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01 enero 2014

LA GRIPE QUE VENDRÁ


Cada vez que se aproximan las fiestas navideñas, proliferan los anuncios publicitarios de juguetes y perfumes en las pantallas de televisión. Es indiferente la cadena que sintonicemos. Todas parecen ponerse de acuerdo para coincidir en ello. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que somos condicionados desde las edades más tempranas para asociar estas fechas con ese tipo de regalos. En cierta manera, estos anuncios se convierten en los heraldos de las Navidades que vendrán.

Pero nada se deja al azar; todo está perfectamente estudiado. Estas campañas se basan en unos hechos. Durante 2012, el sector de la perfumería y cosmética español facturó alrededor de 7000 millones de euros. Sólo en la exportación, se superaron los 2400 millones de euros. En España, los consumidores de estos productos son fieles a las marcas, y suelen preferir los perfumes y cosméticos más caros, por considerarlos mejores. Un 33% de los consumidores los compran por Navidad, casi un 50% para obsequiar a familiares y amigos.

Sin embargo, las ventas de juguetes en España durante el 2012 sumaron unos 697 millones de euros, un 10.6% menos respecto a años anteriores. El único consuelo para el sector juguetero nacional fueron también las exportaciones, que crecieron un 10%.

Hasta hace poco tiempo, otros productos típicos de estas fiestas, como los turrones y los cavas, completaban la particular oferta publicitaria navideña. Sin embargo, este año abundan otros anuncios muy especiales. Jarabes para la tos seca, jarabes para la excesiva mucosidad respiratoria, diferentes cócteles farmacológicos contra la gripe que vendrá, combinando en el mismo formato de píldora o sobre efervescente medicamentos antitérmicos y analgésicos, antihistamínicos y mucolíticos, que prometen el presto alivio de una cohorte de molestos síntomas.

Esta cultura de la rapidez, característica de la sociedad en la que vivimos, deposita una excesiva confianza en una cantidad ingente de medicamentos de venta libre en farmacias. En mi humilde opinión, presentarlos como productos casi milagrosos va en contra de la propia utilidad de los mismos, pues sin duda alguna puede influir en el incremento de la frustración de los consumidores, además de fomentar la automedicación.

Estos antigripales y antitusígenos ocupan una franja horaria publicitaria propia, de manera similar a lo que ocurre con los adivinos, tarotistas y profesionales de la buena ventura, o con otros artículos que prometen la salud y el alivio de los síntomas a base de pulseras fantásticas, calzados maravillosos o dietas y aparatos milagrosos.

Las autoridades sanitarias han completado la campaña de vacunación antigripal 2013 – 2014. Ahora toca atrincherarse a la espera de la gripe que vendrá, con racionalidad, porque todavía no existen remedios mágicos para combatir una enfermedad que cada año nos visita, por invierno.



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