Hace unos meses, desde estas
mismas líneas, alertábamos sobre un hábito extremadamente peligroso para la
salud puesto de moda entre los jóvenes estadounidenses para experimentar con
los efectos del alcohol. En aquellos pagos, la legislación prohíbe el consumo
de bebidas alcohólicas a los menores de 21 años.
Para sortear dichas barreras
legales, algunas muchachas decidieron empapar tampones con variopintos brebajes
etílicos para, posteriormente, introducírselos en la vagina. El paso directo
del etanol a la sangre incrementa notablemente su toxicidad, además de acortar
el tiempo para alcanzar la embriaguez. Cuando una persona bebe alcohol en
exceso, más tarde o más temprano termina vomitando, eliminando parte del tóxico
ingerido. Incluso cuando éste se toma con alimentos, su absorción estomacal se
retrasa.
En cambio, si la absorción se realiza a través de las permeables paredes
vaginales, los niveles de alcoholemia resultan incontrolables. Una variable de
esta práctica consiste en instilar bebidas alcohólicas directamente sobre los
ojos, pudiendo provocar graves irritaciones e infecciones oculares.
En la sociedad de la globalización,
las noticias corren rápido, para bien o para mal. Siempre habrá osados
imitadores. Las primeras intoxicaciones etílicas de este tipo pronto fueron
también atendidas en los servicios de urgencias nacionales. Un problema de
salud más a añadir al consumo de drogas legales e ilegales por parte de
nuestros jóvenes. Sostiene Aloysius que a ver cuánto tardan en convocar
botellones vaginales...
Siguiendo con hábitos y modas,
de Brasil vendría otra insana costumbre. Algunas jóvenes, afectadas por
trastornos de la alimentación, han comenzado a ingerir bolas de algodón
empapadas en zumo, a modo de descabellada dieta de adelgazamiento. Al llegar al
estómago, el algodón provoca una falsa sensación de saciedad, disminuyendo la
necesidad de comer. El riesgo de obstrucciones y perforaciones intestinales es
muy elevado. Podrían producirse circunstancias tan desagradables como las que
ocurren con los bezoares, acúmulos compactos de sustancias que se pueden
acumular en los estómagos e intestinos de los animales y de los humanos
(celulosa, pelos, fármacos, incluso arena o piedras). En pacientes afectados
por estreñimiento habitual, no resulta raro encontrar en su recto fecalomas, aglomerados
de heces resecas e impactadas en la luz intestinal, que en muchas ocasiones requieren
romperse manualmente para liberar los intestinos.
Para finalizar, piercing,
tatuajes, perforaciones, escarificaciones e incrustaciones metálicas bajo la
piel vienen ahora a completarse con implantes de diminutas joyas en los globos
oculares, realizadas al parecer mediante sencillas intervenciones quirúrgicas.
Implantes similares en los dientes tienen también su éxito. Pero, en los ojos, los
problemas se multiplican, pues pueden provocar hemorragias, conjuntivitis e
infecciones más graves. Decía Coco Chanel que la moda está en el cielo, en la
calle… tiene que ver con las ideas, con nuestro modo de vida, con lo que está
pasando…
No hay comentarios:
Publicar un comentario