Tal vez ande Aloysius demasiado estimulado ante la llegada del otoño y su mudanza vegetal. Como viene siendo habitual, una vez finiquitadas las deudas del estío, retornan renacidos sus bríos en su particular combate contra la enfermedad. Este mes de octubre nos toca prevención. Por ejemplo, mi buen camarada se ha empapado con las recientes informaciones publicadas por el Centro del Cáncer MD Anderson, de la prestigiosa Universidad de Texas. Resulta que el 85% de los cánceres se pueden prevenir basándose en dos sencillos pilares: adoptar hábitos de vida saludable y evitar los factores de riesgo ambiental.
Correré otra vez el riesgo de que varios amigos míos me tilden de cargante, pero es que no parece haber dudas respecto a la implicación del tabaquismo en la génesis del 87% de los cánceres de pulmón. Fumar cigarrilos es el responsable adicional del 30% de la mortalidad global en los países desarrollados. Su efecto pernicioso también se deja ver en otros órganos como la cavidad bucal, la faringe, la laringe, los bronquios, el riñón, la vejiga urinaria, el cuello uterino e incluso el páncreas.
El abuso etílico también conlleva daños tumorales en boca, faringe, laringe, esófago e hígado. El problema se multiplica porque muchos bebedores son fumadores a la vez. En la misma cara de la moneda se sitúa la práctica del ejercicio físico intenso, pues pudiera ser que de esta manera se vea incrementada la oxidación celular y la posibilidad de alteraciones bioquímicas cancerígenas. Entonces, ¿en qué quedamos?; ¿es recomendable la práctica deportiva o no?. Decía Diderot que el primer paso hacia la filosofía es la incredulidad, pero menos filosófico y más versosímil resulta afirmar que la dieta y el ejercicio físico moderado, por combatir precisamente la obesidad, podrían resultar útiles en la prevención de cánceres tan diversos como el de mama, estómago, vesícula biliar, colon, recto, próstata y utero. Siguiendo la misma línea argumental, ¿es saludable tomar el sol?. Una vez más nos enfrentamos a la enérgica relatividad de la vida cotidiana, pues el terrible cáncer de piel que llamamos melanoma, podría prevenirse con una exposición adecuada a la luz solar.
La dieta equilibrada potencia la salud. Desde el eres lo que comes de Hipócrates hasta la actualidad, queda claro que el aporte adecuado de nutrientes es necesario para mantenerse vivo. La humanidad tiene (y ha sufrido) más bajas por la desnutrición que por la ingesta excesiva de alimentos. Pero en nutrición ya se camina varios pasos más adelante, concretamente en el estudio de sustancias naturales presentes en la dieta y que pudieran tener un efecto protector frente a los estragos del cáncer. De ahí las modernas investigaciones realizadas con carotenoides, retinoides, flavonoides y otras palabroides, sustancias presentes en distintas concentraciones en frutas frescas, verduras, aceites (de oliva), tés, hortalizas, legumbres y otros frutos del reino vegetal.
En la batalla contra el cáncer, al socorro de la naturaleza, también ha acudido como no la química farmacéutica. Existe una media docena de medicamentos que han demostrado ciertas evidencias en la prevención de determinados cánceres, como por ejemplo determinados antinflamatorios (aspirina, sulindac, piroxicam y celecoxib), antiestrógenos (tamoxifeno), antibióticos (claritromicina) o corticoides (budesonida). Mientras las investigaciones continúan, al igual que Jonathan Swift, el creador de Gulliver, sostiene Aloysius que los mejores médicos del mundo siguen siendo el doctor dieta, el doctor reposo y el doctor alegría. Tomen nota y sean felices. Seguro que duran mucho más.
Para más información consultar
No hay comentarios:
Publicar un comentario