Estos
mismos comentarios podrían haberse agrupado bajo el título de Salud y Libertad,
tanto monta, monta tanto, pues excelsas y preciadas son ambas voces y acepciones.
En la breve historia de nuestra humanidad muchas han sido las ocasiones en que se
han coartado libertades, individuales y colectivas, en aras de preservar el
valor de la salud.
Precisamente
la otra tarde estuve revisando las tropelías cometidas entre 1932 y 1972 por
los servicios públicos de salud estadounidenses durante el llamado “Experimento
Tuskegee”, en el que 399 campesinos afroamericanos del estado de Alabama, en su
mayoría analfabetos, fueron utilizados como conejillos de indias para estudiar la
evolución natural de la sífilis.
Entonces,
el inoportuno Aloysius me envió por Twitter un mensaje que cambió totalmente el
centro de mi atención. Trataba sobre la negativa de los responsables de esta
popular red social respecto al veto en Internet de todos aquellos argumentos
favorables e inductores de la anorexia y la bulimia. Estudios realizados sobre
los contenidos de Twitter reflejan que en un 40% de los casos se trata de
noticias, en un 38% conversaciones, en un 9% mensajes repetidos o rebotados
entre los propios usuarios y el restante 8% se reparte entre el correo basura (spam) y las palabras sin sentido.
Twitter registra más de 50 millones de visitas diarias, la mayoría de personas
adultas, si bien un 10% corresponden a jóvenes entre los 12 y los 17 años de
edad. Muchos usuarios de esta red social han creado pequeñas comunidades con
intereses comunes, que incluso han llegado a materializarse en la realidad realizando
reuniones periódicas. Desconozco si algunas de ellas tendrán como nexo de unión
la anorexia o la bulimia, pero no me extrañaría nada.
Por
otra parte, también Twitter ha sido acusada de censurar las controvertidas
informaciones de WikiLeaks, mientras padecía en sus propias carnes virtuales el
veto de países como China, Irán, Egipto y Corea del Sur.
Dejamos
estas preguntas flotando en el viento. ¿Debería ser censurada en las redes
sociales cualquier apología a favor de la enfermedad y contraria a la salud? ¿Es
condición suficiente la libertad de expresión para publicar informaciones que atenten
contra la integridad de la persona y de la sociedad? Expertos habrá en la
materia y sería muy interesante debatir todas estas cuestiones en foros más
amplios.
Para
encontrar respuestas, esta vez no podemos consultar a los clásicos, pues
anorexia y bulimia son graves patologías emergentes en un mundo contemporáneo y
constantemente en cambio. Tanto el uso como el mal – uso de los modernos
sistemas de comunicación plantean cuestiones éticas y morales que todavía se
nos escapan de las manos. Por lo pronto, el gobierno español tratará que la Unión
Europea presione a todas las redes sociales para que bloqueen los contenidos
que fomenten la anorexia y la bulimia en Internet. Y como decía el maestro, que
Dios reparta suerte.
2 comentarios:
La imagen de una paciente anoréxica que acompañaba a este post ha desaparecido. Si es por censura de la misma, porque pudiera herir sensibilidades, me parece correcta. Y si se entiende como un veto de Blogger a este tipo de imágenes, porque pudieran inducir a la publicidad de esta enfermedad, pues también me parece bien. Y no pienso sustituirla.
Muy bien por el post... y por el comentario.
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