Desde el punto de vista sísmico,
el año del Señor de 1755 fue especialmente trágico y convulso. El 7 de junio,
un terremoto de 8.4 grados en la escala Richter sacudió la costa sur del mar
Caspio, provocando la muerte de unas 40000 personas.
5 meses más tarde, la mañana
del 1 de noviembre, la bella ciudad de Lisboa fue prácticamente destruida por
otro terrible temblor, barrida por olas de más de 20 metros de altura que se
llevaron por delante la vida de 100000 vecinos. Aquel año aciago no quiso despedirse
sin añadir las secuelas de otro terremoto, en Boston (EEUU), el 18 de
noviembre, afortunadamente esta vez sin víctimas.
Pero aquel año no todo fueron
malas noticias. El 11 de abril, en Shoreditch, un barrio londinense del
distrito de Hackney, vio la luz el eminente médico, botánico, geólogo, paleontólogo,
sociólogo y político James Parkinson, pionero en la descripción de un trastorno
neurodegenerativo crónico que causa diversas alteraciones a quienes lo padecen:
temblor en reposo, rigidez muscular, lentitud en los movimientos, ya sean
voluntarios o no, y pérdida de los reflejos posturales. Aun tuvimos que esperar
hasta la década de los años 60 del pasado siglo XX para llegar a conocer en qué
parte del encéfalo se producían los cambios bioquímicos que provocan dicha
patología.
En conmemoración del nacimiento
del Dr. Parkinson, desde 1997 la Organización Mundial de la Salud (OMS) viene
celebrando el Día Mundial de esta enfermedad. Los expertos aseguran que cada año
se diagnostican 18 nuevos casos por cada 100000 habitantes. Gracias al
tratamiento, estos pacientes han mejorado notablemente su esperanza de vida, lo
que implica una prevalencia de unos 160 casos por cada 100000 habitantes. Según
los datos del estudio Europarkinson, a partir de los 60 años casi el 1.5% de
los europeos padecen esta enfermedad.
Su carga social y sanitaria es
incontestable. Además de los esfuerzos en el diagnóstico precoz y en el
tratamiento, los afectados por la enfermedad de Parkinson, enfermos y
familiares, vienen trabajando en colaboración con los profesionales sanitarios
para que los problemas y la incapacidad de estos pacientes sean justa y
convenientemente atendidas.
Dentro de la Confederación
Galega de Persoas con Discapacidade (COGAMI) están agrupadas 52
asociaciones/delegaciones de personas con discapacidad de toda Galicia, entre
ellas AODEM, la Asociación Ourensana de Esclerosis Múltiple, ELA, Parkinson y
otras Enfermedades Neurodegenerativas, desde hace años desarrollando una
encomiable labor en aras de mejorar las condiciones de vida de los afectados
por tan penosas patologías. Desde aquí, manifestarles mi cariño, reconocimiento
y apoyo.
En 1817 el Dr. Parkinson denominó a esta enfermedad parálisis
agitante. El Día de San José de aquel mismo año, los pagos de Arnedo (La Rioja)
se estremecieron por un temblor de 6 grados, sentido entonces desde Palencia
hasta Barcelona. El 4 de julio, la Catedral de Santiago del Estero (Argentina)
se vino abajo junto a otros edificios urbanos a causa de un terremoto de 7
grados en la escala Richter. Sostiene Aloysius que igual que se agitan las
tierras, tiemblan también los hombres.
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