En España, en las
últimas 4 décadas, la edad media de las madres que tienen su primer hijo se ha
incrementado en 5 años. Si en 1975, en los albores de nuestra democracia, la
edad media de las primíparas se situaba en los 25, en el 2014 se pasó a los
30.5 años. Muchos son los factores que han influido en esta realidad: económicos,
culturales, sociales y laborales. Y, por supuesto, de tipo personal, ya que
muchas mujeres ni siquiera se plantean la posibilidad de ser madres en la vida.
En las sociedades occidentales, entre el 25 y el 30% de ellas nunca tendrán
hijos. Lejos quedan los años del baby
boom en los que las propias sociedades entendían a las mujeres como
máquinas maternales.
Todas estas reflexiones se realizan con el máximo respeto
a la decisión particular de cada mujer, tanto las que desean ser madres (hay
casi 58000 familias numerosas registradas en España con 5 o más hijos) como a
las que no quieren tener descendencia. Simplemente reflejan una serie de datos
que nos muestran una vez más cómo nuestra sociedad va cambiando
vertiginosamente y lo que quizás nos puede deparar un futuro cada vez más
incierto.
Por otra parte, en
Galicia, 1 de cada 10 partos tiene como protagonista a una madre de 40 años.
Tan sólo en la última década, el número de gallegas que han decidido ser madres
en torno a esta edad se ha duplicado, alcanzando la cifra total de 1800 partos
anuales. Y aunque recientemente se ha avanzado mucho en el control gestacional,
los embarazos a partir de los 40 años se consideran de alto riesgo, debido a
las posibles complicaciones para las madres (diabetes gestacional y
preeclampsia) como para su descendencia (alteraciones cromosómicas). La
Organización Mundial de la Salud (OMS) considera una madre añosa a aquella
mujer que decide tener su primer hijo después de los 32 años. Esta definición para
nada resulta arbitraria, pues está basada en criterios médicos. Porque a partir
de dicha edad, la cantidad y calidad de los óvulos disminuye notablemente,
sobre todo a partir de los 35 años.
En otra faceta del
mismo prisma se sitúan las 50000 parejas gallegas que sufren algún problema de
esterilidad. En España, la normativa que regula la reproducción asistida
establece un tope de edad (40 años) para las fecundaciones in vitro y otro a
los 38 años para la inseminación artificial de donante. Y así, mientras muchas
mujeres desestiman la idea ser madres, otras intentan aferrase a cualquier
medida que les permita serlo, incluyendo la gestación subrogada.
¿Y el futuro?
El profesor Henry T. Greely, experto en cuestiones éticas relacionadas con los
avances biotecnológicos, desde la prestigiosa Universidad de Stanford vaticina
que en 20 años, el sexo será únicamente recreativo, pues la principal vía para
concebir será la inseminación artificial. Prometemos comprobarlo en un par de
décadas.
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