Revolviendo entre los equipajes abandonados por CRONICUS:
"La invito a Usted a desayunar el próximo domingo,
en mi mesón favorito.
Imagínese: en derredor el paisaje,
el corredor abierto al jardín,
la naturaleza reverberada viviendo
como infinito.
Un niño juguetea en el patio, gentío breve
va y viene, el sol despunta entre las vides.
En derredor entenebrecido el día se abre.
Se oye a lo lejos campanadas de iglesia triste y antigua.
Un anciano lleva debajo del brazo un atado de legumbres.
Huele a piedra y agua, a vida renaciente...
Te invito a desayunar el próximo domingo
en mi mesón favorito".
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