No saldremos vivos de este
planeta. No recuerdo si soñé esta frase o si la he leído en alguna parte. El
caso que el otro día se me vino a la memoria a propósito de las jornadas sobre
patología respiratoria celebradas en Ourense, impulsadas una vez más por el
entusiasmo del Dr. Pedro Marcos, jefe del servicio de Neumoloxía del Complexo
Hospitalario Universitario de Ourense. En la primera mesa redonda, tuve la
oportunidad de escuchar al Dr. José Abal Arca comentando el peligro que el gas
radón supone para nuestra salud. Ese mismo día, algún medio de comunicación también
publicaba una información al respecto bajo el título de la amenaza silenciosa.
Mientras el neumólogo avanzaba
en su exposición, fui colgando en Twitter alguno de sus comentarios más llamativos;
por ejemplo, cada día fallece en Galicia una persona a causa del cáncer de pulmón.
En el 25% de estos casos el motivo es el gas radón. Este asesino silencioso
pertenece al grupo de los gases nobles, quién lo diría, un grupo selecto de
elementos químicos que ni se huelen ni tienen color, gases formados por átomos
que no están unidos entre sí, como el helio, el argón, el kriptón y el xenón.
El gas radón es radiactivo.
Penetra en los pulmones cuando lo inhalamos mezclado con el aire que
respiramos. Al no conseguir eliminarlo, sus partículas dañinas permanecen en el
interior de nuestro organismo. Y al ser radiactivas, son capaces de provocar
mutaciones genéticas en las células pulmonares que pueden derivar en un cáncer.
Según los cálculos del Laboratorio de Radón de Galicia, unas 456000 personas
podrían estar expuestas a la exposición crónica de radón en sus viviendas. Se
estima que el 35% de las casas gallegas están edificadas en áreas problema, es
decir, aquellas zonas en las que en un 10% de sus viviendas se detecta radón
por encima de los 200 bequerelios por metro cúbico.
El mapa del radón en Galicia
muestra zonas de riesgo elevado en el oriente de la provincia de Ourense: Viana
do Bolo, A Mezquita, A Gudiña, el este de la comarca de Verín, la comarca de
Valdeorras, Trives, Manzaneda...
Le pregunté al Dr. Abal si estos datos geográficos
se correspondían con la realidad clínica, en otras palabras, si la mayoría de
los casos de cáncer de pulmón achacados al radón diagnosticados y tratados en
los hospitales ourensanos se corresponden a prójimos que viven habitualmente en
aquellas comarcas y ayuntamientos. Esa parte del estudio epidemiológico todavía
está desarrollándose, por lo que todavía no disponemos de datos definitivos.
Por último, recordemos que las emanaciones de radón dependen del tipo de suelo,
y especialmente de la cantidad de granito, mineral del que nuestra provincia es
especialmente rica. Desde este sustrato, el gas asciende hasta nuestros hogares.
Pero existe una esperanza, pues los expertos son capaces de reducir las
concentraciones de radón en nuestras casas entre un 50 y un 95%.
No hay comentarios:
Publicar un comentario