"MANCHAS": imagen de ALEXANDRE SEVERO (Flickr photos)
Pie de esta foto:
"Antes de julgar qualquer coisa, pro bem ou pro mal, é sempre bom lembrar que há 3 versões para a mesma história: a minha, a sua e a verdadeira.--Três meninas foram achadas em um barraco ontem, em Jaboatao, depois de ficarem mais de 15 horas desaparecidas. Segundo elas, elas teriam sido dopadas e estupradas".
Sostiene el reflexivo Aloysius que el encabezamiento de un artículo de prensa se parece mucho al aspecto físico de las personas: si es agradable a los sentidos (sobre todo a la vista y al olfato), anima a profundizar en el conocimiento. A pesar de las noticias que publican, todos los periódicos huelen igual, ni bien, ni mal. Pero los titulares y las cabeceras entran por los ojos. Espero que título de esta colaboración no les disuada de continuar con su lectura.
El síndrome de alienación parental (SAP) corresponde a una entidad ontológica descrita por primera vez en 1985 por el psiquiatra norteamericano Richard Gardner. En líneas generales, este síndrome describiría aquellas situaciones en las cuales uno de los cónyuges, generalmente la madre, tras una ruptura matrimonial complicada, realiza una especie de lavado de cerebro a sus hijos con la finalidad de ponerlos en contra de la figura paterna. Según los expertos, esta circunstancia ha sido alegada en varios juicios realizados en Estados Unidos, con el resultado de controvertidas sentencias en las que se devuelve la custodia a padres abusadores y maltratadores. Algunos niños así afectados han llegado a suicidarse.
Hoy en día, la figura de Gardner es considerada como la de un paria biologicista, un híbrido entre pedófilo y machista. Se quitó la vida en el año 2003. Sus tesis nunca tuvieron la aprobación de la comunidad científica internacional y, además, tuvo que autofinanciarse la publicación de su denostado libro sobre el SAP. Llegó a defender las relaciones carnales entre adultos y niños como una parte más del repertorio natural de la actividad sexual humana, pues los jóvenes sexualizados suelen reproducirse a edades más tempranas. Otras perlas de sus insanas teorías clasificaban a las hembras como sujetos pasivos y masoquistas, a las cuales les proporciona placer el maltrato, necesario peaje a pagar para conseguir el ansiado premio del esperma.
Traigo este supuesto síndrome a colación porque acaban de reunirse en el Colegio Médico de Barcelona una serie de expertos en la materia (psiquiatras, pediatras, médicos de familia, forenses y magistrados) para censurar las teorías de Gardner. La conclusión: el SAP supone una peligrosa especulación pseudocientífica, alertando sobre todo a los juristas para evitar sentencias que menoscaben los derechos del menor.
Mientras escribo estas letras, recuerdo que hoy he tenido que desayunar leyendo unos periódicos que informaban sobre la muerte de tres mujeres a manos de sus parejas. Ya vamos de tres en tres, para superar antes tan terribles estadísticas. Y ayer mismo ojeaba un número atrasado de la revista europea de la OMS “Entre Nous”, sobre salud sexual y reproductiva. Repasaba la situación de la violencia contra las mujeres en nuestro continente. Existe un programa específico de la Comunidad Europea llamado Daphne III, dedicado a la prevención y la eliminación de la violencia contra la infancia, la juventud y las mujeres para el período 2007 – 2013. Tiene este nombre en recuerdo de la ninfa Daphne, convertida en laurel para salvarse de la persecución y el acoso del dios Apolo. Cantaba García Lorca: “por las ramas del laurel, van dos palomas oscuras… la una era la otra y la muchacha era ninguna”.
El síndrome de alienación parental (SAP) corresponde a una entidad ontológica descrita por primera vez en 1985 por el psiquiatra norteamericano Richard Gardner. En líneas generales, este síndrome describiría aquellas situaciones en las cuales uno de los cónyuges, generalmente la madre, tras una ruptura matrimonial complicada, realiza una especie de lavado de cerebro a sus hijos con la finalidad de ponerlos en contra de la figura paterna. Según los expertos, esta circunstancia ha sido alegada en varios juicios realizados en Estados Unidos, con el resultado de controvertidas sentencias en las que se devuelve la custodia a padres abusadores y maltratadores. Algunos niños así afectados han llegado a suicidarse.
Hoy en día, la figura de Gardner es considerada como la de un paria biologicista, un híbrido entre pedófilo y machista. Se quitó la vida en el año 2003. Sus tesis nunca tuvieron la aprobación de la comunidad científica internacional y, además, tuvo que autofinanciarse la publicación de su denostado libro sobre el SAP. Llegó a defender las relaciones carnales entre adultos y niños como una parte más del repertorio natural de la actividad sexual humana, pues los jóvenes sexualizados suelen reproducirse a edades más tempranas. Otras perlas de sus insanas teorías clasificaban a las hembras como sujetos pasivos y masoquistas, a las cuales les proporciona placer el maltrato, necesario peaje a pagar para conseguir el ansiado premio del esperma.
Traigo este supuesto síndrome a colación porque acaban de reunirse en el Colegio Médico de Barcelona una serie de expertos en la materia (psiquiatras, pediatras, médicos de familia, forenses y magistrados) para censurar las teorías de Gardner. La conclusión: el SAP supone una peligrosa especulación pseudocientífica, alertando sobre todo a los juristas para evitar sentencias que menoscaben los derechos del menor.
Mientras escribo estas letras, recuerdo que hoy he tenido que desayunar leyendo unos periódicos que informaban sobre la muerte de tres mujeres a manos de sus parejas. Ya vamos de tres en tres, para superar antes tan terribles estadísticas. Y ayer mismo ojeaba un número atrasado de la revista europea de la OMS “Entre Nous”, sobre salud sexual y reproductiva. Repasaba la situación de la violencia contra las mujeres en nuestro continente. Existe un programa específico de la Comunidad Europea llamado Daphne III, dedicado a la prevención y la eliminación de la violencia contra la infancia, la juventud y las mujeres para el período 2007 – 2013. Tiene este nombre en recuerdo de la ninfa Daphne, convertida en laurel para salvarse de la persecución y el acoso del dios Apolo. Cantaba García Lorca: “por las ramas del laurel, van dos palomas oscuras… la una era la otra y la muchacha era ninguna”.
Por su interés, en el siguiente vínculo pueden leerse algunos argumentos del propio Gardner en su defensa. Son de 1999.
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