Los coronavirus son una especie
de patógenos de reciente descubrimiento. Identificados en 2012 en Arabia
Saudita, en humanos son los responsables de un cuadro respiratorio agudo que
cursa con fiebre, tos, neumonía, dificultad para respirar e incluso puede hacer
que los riñones del paciente fallen de manera brusca. Aunque algunas personas
presentan cuadros respiratorios leves, la mortalidad global entre los
infectados puede alcanzar el 30 - 40% según los países.
Aunque la mayoría de
los síntomas provocados por esta patología, también conocida como Síndrome
Respiratorio por Coronavirus de Oriente Medio (MERS-CoV) son de tipo
respiratorio, el contagio entre humanos precisa de un contacto directo o muy
cercano con los infectados. Los coronavirus están presentes en el moco de los
camellos, y algunas especies de murciélagos, como en el caso del Ébola, se
comportan como transmisores de la enfermedad.
Según los responsables de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), las secreciones de los afectados,
especialmente saliva y moco nasal, pueden contener coronavirus, si bien parece
que éstos no son capaces de transmitirse sin que exista un contacto estrecho
entre infeccioso e infectado. Hasta el momento, se han descrito varios brotes
en Arabia Saudita, Reino Unido, Francia, Túnez, Estados Unidos y España, en
este caso una mujer que había viajado en peregrinación a La Meca. En la
actualidad, los casos más recientes y preocupantes han sido descritos en China
y Corea del Sur, tan lejanos en los mapas y sin embargo tan cercanos tras
apenas unas cuantas horas de avión.
Como ha ocurrido con otras
enfermedades infecciosas, el MERS-CoV tendría sus consecuencias más graves en
sectores determinados de la población como personas mayores, inmunodeprimidos y
enfermos crónicos, como diabéticos, cardiópatas, bronquíticos crónicos o
pacientes con cáncer. Por el momento, esta enfermedad no tiene tratamiento ni
vacuna específica, si bien varios laboratorios trabajan a contrarreloj para
conseguir alguna medida profiláctica eficaz.
Las autoridades sanitarias
mundiales se mantienen en alerta debido a que el causante del MERS-CoV es de la
misma familia que el coronavirus desencadenante en 2003 del brote mundial de Síndrome
Respiratorio Agudo Severo (SARS). La situación más grave se produciría si una
mutación es capaz de provocar cambios en estos virus, capaz de multiplicar su
ya de por sí elevada letalidad. Sea como fuera, la propia OMS acaba de enviar a
Seúl un equipo de expertos para estudiar el brote coreano que por el momento ha
matado ya a 4 personas y mantiene en peligro las vidas de otros 41 infectados.
Y es que cuando virus de Ébola va desapareciendo de África, dejando millares de
víctimas tras su paso, una nueva amenaza se cierne sobre nosotros.
Sostiene
Aloysius que una vez más los virus, dueños de este planeta durante millones de
años antes de que apareciésemos los seres humanos, parecen empeñados en
hacernos la vida imposible, o por lo menos, un poco más difícil, cada día.
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