No se me había
ocurrido nunca antes, lo confieso. Cuando nos referimos a los médicos
de atención primaria empleamos una serie de eufemismos para destacar nuestro
papel en la sanidad pública: agentes gestores de la salud, puerta de entrada en
el sistema sanitario, primera línea de combate contra las enfermedades,
promotores de hábitos saludables…, pero nunca me habían comparado con el
portero de un equipo. Y esta vez no ha sido el inefable Aloysius, sino Eric C.
Schneider, uno de los autores del estudio “Primary
Care Physicians in Ten Countries Rport Challenges Caring For Patients With
Complex Health Needs”, un informe en el que se reflejan las tribulaciones
de los médicos de familia de los 10 países más industrializados del planeta cuando
han de enfrentarse a los pacientes con patologías crónicas múltiples. Me
imagino que, si a los médicos de familia de Ourense nos hubieran solicitado
nuestras opiniones probablemente estaríamos de acuerdo con la mayoría de
nuestros compañeros internacionales.
El símil deportivo
sale a cuenta porque si no existe un equipo operativo y coordinado con el
personal de enfermería, los trabajadores sociales y los médicos de atención
especializada y urgencias, al final de la temporada probablemente estaremos
jugándonos el descenso de categoría en la última jornada. Los autores del
informe, pertenecientes a países anglosajones y nórdicos acostumbrados a
gestionar la economía de la salud con un mayor celo económico, nos enfrentan a
una situación en la que el número creciente de pacientes con enfermedades
crónicas, el envejecimiento demográfico y unos avances sanitarios y
asistenciales que han conseguido que nuestras vidas se prolonguen cada vez más,
provocan tensiones financieras y de capacidad en los sistemas de atención
primaria. Pero, ¿es posible mantener nuestras porterías a cero?; ¿hasta dónde
podremos dilatar nuestros récords de imbatibilidad?; ¿podremos mantenernos en
la Champions League de los sistemas sanitarios públicos? Centrándonos en el
informe, la dificultad para la coordinación es una denuncia universal. Mientras
sólo el 25% de los médicos de Canadá y EEUU se consideran capacitados para
coordinar la atención de los pacientes con múltiples patologías crónicas, el
92% de nuestros colegas holandeses indicaron un elevado nivel de confianza respecto
a sus cuidados paliativos. Dato curioso y relevante, pues este mismo porcentaje
cayó hasta el 25% de los facultativos suecos.
Si nos centramos en la gestión de
la atención a los pacientes con problemas de salud mental, menos del 50% de los
médicos de todos los países encuestados confesaron tener la suficiente
preparación para afrontar este reto; los peores porcentajes correspondieron a
Alemania (14%) y Suecia (6%) Llegado el caso, el 69% de los médicos holandeses aseguraba
recibir la comunicación del alta hospitalaria de sus pacientes, particularidad
en la que se está avanzando en nuestro Servizo Galego de Saúde. En Noruega,
Canadá, EEUU y Suiza, este porcentaje desciende hasta el 30%. Sin embargo, en
la coordinación con los servicios sociales, los médicos británicos se llevan la
palma, seguidos de los holandeses. Este informe no es solamente descriptivo.
Aporta recetas para el éxito. Habrá que estudiarlas… y aplicarlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario