Comienza el día y el nostálgico Aloysius ha hecho sonar el “New Life” de Depeche Mode a un volumen considerable. Revolviendo entre la discoteca ha encontrado el álbum de debut de la banda británica, transportándonos de repente a 1981.
Aquel año las sondas espaciales Voyager 1 y 2 viajaban cerca de Júpiter y Saturno, enviando a la Tierra imágenes con los colores reales de ambos gigantes planetarios, y la todopoderosa IBM lanzaba al mercado su ordenador personal de quinta generación, cuando el fondo de las pantallas era negro y los teclados escribían letras verde fosforito.
Cuatro décadas más tarde, la pandemia Covid-19 remite poco a poco en una España deseosa de alcanzar definitivamente la nueva normalidad, la vida nueva. A ver si a la quinta va la vencida, aunque los expertos continúan mostrándose escépticos: desde los que los que opinan que el SASR-CoV-2 ha venido para quedarse, otro virus más al que combatir, hasta aquellos otros insistentes en no bajar la guardia, tal es la capacidad del coronavirus para mutar y complicarnos la existencia.
En la Ciudad Universitaria de Madrid, el nuevo curso se ha inaugurado oficiosamente con un macrobotellón de 25000 participantes, donde incluso algún insensato llegó a trepar peligrosamente a lo alto de una farola, estandarte de la ansiada liberación tras tantos meses de tensión y restricciones.
Mientras tanto, los investigadores internacionales continúan estudiando el genoma del SARS-CoV-2 y sus variantes, su transmisión, su capacidad para escabullirse de nuestro sistema inmune, la gravedad de la enfermedad provocada, el perfeccionamiento de los métodos de diagnóstico y la procura de vacunas y fármacos capaces de erradicarlo, tal y como se consiguió en septiembre de 1978 con el virus de la viruela.
Respecto a las variantes, la lambda se detectó originalmente en Perú en agosto de 2020, donde llegó a representar más del 80% de los casos, diseminándose a otros países latinoamericanos. Se sospecha que podría trasmitirse con mayor facilidad y presentar mayor resistencia a los anticuerpos neutralizantes, gracias a las mutaciones desarrolladas en su proteína espiga, la llave específica para infectar a las células.
Otra variante de interés para la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la mu, identificada inicialmente en Colombia a principios de 2021, causante de algunos brotes aislados en Sudamérica y Europa. Como la variante lambda, presenta gran variedad de mutaciones capaces de desplegar mayor resistencia a las defensas inmunes, como por ejemplo vacunas y plasma de pacientes convalecientes, empleado en el tratamiento de las formas más graves de la Covid-19.
Los expertos saben que las nuevas variantes formarán parte de la nueva vida, impulsando el desarrollo de nuevas vacunas, cada vez más efectivas. La contienda continúa.
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