Tal vez resulte llamativo que una asociación constituida por familiares y enfermos mentales cuente con este peculiar apelativo. Me sugiere reminiscencias de maravillosos atardeceres en la Polinesia, contemplados desde paradisíacas playas bañadas por el Pacífico, serenos crepúsculos como aquellos que cautivaron al mismísimo Marlon Brando mientras en 1962 rodaba “El motín de la Bounty”. Y es que Moorea también se llama la isla gemela de Tahití, hacia donde navegaba aquel antiguo carguero capitaneado por el brutal capitán Bligh y su rebelde segundo oficial, Fletcher Christian, para aprovisionarse de los llamados árboles del pan.
De vuelta a la realidad, Morea fue así bautizada porque son muchas las personas que día a día han de enfrentarse con la dura realidad de la enfermedad mental. En varias ocasiones he tenido la oportunidad de conversar con Mª Ángeles Fernández Araujo, Presidenta de la asociación, y con Alfonso Díaz Lage, director de la misma. Se aprende mucho de la entereza de la primera y del entusiasmo del segundo. Hoy los menciono en estas páginas porque los próximos días 14 y 15 de noviembre se van a desarrollar en Ourense unas jornadas sobre la rehabilitación y la integración social de los enfermos mentales. Sostiene Aloysius que la necesidad de estas reuniones de expertos surge porque estos pacientes, en cierta manera, siguen siendo socialmente incómodos. A pesar de que se les hayan reconocido los mismos derechos que a los demás enfermos, su proceso de recuperación e insercción continúa siendo arduo y trabajoso. Si no fuera por la presión positiva de las asociaciones de enfermos psiquiátricos, ¿se atreverían las empresas motu proprio a su plena incorporación en el mundo laboral? Como dijo Albert Camus, me rebelo, pues soy.
Morea y el Servicio Galego de Saúde irán de la mano en la organización de las jornadas. Precísamente en estos días, el antiguo SERGAS ha hecho pública su intención de destinar algo más de 300000 euros para la realización de un estudio sobre la prevalencia de los trastornos mentales en Galicia. Dentro de los objetivos, la administración sanitaria intenta conocer qué patologías son más frecuentes, cuáles son las más graves y cuál es la presión asistencial que generan estos pacientes. Las enfermedades quedarán encuadradas en diversos grupos: patología del humor (depresión y trastorno bipolar), patología de la ansiedad (trastorno de pánico, ansiedad generalizada, fobias, trastorno por estrés postraumático), problemas por el consumo de sustancias (alcoholismo y drogodependencias). Se investigará también el deterioro cognitivo de los mayores de 65 años, las psicosis y los factores de riesgo psicosocial. Que alcancen buen puerto.
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