología de la ansiedad (trastorno de pánico, ansiedad generalizada, fobias, trastorno por estrés postraumático), problemas por el consumo de sustancias (alcoholismo y drogodependencias). Se investigará también el deterioro cognitivo de los mayores de 65 años, las psicosis y los factores de riesgo psicosocial. Que alcancen buen puerto.