Dicen que la palabra
“virus” procede del latín. Hace referencia a un jugo de plantas que resultaba
venenoso, peligroso para la salud. El científico ruso Dimitri Ivanovski (1864 – 1920) dedicó parte
de su existencia a investigar el mosaico, una enfermedad dañina para la planta
del tabaco. Descubrió que el jugo infectado de dicha planta era capaz de
atravesar los filtros más tupidos inventados por Pasteur y Chamberland, lo que
en realidad significaba que existían unos microorganismos más pequeños que las
bacterias conocidas hasta el momento.
Para reproducirse, los virus necesitan
infectar otras células. Mera cuestión de supervivencia. De ahí su conflicto con
los demás seres vivos, incluyendo a los humanos. Desde estas líneas hemos
comentado las características de múltiples enfermedades virales, que más o
menos han ido centrando el foco de nuestra atención en los últimos años: polio,
VIH-SIDA, Ébola, HPV (virus del papiloma humano), fiebre amarilla, dengue,
Zika, chikunguña, gripe A, hepatitis C, MERS-CoV…
Ahora, por desgracia,
es el turno de los enterovirus, 48 niños afectados en Cataluña, la mayoría de
los casos leves, pero con un número de ingresos hospitalarios que supera la
veintena y dos casos muy graves, con la muerte de una niña de apenas dos años
en el mes de marzo en el Hospital de Reus bajo la misma sospecha. Otra pequeña se ha
quedado tetrapléjica tras ser infectada por un tipo de enterovirus
extremadamente raro, el D68, que nada tiene que ver con el causante de los
demás casos.
Los síntomas de esta
infección son inespecíficos: fiebre, temblor, escalofríos, trastornos del
movimiento o debilidad, que pueden ir acompañados de erupciones cutáneas. Por
ello la dificultad de identificar el origen del primer caso, situación bien
diferente a la que ocurre cuando se desencadena una alerta epidemiológica que
obliga al diagnóstico microbiológico específico. En el caso de Cataluña, el
tipo de enterovirus identificado en la mayoría de los afectados es el A71, sin
que por el momento exista constancia de transmisión fuera de esta comunidad
autónoma.
Existen alrededor de 100 serotipos de enterovirus diferentes. El
virus de la polio pertenece a este grupo. Hasta su práctica erradicación, las
consecuencias de dicha enfermedad han quedado reflejadas en varias de las páginas
más tristes de la historia de la medicina. La guerra en Oriente Medio y la
relajación de las campañas de vacunación provocadas por el conflicto pueden
volver a destapar en cualquier momento tan peligrosa caja de Pandora. De
momento no hay vacuna ni tratamiento específico, sólo fármacos para paliar los
síntomas.
Una vez más las herramientas más útiles contra estas patologías
vienen de la mano de la medicina preventiva, evitando la transmisión oral–fecal
y respiratoria. Algo tan simple y efectivo como lavarse correctamente
las manos y protegerse con un pañuelo al toser o al estornudar.
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