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04 marzo 2008

IMPULSOS ATAVICOS

Confieso que la lectura de ciertas noticias relacionadas con los avances del saber me suelen dejar perplejo. En la revista “Psychological Science”, acaban de publicarse los resultados de unas investigaciones llevadas a cabo por las psicólogas Paola Bressan y Debora Stranieri, de la prestigiosa Universidad de Padua. Resulta que las mujeres se sienten más atraídas por los hombres con pareja; ya se sabe, mejores cualidades respecto a la fidelidad, la compañía, la paternidad, la seguridad y la convivencia.

Pero todo esto cambia radicalmente durante los días más fértiles del ciclo femenino. La tortilla da la vuelta, por una incomprensible cuestión de huevos. Justo en esa etapa de apenas unos cinco o seis días, que se repite cada mes en la mayoría de nuestras paisanas hasta la llegada de la menopausia, los solteros y sin compromiso acapararían las preferencias femeniles, tal vez por un incierto instinto atávico iniciado en el lejano Pleistoceno. Las investigadoras italianas concluyen que, de esta manera, las mujeres se decantan por la convivencia con los machos dotados con peores cualidades genéticas porque suelen ser mejores compañeros, pero obtendrían los mejores genes a partir de las relaciones extramatrimoniales. Una vez asimiladas estas deducciones, el suspicaz Aloysius me plantea diversas cuestiones.

La primera de ellas presupone que un varón, al decidir cohabitar con una mujer vinculado como pareja estable, deteriora manifiestamente su carga genética. Y no sólo eso, sino que encima puede transmitir más taras a su descendencia. Conclusión: ni te cases, ni te embarques. Esto me recuerda aquel chascarrillo del laboratorio de investigaciones animales, en el que unos sádicos científicos le iban arrancando una a una las ocho extremidades a una araña. Simultáneamente, le iban dando órdenes verbales para que el insecto se moviera caminando. Cuando el pobre animalillo se quedó sin patas, no pudo desplazarse más. Conclusión de aquellos chalados: al arrancarle a la araña la última pata, ésta se vuelve sorda.



Basándose en el estudio paduano, Aloysius justifica por qué en España, si se hicieran pruebas generalizadas de paternidad, se comprobaría que casi el 10% de nuestros paisanos no son hijos de sus padres “oficiales”. Y es que circulan por el suelo patrio muchos célibes desaprensivos que, no contentos con buscarse la vida con las solteras y sin compromiso, atacan sin piedad a la mujer del prójimo. El giro lingüístico es verdaderamente tremendo, pues ahora muchos pasarían a ser hijos de soltero.

Existe otro estudio realizado con ratones de laboratorio en la Universidad Mc Master de Ontario (Canadá), que demostró que las ratas preferían a los varones que anteriormente había copulado con más frecuencia. Curiosamente, al privar a las roedoras de su fino sentido del olfato, esta parcialidad desaparecía.


Hace ya unos años, recuerdo haber leído un trabajo de similares características. Esta vez, las predilecciones de las damas se inclinaban hacia los machos cuyo olor corporal les recordara más fielmente al de sus propios padres. Insiste el taimado Aloysius que entonces habremos de volver a la gomina Patrico ®, al melifluo perfume Varon Dandy ® y al recio masaje Floid ® para después del afeitado. Por si las moscas… del Pleistoceno.

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