"Recuerdo lo que no quisiera recordar, y en cambio no puedo olvidar lo que quisiera dar al olvido..." MARCO TULIO CICERON. Y todo esto es así porque los dioses no conocen la memoria y los hombres son capaces de convertir el destino en recuerdo...
IMAGEN: Cannata's Supermarket in Morgan City, Louisiana, de shanestroud, en FlickrTM
Otro fragmento de "El Libro de Crónicus", escrito un 30 de agosto, a pleno sol:
Qué hermosa es la cadencia, la transparencia, esa dicción que nos aproxima al ser. Leí hace unas horas en un libro antiguo una toma de postura al respecto; mentaba: “Cuando la letra es puesta en prinçipio de dición, toma el son más lleno e tiene mejor su propia… su son lleno”.
Ese transcurso es de las cosas más bellas y felices que encontré en la vida y, a título personal, yo lo veo reflejado muy especialmente en que soy hijo de mi madre Carmen y de mi padre Flaminio. En muchos años muchas veces se ha hablado de ella: “leve, breve, suave” definía su propia vida Pessoa, Wittgenstein moribundo exigió a sus amigos que le rodearon y sustentaron en sus delirios “Decidle a todos que mi vida ha sido maravillosa”, Trakl se quedaba ahíto de estupor viendo a los devotos en los bancos de la iglesia.
Esa dicción es la más alta colina a la que llegaron los “escaladores”, los argonautas, los dibujos animados verdaderos, los habitantes del ágora, los ciertamente solitarios, los que corren maratones bajo la nieve...
Y también mora en la música: esa dicción como pocas me la hace sentir esta canción, una canción que bien pudiera ser tanto para una muerte como para un nacimiento, y hasta se dice que el blasfemo y loco de Jesús lloró por ella en el huerto de los olivos al saber que venía de lo más alto (y con mucho mérito, pues consta que Jesús no tuvo biblioteca).
"Era normal de pequeño que leyera libros de expedicionarios. Por aquellas alguna neurona identificaba la Paz con la aventura. Y recuerdo un libro del Príncipe de Bengala con sus tigres y demás bestiario. Lo juntaba todo, todo para mí era exactamente lo mismo. Ni había remordimientos ni miedo a que pasara el tiempo... Cuánto cambiaron las cosas..."
Por el título, estas reflexiones pudieran parecer la segunda parte de aquellas otras publicadas en La Región la semana pasada, bajo el mismo epígrafe. Las traemos a colación porque los comentarios de los políticos sobre la salud últimamente no tienen desperdicio. Si el otro día el presidente Evo Morales levantaba su homófono dedo acusador contra las costumbres alimentarias europeas, esta vez ha sido D. José Gomes Temporâo, Ministro de Saúde brasileño el autor involuntario de otra parida.
En Brasil andan estos días más preocupados por la hipertensión arterial que por el fútbol, que ya es decir. La prevalencia de esta patología se ha ido incrementando progresivamente en el país sudamericano. El porcentaje de sus ciudadanos hipertensos alcanza ya casi el 25%. A pesar de que el arsenal terapéutico para reducir las cifras de la presión arterial es cada día más amplio, las medidas preventivas continúan siendo el arma fundamental para combatir esta enfermedad.
En el país de los malabaristas del balón, de las esculturales bailarinas de samba, en aquellas playas donde cada amanecer se reencarna la garota de Ipanema, el Sr. ministro recomendó a sus paisanos que se alimentasen mejor y que practicasen más ejercicio. Y es que la comida basura y la poltrona también se están adueñando de la patria de Lula da Silva.
Como guinda del pastel, Gomes Temporâo recomendó comer cada día 5 piezas de fruta y echar 5 kikis. De esta sutil manera volverán a gozar en el Brasil tropical de unos cuerpos admirablemente esculpidos por la naturaleza. Supongo que entre los frutos más ensalzados estarían la fruta de la pasión, el mango, la piña y el plátano. Consultando a algunos entendidos en la materia me he enterado que los plátanos son muy ricos en potasio y vitaminas del grupo B, necesarias para la síntesis de las hormonas sexuales. La piña tropical es muy rica en vitamina C y parece ser que se emplea en tratamientos homeopáticos contra la impotencia.
Respecto a la actividad sexual, algunos expertos aseguran que cada coito nos hace quemar unas 200 calorías. Echen ustedes cuentas, pero sean prudentes, pues no vayan a terminar ingresados en clínicas especializadas para curarles su adicción al sexo.
Hace unos cuantos siglos, el poeta Petrarca apostaba con unos amigos que si de un millar de enfermos dejásemos la mitad en manos de los médicos, dejando a la otra mitad abandonada a su suerte, éstos últimos tendrían más posibilidades de curarse que los primeros. En esa línea detractora sostiene el insolente Aloysius que los enfermos se curan, a pesar de los médicos. Y de la alimentación. Y del sexo.
Por prudencia yo prefiero quedarme con aquella máxima inglesa: “one apple a day keeps the doctor away”. Una manzana al día, por lo menos. Respecto a lo demás, que cada uno reconozca su capacidad. Y su habilidad.
Desde hace relativamente poco tiempo, el inefable Aloysius me ha pedido que introduzca en este blog entradas referentes a anuncios y campañas publicitarias que promocionen la salud y prevengan la enfermedad, y por supuesto, eviten la muerte.
El de hoy pertenece a la TAC australiana (Transport Accident Commission), una organización perteneciente al gobierno de Victoria que desde 1986 viene asumiendo los costes (sanitarios o no) de aquellas personas que hayan sufrido un accidente de circulación. Además, en colaboración con las autoridades de tráfico, desarrolla campañas informativas para la prevención de los accidentes de circulación.
Su primer anunció salió al aire en las Navidades de 1989. En 2009, 20 años después, realizaron el que aquí presentamos.
ADVERTENCIA: si bien el vídeo está colgado de You Tube y cualquiera puede verlo libremente, la dureza de algunas imágenes podría herir la sensibilidad de algún espectador.
Sostiene Aloysius que éramos pocos y parió la abuela, que si no resultaba suficiente el bombardeo al que sometemos a los pacientes desde las consultas médicas, desde las revistas especializadas, desde la televisión, desde los periódicos, desde Internet, hasta el sursum corda opinan ahora qué es bueno y malo para comer, el aprendiz de chamán con chompa, impartiendo una clase magistral de sabiduría andina, que ni es sabiduría ni andina, avergonzando con sus chorradas a propios y extraños.
Y es que a veces se le escapan ramalazos homófobos a aquellos que más presumen de progresismo. Resulta que al presidente de Bolivia, D. Evo Morales, le parece que andamos por Europa un poco más afeminados de la cuenta. La culpa de tanta pluma la tienen los pollos que nos comemos, zancos y pechugas inflados artificialmente, palomos cojos saltando renqueantes desde la paz de la granja al calor de la sartén. Menos mal que no le dio por meterse especialmente con los españoles, que ya nos tiene desde hace tiempo enfilados, culpables del pecado original y del desfalco cometido en El Potosí por la infausta Corona de Austria, porque según él perdemos mucho aceite, demasiado, pero puro y de oliva.
Además de los mariconsones del Viejo Continente, nuestras queridas muchachas tampoco se libraron del responso, pues la culpa de la turgencia de sus senos adolescentes la tienen también las hormonas que envenenan las carnes rojas de las vacas y las blancas de las aves. Se nos ha ocurrido un eslogan especial con el que gustosamente obsequiamos a las clínicas de cirugía estética que lo quieran aprovechar, algo así como “la hormona, un paso más allá que la anticuada silicona”.
Tal vez desconozca el inefable Evo que la prestigiosa FDA (Food and Drug Administration), encargada de velar por la estricta seguridad de los alimentos y de las medicinas en los EEUU, cuyas advertencias y recomendaciones son comúnmente aceptadas por las administraciones sanitarias del resto del planeta, aprobó el uso de la rbGH, una hormona recombinante creada genéticamente y destinada a incrementar la producción de leche por parte del ganado vacuno sin afectar el desarrollo de su masa muscular. Otros aditivos hormonales sintéticos aprobados para mejorar la producción de carne son versiones de los estrógenos, los progestágenos y la testosterona presentes de forma naturalen el ser humano y en los animales. Pero la FDA, como la Coca Cola, son inventos de Satán, el enemigo imperialista. Aquí huele a azufre.
Evo también arremetió contra los platos de plástico, contra las patatas holandesas y contra los transgénicos. De paso, presumió de cabellera. Por culpa de estos alimentos nuestras cabecitas parecen bolas de billar a este lado del Atlántico. En cincuenta años, no en cien, todos calvos. Después de mirarnos al espejo, Aloysius y yo nos hemos quedado mucho más tranquilos.
Esta última temporada, en mi casa y en otras donde bien nos quieren, nadie ha intentado intoxicarnos con transgénicos. Tampoco tenemos en nuestros cuerpos ni una sola molécula de McDonald. Galicia Calidade. Salud y buenos alimentos, como los grandes éxitos de Rosendo. Y entonces, casualidades de la vida, sintonizando la radio comenzó a sonar aquella popular canción advirtiéndole a un tal Moralito que le iba a pillar la gota fría.
Como en muchas otras cosas de la vida, me imagino que habrá partidarios y detractores de este tipo de iniciativas. El personal del hospital Providence St. Vincent Medical de Portland, Oregon (EEUU) ha colgado en la red un video con la intención de recaudar fondos para la lucha contra el cáncer de mama.
Se llama "Pink Glove Dance" y al más puro estilo Matt Harding, médicos, enfermeras y personal auxiliar bailan y de paso nos enseñan las instalaciones de su centro de trabajo.
Me he quedado mucho más tranquilo desde que Aloysius el reflexivo me ha contado que el terremoto de grado 7 en la escala Ritcher que cruelmente ha castigado a China en los últimos días forma parte de la "normalidad geológica" de nuestro planeta.
Conociéndole como le conozco, me imagino que tendrá la misma opinión sobre la erupción del volcán islandés que palpita bajo el glaciar Eyjafjalla, "pequeña" según los expertos como para ser capaz de alterar la meteorología de la Tierra. No hay mal que por bien no venga. Al parecer, en el pasado reciente, las nubes de polvo y ceniza liberadas a la atmósfera por las erupciones del Chichón en México (1982) y del Pinatubo en Filipinas (1991), enfriaron el planeta durante varias semanas, contrarrestando el tan temido efecto invernadero...
Sea como fuere, cada vez que rugen las entrañas de la Tierra, resulta demasiado fácil que muchos de sus indefensos habitantes paguen con la vida tamaños exabruptos.
Ahora les ha tocado a los sufridos chinos de Qinghai... ¿quiénes serán los próximos? Se dolía el poeta Pai Chu Yi hace más de 1000 años:
"El pino muere a los mil años, la flor del hibisco no dura un día. Ambos se hunden en la nada. ¿Por qué envanecernos de nuestros meses y de nuestros años?"
Aproximadamente una semana antes del terremoto, el gobierno comunista prohibió la entrada de Bob Dylan en China...; todavía por allí alguien continúa llamando a las puertas del cielo...
"Un click puede cambiar tu futuro, ponte el cinturon de seguridad"
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Algunas veces, la publicidad es capaz de poner ante nuestros ojos verdaderas obras de arte. Para cautivarnos se nutre en las mágicas fuentes del cine. El mensaje envuelto en las imágenes es capaz de conmovernos. He aquí una de esas maravillosas ocasiones...
“Menos mal que nos queda Portugal” es el título de aquel exitoso Lp de Siniestro Total que no me cansaba de escuchar a mediados de los 80. Dicen los entendidos que este disco supuso el salto del popular grupo vigués desde el punk al power-pop. Su tema estrella fue “Miña Terra Galega”, una versión iconoclasta del “Sweet Home Alabama” de los correosos Lynyrd Skynyrd. Estas reminiscencias musicales se me vienen a la mente porque, tal y como sostiene Aloysius, somos hijos del Rock&Roll, como cantaba Miguel Ríos en aquellos tiempos, quizás inspirado en las letras de nuestro poeta y periodista ourensano Jaime Noguerol. Menos mal que nos queda España, debieron pensar estos días pasados nuestros vecinos portugueses de Valença do Minho, que montaron una auténtica revolución por el cierre de las urgencias sanitarias en su localidad. Una revolución pacífica, esta vez no de claveles, aunque sí de banderas rojigualdas, las mismas que algunos descontentos queman cabreados por nuestros pagos. Pretendían agradecer así al Consello de Tui su disposición para atender las urgencias en el Punto de Atención Continuada (PAC). En todas partes cuecen habas. El gobierno portugués presidido por José Sócrates ha aprobado un severo plan de recortes del gasto público, incluyendo el cierre de servicios, la congelación del sueldo de los funcionarios y la venta de bienes estatales para reducir su déficit nacional. No olvidemos que otra reestructuración sanitaria socialista aplicada por Sócrates durante el 2006 en el área de Elvas, llevó al cierre de su maternidad provocando el nacimiento en Badajoz de varias docenas de portuguesiños. Como diría mi amigo Rosendo Fernández, así funciona el progresismo. El fin de semana pasado estuve en Valença do Minho y ya casi no encontré banderas españolas colgadas de sus pintorescos balcones. Parece ser que el alcalde había recomendado retirarlas. Sin embargo, sí pude observar cómo los servicios portugueses del INEM (Instituto Nacional de Emergencia Médica) habían desplazado una moderna ambulancia hasta la céntrica plaza de la Fortaleza, precisamente para auxiliar a una turista española. Siguiendo el ejemplo de Valença, los alcaldes de otras localidades como Melgaço, Vilanova da Cerveira, Monçao y Paredes de Coura dejaron caer como medida de presión que si su gobierno no solucionaba el problema sanitario, el saturado Hospital Xeral de Vigo podría convertirse en centro de referencia para una población de unas 60000 almas más. Para echarse a temblar. No cabe duda que la Comunidad Europea jamás será tal si todos sus ciudadanos no tienen los mismos derechos. Y para ser atendidos en los servicios sanitarios públicos españoles el ingenio de nuestros vecinos se agudiza. ¿Cómo explicarle a un padre que no acuda con sus hijos enfermos al otro lado de la frontera, donde la vacunación infantil, por ejemplo, es gratuita y las medicinas mucho más baratas? Los pediatras que trabajan en Verín conocen bien todas estas cuestiones. En el norte de los EEUU, muchos americanos se casan con canadienses para poder acceder al modélico sistema sanitario público de Canadá. Hay que buscarse la vida, y si el viento no sopla, habrá que ponerse a remar.
La Historia ha sido, es y será injusta con muchísimos prójimos. Los tópicos dicen que esto se debe a que en la mayoría de las ocasiones sus páginas están escritas por los vencedores, por los poderosos, por los fuertes… Algunas sociedades, no contentas con esta realidad, han decidido conmemorar derrotas sufridas en el pasado como seña de identidad. Por ejemplo, el 11 de septiembre se celebra la Diada Nacional de Catalunya para recordar la toma de Barcelona ese mismo día del año 1714 por las tropas borbónicas durante la Guerra de Sucesión Española, quebranto que supuso la abolición de las instituciones catalanas. Otro tanto representa el Bloody Sunday (Domingo Sangriento), aquel infausto 30 de enero de 1972 en que 14 manifestantes irlandeses cayeron bajo las balas del ejército británico en Derry, Irlanda del Norte. En 1983, el grupo musical U2 inmortalizaría esa masacre gracias a su éxito “Sunday Bloody Sunday”.
Cada Semana Santa asistimos al maltrato histórico de otro personaje. A Poncio Pilatos, prefecto de Judea entre los años 26 y 36 de nuestra era, le tocó bailar con la más fea. Enfrentado a una turba fanática de un pueblo que el mismo despreciaba, lavándose las manos dejó vía libre a la crucifixión de Jesús de Nazareth.
La reciente pandemia de gripe A, resuelta afortunadamente al margen de tantas catastróficas premoniciones, ha puesto en el candelero un tema aparentemente tan banal como la necesidad de lavarse las manos. Sigo defendiendo, como siempre, que los grandes avances de la Medicina vienen de la mano de la Salud Pública. Parece ser que esta simple práctica higiénica puede salvar muchas vidas.
Peter Pronovost, especialista en Cuidados Intensivos del prestigioso hospital John Hopkins de Baltimore (EEUU), fue el promotor de una serie de sencillas medidas organizativas en estas unidades especializadas para evitar errores que provocaban complicaciones (y a veces la muerte) de enfermos ciertamente delicados. Siempre que sea necesario introducir un catéter en el sistema vascular de un paciente, el método de verificación propuesto por Pronovost, basado en procedimientos de seguridad de la aviación comercial, recomienda cinco acciones: lavarse las manos, desinfectar con clorhexidina la piel del paciente que se va a tratar, cubrir al enfermo con paños estériles (como si estuviera en un quirófano), vertirse el médico y el personal auxiliar adecuadamente (con bata, gorro, mascarilla y guantes estériles) y tratar de evitar insertar el catéter en venas que se infecten con mayor facilidad (como la arteria femoral o la vena yugular), cubriendo la inserción con un apósito.
Empleando esta singular táctica, la tasa de infecciones en las UCI cayó un 66%, se evitaron unas 1500 muertes y se ahorraron unos 200 millones dólares. Negocio redondo. Ya anda por ahí el cauteloso Aloysius poniendo por las esquinas carteles invitando a todo quisqui a lavarse las manos. Como Pilatos.
Hoy, después de casi 6 años, por culpa de la avaricia "La Peña" ha cambiado de manos... Atrás quedan los recuerdos, las primeras ilusiones, los niños que crecieron y los adultos que desaparecieron, el aroma del café a primera hora de la mañana, los clientes fieles y los parroquianos serios, las prisas, las copas de vino, las fiestas y los naipes, las alegrías y los sinsabores, la salsa picante de las arepas, las máquinas que dejaban de funcionar siempre un sábado por la tarde, las confidencias a pie de barra, envueltas en el halo neblinoso de los instantes que ya no volverán, las mañanas de domingo en la terraza, cuando nadie paseaba aun bajo los soportales de la Plaza del Hierro y el sonido del agua de la fuente parecía susurrar: "toda esta vida es tuya"...
Y la vida sigue...; ahora toca ordenar la habitación...
El otro día me preguntaba el receloso Aloysius cuánto habría de verdad en el escándalo que le montaron a Tiger Woods a causa de su desmesurado apetito sexual. A mi inefable amigo le suena a cuerno quemado que alguien pueda hacerse adicto a una función fisiológica, como si de repente a uno le diera por engancharse a dormir, o por hacerse adicto a orinar, a pestañear, a defecar o a oler…, o a respirar, por ejemplo. Otra cosa son síntomas patológicos como la potomanía (la polidipsia psicogénica de la inescrutable jerga facultativa), un irrefrenable deseo de beber líquidos y síntoma de ciertas enfermedades mentales. Aloysius está convencido que todo el follón se desató por las continuas infidelidades matrimoniales que llevaron a la bella esposa del libidinoso golfista a reclamarle estratosféricas indemnizaciones por el bien merecido divorcio. Poderoso caballero es Don Dinero…
Sea como fuere, el término adicción se empleó tradicionalmente para definir la especial relación entre una sustancia química (alcohol, drogas, fármacos…) y un ser vivo, de manera que ésta le causara al sujeto en cuestión (ser humano o animal de experimentación) un deseo irreprimible y mantenido de consumirla para obtener unos efectos psíquicos y físicos agradables, o para evitar la incomodidad que ciertamente aparecería al no tomarla (el mono o síndrome de abstinencia). A medida que se fueron desarrollando las investigaciones sobre los denominados circuitos cerebrales de recompensa, la palabra adicción amplió su significado, y los expertos incluyeron también aquí a la ludopatía e incluso al enganche a Internet…
Sobre todas estas cuestiones, desde hace tiempo SOCIDROGALCOHOL, la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías, publica la prestigiosa revista “Adicciones”, muy recomendable para los interesados en esta materia.
Parece ser que estos circuitos neuronales que regulan la repetición de acciones destinadas a provocar el bienestar en el organismo estarían también implicados en la ingesta compulsiva de alimentos hipercalóricos. Esta respuesta estaría mediada por la dopamina, exactamente igual que en los casos de adicción a la nicotina, a la cocaína y a la heroína. Cuidadito entonces con abusar de los bocatas de panceta, los atracones con dulces, los guisotes y otras perniciosas enchentas típicas de nuestra tierra, pues enganchan tanto o más que los chupitos de licor café.
Para finalizar, mencionar los prometedores resultados que están obteniendo en Granada desde el año 2003 suministrando heroína como medicación de uso compasivo a un grupo de paciente adictos que anteriormente fracasaron al intentar desintoxicarse empleando otras terapias, como la metadona. Son los participantes en el PEPSA: Plan Andaluz de Prescripción de Estupefacientes. Algunos de ellos han conseguido incluso integrarse en la sociedad venciendo la marginalidad.
En mi reproductor musical está sonando Miguel Ríos: “no montes ese caballo, pa pasar de la verdad…”