Es un hermoso nombre femenino. Así se llama la reina de las hadas en la popular obra “El sueño de una noche de verano”, del inmortal William Shakespeare. Los astrónomos escogieron este mágico apelativo para designar a la mayor de las lunas del planeta Urano, un enorme astro plateado que flota lejos de nosotros en el Universo.
Pero Titania también es más asequible; es el título elegido para encabezar un proyecto ejemplar, destinado a fomentar la donación de sangre entre los alumnos de enseñanza infantil, primaria y secundaria de Galicia. Titania representa el ideal más puro del altruismo, de la solidaridad, y que por supuesto, se encarna en la figura de una radiante y afectuosa enfermera.
Hace ya unos cuantos años que tomé por primera vez contacto con este ilusionante plan. El titánico Javier González Lamelas me enredó en su confabulación. Igual destino que el mío siguieron varias decenas de personas más: ilustradores, músicos, profesionales de la sanidad, cámaras (mi amigo Carlos Domínguez, de la TVG), niños, sanos y enfermos…; día tras día, semana tras semana, mes tras mes, iba recibiendo en mi correo electrónico maquetas de canciones, energía, esbozos y dibujos de los personajes, ilusiones, diálogos, anhelos, escenas corregidas, buenos deseos, borradores…
Ante mi sorprendida mirada desfilaron Roi, A Gotiña, O Polbo, Titania, Toñito, los glóbulos rojos, los blancos y las plaquetas, y el autobús itinerante del Centro de Transfusiones de Galicia (CTG). ¡Qué mejor idea que la de crear un cuento de dibujos animados, un sentido poema en imágenes destinado a que nuestros niños y niñas vayan conociendo lo que significa ser generosos y desprendidos!. Y además en estos tiempos nuestros de egoismo, ombliguismo y futilidad. Y encima coleccionando el esfuerzo de un montón de voluntarios desinteresados, para que todo salga gratis, una obra que perdurará en la memoria de nuestra sociedad.
Los médicos siempre nos estamos quejando de las deficiencias en la promoción de la salud. “Titania” viene a ocupar con todo derecho un espacio propio en este campo. Desconozco iniciativas similares. Salvo en contadas excepciones, todos podemos convertirnos en donantes de sangre, de médula ósea y de órganos, porque la grandeza de esta entrega radica precisamente en el azar: también todos podemos ser receptores de una transfusión o de un trasplante en un momento determinado de nuestra existencia. La enfermedad y el dolor, al igual que la muerte, son así, despóticos y brutales, tremendamente socializantes.
"Roi e A Gotiña". Dibujos de Jorge E. Bóveda y Julio Álvarez
Para finalizar, permítanme una última flor. La idea nació de ourensanos. La mayoría de los voluntarios son ourensanos, para que luego digan por ahí que esta ciudad no se mueve. Y por último, viendo el resultado final, me siento muy orgulloso de haber aportado mi pequeño granito de arena. Moitos caraveliños.
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