Otro fragmento de "El Libro de Crónicus", escrito un 30 de agosto, a pleno sol:
Qué hermosa es la cadencia, la transparencia, esa dicción que nos aproxima al ser. Leí hace unas horas en un libro antiguo una toma de postura al respecto; mentaba: “Cuando la letra es puesta en prinçipio de dición, toma el son más lleno e tiene mejor su propia… su son lleno”.
Ese transcurso es de las cosas más bellas y felices que encontré en la vida y, a título personal, yo lo veo reflejado muy especialmente en que soy hijo de mi madre Carmen y de mi padre Flaminio. En muchos años muchas veces se ha hablado de ella: “leve, breve, suave” definía su propia vida Pessoa, Wittgenstein moribundo exigió a sus amigos que le rodearon y sustentaron en sus delirios “Decidle a todos que mi vida ha sido maravillosa”, Trakl se quedaba ahíto de estupor viendo a los devotos en los bancos de la iglesia.
Esa dicción es la más alta colina a la que llegaron los “escaladores”, los argonautas, los dibujos animados verdaderos, los habitantes del ágora, los ciertamente solitarios, los que corren maratones bajo la nieve...
Como un río interior y así siento yo el AQUIÉ...
Y también mora en la música: esa dicción como pocas me la hace sentir esta canción, una canción que bien pudiera ser tanto para una muerte como para un nacimiento, y hasta se dice que el blasfemo y loco de Jesús lloró por ella en el huerto de los olivos al saber que venía de lo más alto (y con mucho mérito, pues consta que Jesús no tuvo biblioteca).
Qué hermosa es la cadencia, la transparencia, esa dicción que nos aproxima al ser. Leí hace unas horas en un libro antiguo una toma de postura al respecto; mentaba: “Cuando la letra es puesta en prinçipio de dición, toma el son más lleno e tiene mejor su propia… su son lleno”.
Ese transcurso es de las cosas más bellas y felices que encontré en la vida y, a título personal, yo lo veo reflejado muy especialmente en que soy hijo de mi madre Carmen y de mi padre Flaminio. En muchos años muchas veces se ha hablado de ella: “leve, breve, suave” definía su propia vida Pessoa, Wittgenstein moribundo exigió a sus amigos que le rodearon y sustentaron en sus delirios “Decidle a todos que mi vida ha sido maravillosa”, Trakl se quedaba ahíto de estupor viendo a los devotos en los bancos de la iglesia.
Esa dicción es la más alta colina a la que llegaron los “escaladores”, los argonautas, los dibujos animados verdaderos, los habitantes del ágora, los ciertamente solitarios, los que corren maratones bajo la nieve...
Como un río interior y así siento yo el AQUIÉ...
Y también mora en la música: esa dicción como pocas me la hace sentir esta canción, una canción que bien pudiera ser tanto para una muerte como para un nacimiento, y hasta se dice que el blasfemo y loco de Jesús lloró por ella en el huerto de los olivos al saber que venía de lo más alto (y con mucho mérito, pues consta que Jesús no tuvo biblioteca).
1 comentario:
El absurdo de la muerte. Una pérdida irreparable:
http://www.laregion.es/noticia/123988/muerte/rodriguez/fuente/
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