En el SERGAS estamos de estreno. Muchas consultas de atención primaria y especializada acaban de ser dotadas de equipos informáticos para, en teoría, gestionar con mayor calidad las demandas de los usuarios. Parte del software (conjunto de programas) empleado para ello ha recibido el sugerente nombre de IANUS. Se trata de un proyecto puesto en marcha por la Consellería de Sanidade desde la etapa anterior de gobierno del PP, pero que al igual que otras cuestiones como la Carrera Profesional y la Consolidación de Empleo, han terminado siendo gestionadas por la actual Xunta de Galicia del gobierno bipartito. Un honesto ejemplo dentro de la tan criticada administración pública, ya que los buenos proyectos deben tener continuidad, gobierne quien gobierne.
Ianus es el nombre del dios principal de la mitología etrusca y latina. Recibía tres apelativos: el sacerdotal (Jano), el profano (Quirino) y el oculto o iniciático (Arcano). La mitología nos enseña que cuando Júpiter expulsó del Olimpo a su propio padre Saturno, fue Jano Quirino quien lo acogió en su reinado. Como recompensa, Saturno le concedió la especial facultad de conocer el pasado y el futuro simultáneamente. De ahí que se represente a Ianus con una doble faz, mirando hacia adelante y atrás a la vez. Este talento especial de Ianus resulta extremadamente útil, quién me lo diera. Sostiene Aloysius que los políticos gobernantes deberían aprovecharse de él para regirse con sabiduría, según las circunstancias del momento.
Pero resulta por lo menos peculiar observar cómo todo gira y muta según cuál sea el color político dirigente. Va a hacer tres inviernos, unas condiciones metereológicas peculiares hicieron coincidir en Galicia unas semanas de frío intenso con una sequía pertinaz que se prolongaba desde el estío. Fue entonces cuando la periódica llegada del virus de la gripe encontró el ambiente más propicio para propagarse y afectar a la población ourensana de manera masiva. La inmediata consecuencia de este hecho fue la afluencia masiva a los servicios de urgencias, circunstancia agravada por el envejecimiento poblacional endémico de nuestra provincia. La entonces oposición le echó la culpa, cómo no, a la ineptitud gestora de la sanidad pública del PP.
Por fin pasó el pérfido PP de Fraga cual viruelas y ahora resulta que, según el Barómetro Sanitario del propio Ministerio de Sanidad, Galicia tiene la peor sanidade de España. Cuando se gobierna por duplicado, la sobredemanda en urgencias y las camas en los pasillos son debidas a circunstancias ajenas a la administración: huelgas de ambulancias, altas intencionadamente retrasadas en las plantas de hospitalización, determinadas eventualidades metereológicas, y cómo no, a la desastrosa herencia dejada por el PP. Cuando ocurrió la desgracia del Prestige, la entonces oposición cargó contra la ineficacia colectiva de la Xunta del PP. Pero ante la tragedia ecológica de este verano pasado, con Galicia ardiendo por los cuatro costados, la culpa fue de la sequía, de la especial idiosincracia del paisano gallego, de las brigadas antincendios, de los alcaldes populares y de la nefasta gestión medioambiental en el pasado de los gobiernos del PP.
Cuando había que prever que la llegada de las lluvias arrastraría monte abajo cenizas, lodos y detritus quemados, no se planificó lo que había que planificar. Y por supuesto, ante las tragedias de las riadas y de las playas sumergidas bajo un nuevo chapapote, la culpa es del PP. Cuando se extravían los exámenes de los opositores que aspiran a trabajar en la Xunta de Galicia, todo queda zanjado con la dimisión del Director Xeral de la Función Pública, los sindicatos se conforman con la respuesta de que todo ha sido un desafortunado error, y todavía hay algún intrépido que le echa la culpa al PP. Solamente señalar que hasta ahora nunca se habían perdido exámenes en la Xunta de Galicia. Y mira que se han realizado oposiciones y oposiciones. Cuando la gestión de las listas de espera se les escapa de las manos a las autoridades sanitarias, se cesa a dos altos cargos, se sustituyen por otros dos, y la culpa sigue siendo del PP. Por cierto, los dos flamantes nuevos secretario y director generales trabajaron como altos cargos sanitarios en pretéritas Xuntas de Galicia del PP. Entonces, no valían, pero ahora sí.
Para finalizar, ya que el PP dejó la sanidad pública de Galicia como un campo minado, el BNG acaba de pedirle a su socio de gobierno bipartito un nuevo impulso político en la sanidad gallega, mediante la exigencia de cinco puntos prioritarios: la aplicación de las incompatibilidades a los facultativos, la exclusividad de los jefes de servicio, la implantación de la jornada de tarde, la estabilidad en el empleo y el incremento de las retribuciones para los profesionales, la desburocratización de las consultas (fomentando la informatización) y la potenciación de la atención primaria (estableciendo 1500 pacientes por cada médico). Todas estas peticiones constituían firmes promesas de los programas electorales de los que ahora gobiernan. Se pregunta intrigado Aloysius: ¿y por qué no lo han hecho hasta ahora?. Habrá que esperar al próximo enero, mes dedicado a Ianus. Ojalá que este dios romano nos ilumine a todos con su omnisciencia.