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13 agosto 2017

ENGENDRAR, PARIR, NACER


En España, en las últimas 4 décadas, la edad media de las madres que tienen su primer hijo se ha incrementado en 5 años. Si en 1975, en los albores de nuestra democracia, la edad media de las primíparas se situaba en los 25, en el 2014 se pasó a los 30.5 años. Muchos son los factores que han influido en esta realidad: económicos, culturales, sociales y laborales. Y, por supuesto, de tipo personal, ya que muchas mujeres ni siquiera se plantean la posibilidad de ser madres en la vida. En las sociedades occidentales, entre el 25 y el 30% de ellas nunca tendrán hijos. Lejos quedan los años del baby boom en los que las propias sociedades entendían a las mujeres como máquinas maternales. 

Todas estas reflexiones se realizan con el máximo respeto a la decisión particular de cada mujer, tanto las que desean ser madres (hay casi 58000 familias numerosas registradas en España con 5 o más hijos) como a las que no quieren tener descendencia. Simplemente reflejan una serie de datos que nos muestran una vez más cómo nuestra sociedad va cambiando vertiginosamente y lo que quizás nos puede deparar un futuro cada vez más incierto.

Por otra parte, en Galicia, 1 de cada 10 partos tiene como protagonista a una madre de 40 años. Tan sólo en la última década, el número de gallegas que han decidido ser madres en torno a esta edad se ha duplicado, alcanzando la cifra total de 1800 partos anuales. Y aunque recientemente se ha avanzado mucho en el control gestacional, los embarazos a partir de los 40 años se consideran de alto riesgo, debido a las posibles complicaciones para las madres (diabetes gestacional y preeclampsia) como para su descendencia (alteraciones cromosómicas). La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera una madre añosa a aquella mujer que decide tener su primer hijo después de los 32 años. Esta definición para nada resulta arbitraria, pues está basada en criterios médicos. Porque a partir de dicha edad, la cantidad y calidad de los óvulos disminuye notablemente, sobre todo a partir de los 35 años.

En otra faceta del mismo prisma se sitúan las 50000 parejas gallegas que sufren algún problema de esterilidad. En España, la normativa que regula la reproducción asistida establece un tope de edad (40 años) para las fecundaciones in vitro y otro a los 38 años para la inseminación artificial de donante. Y así, mientras muchas mujeres desestiman la idea ser madres, otras intentan aferrase a cualquier medida que les permita serlo, incluyendo la gestación subrogada. 

¿Y el futuro? El profesor Henry T. Greely, experto en cuestiones éticas relacionadas con los avances biotecnológicos, desde la prestigiosa Universidad de Stanford vaticina que en 20 años, el sexo será únicamente recreativo, pues la principal vía para concebir será la inseminación artificial. Prometemos comprobarlo en un par de décadas.

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