CREA, INVENTA, IMAGINA... ¡NO COPIES!

Protected by Copyscape DMCA Takedown Notice Violation Search

21 junio 2015

MEDICINA Y CINE



O viceversa en este caso, tanto monta, monta tanto. Cuando escribimos estas líneas, el primer Ciclo de Cine y Medicina ya ha pasado su ecuador. Organizado por el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Ourense (ICOMOu), contando con la inestimable colaboración del Cineclube Padre Feijoo y el patrocinio de la delegación ourensana de la Agrupación Mutual Aseguradora (AMA), ofrece a los espectadores las proyecciones de cuatro películas cuya temática tiene relación con la medicina y otras especialidades de la salud. Sin desear caer en profundidades teóricas, a años luz de nuestros modestos conocimientos, algunos mentamos a la singularidad para definir ciertas coincidencias casuales en el espacio y en el tiempo.

El primer film, “La familia Savage” (Tamara Jenkins, 2007) es un drama dotado de exquisitas pinceladas agridulces que nos muestra las tribulaciones de una familia desestructurada que se debe enfrentar a los cuidados de un padre despótico, enfermo y abandonado, irremediablemente expuesto al abandono en el final de sus días. La problemática familiar y social generada por los cuidados de las personas mayores es una realidad cercana para muchos de nuestros vecinos, en una provincia con las tasas más altas de envejecimiento poblacional. Esta película fue elegida por la crítica como una de las mejores del 2007, junto a la galardonada “Juno” (Jason Reitman), las vicisitudes de una adolescente embarazada.

Precisamente Jason Reitman es el director de “Gracias por fumar” (2005), la segunda cinta proyectada en el ciclo, una sátira de las siempre polémicas relaciones entre los intereses comerciales de las grandes productoras tabaqueras y las consecuencias patológicas relacionadas con el hábito de fumar. Fragmentos escogidos de este film son empleados por la Consellería de Sanidade como material educativo destinado a los estudiantes adolescentes, aquellos que se encuentran en la edad más crítica para iniciarse en el consumo de cigarrillos y bebidas alcohólicas. Continuando en la senda de la singularidad, existe una escena en la que el protagonista se reúne con uno de los más avispados productores de Hollywood, para intentar armar una película de ciencia ficción en la que supuestamente Brad Pitt y Catherine Zeta-Jones retozarían ingrávidos en el espacio rodeados de los fantásticos aros de humo formados por sus propios cigarrillos. 

En la entrada del despacho del magnate reposa una extraña escultura abstracta, obsequio del actor Matthew McConaughey, el protagonista de la tercera película del ciclo, “Dallas Buyers Club”, el club de los desahuciados, ambientada en los albores de la epidemia del SIDA en los Estados Unidos, cuando determinados fármacos como la zidovudina (AZT) se empleaban experimentalmente en el tratamiento de estos pacientes. 

El colofón de este ciclo cinematográfico vendrá de la mano de “In Love we Trust” (Wang Xiaoshuai), estrenada también en 2007 y galardonada en el Festival de Berlín de 2008 con el Oso de Plata al mejor guión. Una cinta china muy especial que aborda la gestación de niños a la carta destinados a salvar la vida de sus hermanos mayores. Les invitamos a aprovechar esta oportunidad para que aprendamos juntos un poco más de cine y de medicina, o viceversa. Porque, como cantaba Luis Eduardo Aute, todo en la vida es cine, y los sueños cine son.

13 junio 2015

LA DIFTERIA EN LOS TIEMPOS DEL MERS


En la segunda mitad del siglo XIX, la difteria era una pandemia mundial. Muchas décadas después, cuando escribimos estas líneas, un niño de 6 años continúa luchando contra la muerte en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Vall d´Hebron de Barcelona. 

La causa de su enfermedad se llama difteria, una enfermedad infecciosa causada por una bacteria (Corynebacterium difteriae) productora de una toxina que causa la afectación de las vías respiratorias. En sus cuadros avanzados puede dañar el corazón y el cerebro, provocando la muerte. 

La difteria es una enfermedad eliminada en España. En Galicia, el último caso declarado se remonta a 1982. Me pregunta el inquieto Aloysius el por qué de tal consideración. Resulta que el quid de esta cuestión radica en lo que en medicina conocemos como inmunidad de grupo, es decir, muchas personas vacunadas individualmente contra dicha enfermedad consiguen un elevado nivel de inmunización colectivo en toda la población.

Se estima que este estado óptimo se consigue cuando el 90% de los niños y el 70% de los adultos han sido vacunados, como viene ocurriendo en las últimas décadas en Galicia. Con unas cifras similares en todas las comunidades autónomas del estado español, entonces ¿cómo pudo infectarse el pequeño de Olot, en Gerona? La respuesta es bien sencilla: porque sus padres decidieron no vacunarlo. 

Aunque todavía minoritario, el movimiento antivacunas sigue creciendo con sus creencias al margen de lo que la evidencia médica ha demostrado. A día de hoy, mientras el pequeño continúa en la UCI, los padres de otros 47 niños de Olot siguen rechazando dicha vacunación. Para que nos entendamos, si no se toman las medidas oportunas, el 1.5% de la población infantil de esta villa catalana estaría en riesgo de enfermar. Me imagino que los que apoyan tan cuestionable decisión lo hacen basándose en diversas razones. 

La primera la hacen extensible a todas las vacunas, a las que identifican de manera infundada como causantes del autismo o de la muerte súbita fetal. En realidad, la inmunización contra la difteria se consigue mediante una vacuna inactivada que contiene la toxina desprovista de su toxicidad. Una vez inyectada, no produce la enfermedad, sino que activa en el organismo una serie de defensas específicas contra la difteria. 

Algunas voces contrarias a la evidencia médica ha basado también su rechazo a esta vacuna en la escasa prevalencia de la difteria en nuestro entorno, y quizás en la existencia de tratamientos antibióticos eficaces contra la misma. En este último aspecto, la penicilina y la eritromicina han demostrado su utilidad, pero la terapia fundamental en estos casos sigue basándose en la administración de la toxina antidiftérica mediante inyección intramuscular o intravenosa.

En 1940, el cineasta alemán William Dieterle dirigió al incombustible Edward G. Robinson en un clásico nunca estrenado en España, aunque sí en Portugal bajo el título de “A ampola miraculosa”, sobre la vida del Doctor Paul Ehrlich (1854-1915), Premio Nobel de Medicina en 1908 por sus hallazgos en el campo de la inmunología, fundamentales en el descubrimiento posterior de un suero antidiftérico eficaz, que salvó la vida de millones de niños. En tiempos del MERS y del Ébola, que la medicina continúe avanzando, por favor. 



10 junio 2015

LOS VIRUS ATACAN DE NUEVO


Los coronavirus son una especie de patógenos de reciente descubrimiento. Identificados en 2012 en Arabia Saudita, en humanos son los responsables de un cuadro respiratorio agudo que cursa con fiebre, tos, neumonía, dificultad para respirar e incluso puede hacer que los riñones del paciente fallen de manera brusca. Aunque algunas personas presentan cuadros respiratorios leves, la mortalidad global entre los infectados puede alcanzar el 30 - 40% según los países. 

Aunque la mayoría de los síntomas provocados por esta patología, también conocida como Síndrome Respiratorio por Coronavirus de Oriente Medio (MERS-CoV) son de tipo respiratorio, el contagio entre humanos precisa de un contacto directo o muy cercano con los infectados. Los coronavirus están presentes en el moco de los camellos, y algunas especies de murciélagos, como en el caso del Ébola, se comportan como transmisores de la enfermedad.

Según los responsables de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las secreciones de los afectados, especialmente saliva y moco nasal, pueden contener coronavirus, si bien parece que éstos no son capaces de transmitirse sin que exista un contacto estrecho entre infeccioso e infectado. Hasta el momento, se han descrito varios brotes en Arabia Saudita, Reino Unido, Francia, Túnez, Estados Unidos y España, en este caso una mujer que había viajado en peregrinación a La Meca. En la actualidad, los casos más recientes y preocupantes han sido descritos en China y Corea del Sur, tan lejanos en los mapas y sin embargo tan cercanos tras apenas unas cuantas horas de avión.

Como ha ocurrido con otras enfermedades infecciosas, el MERS-CoV tendría sus consecuencias más graves en sectores determinados de la población como personas mayores, inmunodeprimidos y enfermos crónicos, como diabéticos, cardiópatas, bronquíticos crónicos o pacientes con cáncer. Por el momento, esta enfermedad no tiene tratamiento ni vacuna específica, si bien varios laboratorios trabajan a contrarreloj para conseguir alguna medida profiláctica eficaz.

Las autoridades sanitarias mundiales se mantienen en alerta debido a que el causante del MERS-CoV es de la misma familia que el coronavirus desencadenante en 2003 del brote mundial de Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS). La situación más grave se produciría si una mutación es capaz de provocar cambios en estos virus, capaz de multiplicar su ya de por sí elevada letalidad. Sea como fuera, la propia OMS acaba de enviar a Seúl un equipo de expertos para estudiar el brote coreano que por el momento ha matado ya a 4 personas y mantiene en peligro las vidas de otros 41 infectados. Y es que cuando virus de Ébola va desapareciendo de África, dejando millares de víctimas tras su paso, una nueva amenaza se cierne sobre nosotros. 

Sostiene Aloysius que una vez más los virus, dueños de este planeta durante millones de años antes de que apareciésemos los seres humanos, parecen empeñados en hacernos la vida imposible, o por lo menos, un poco más difícil, cada día.