CREA, INVENTA, IMAGINA... ¡NO COPIES!

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30 octubre 2016

CRISPR-Cas9


Flickr/CC/Stuart Caie

Con todos los respetos, confieso que cuando nació la oveja clónica Dolly me produjo un impacto emocional equivalente al del advenimiento de la pequeña Louise Brown, el primer bebé probeta, allá por 1978. En mi humilde opinión ambos hitos representaron los prolegómenos de lo que ha de venir respecto a la reproducción de los mamíferos, incluyendo por supuesto a los primates humanos. 

En la Universidad de Harvard hay prestigiosos científicos trabajando en estas cuestiones. Emplean una novedosa técnica para editar el ADN (la base de la transmisión y la herencia de las instrucciones genéticas) que se llama CRISPR-Cas9. En esa colaboración entre lo público y lo privado que ha catapultado a muchas universidades anglosajonas a los primeros puestos de prestigio (auténticas fábricas de premios Nobel) hay empresas que están empleando tales innovaciones para introducir genes beneficiosos en el genoma de vacas y cerdos, eliminando de paso tantos otros perjudiciales.


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Pero, ¿acaso estos avances resultan aplicables a los seres humanos? Estamos inmersos en una intensa polémica ética y moral, de la que no escapan cuestiones tan debatidas en su día como la generalización de las vacunas, las transfusiones de sangre y los trasplantes, la reanimación cardiopulmonar avanzada o el uso de células madre procedentes de embriones. Intentando reducir la cuestión a lo más simple, sin estar todavía preparados nos enfrentamos a cuestiones inherentes a la evolución natural de nuestra especie, enfrentadas a otras tantas nacidas del arduo esfuerzo de la investigación y que ineludiblemente influirán (¡ya lo están haciendo!) en la evolución tecnológica de nosotros los actuales humanos. 

Todo parece apuntar que el Homo sapiens como especie tiene sus días contados, y que más tarde o más temprano seremos sustituidos en estos pagos por otros humanos esencialmente parecidos a nosotros, pero con determinadas capacidades adicionales indudablemente aportadas por la ingeniería genética, la tecnología robótica y la inteligencia artificial. Otra historia es conocer quiénes serán tales privilegiados.

23 octubre 2016

MÁS UNIVERSIDAD Y MENOS ALCOHOL


Algunas redes sociales, como Twitter, comparten una característica común con las columnas de opinión de los periódicos: su espacio es limitado. Quizás por ello, en algunas ocasiones somos incapaces de conseguir que los lectores entiendan lo que realmente queremos decir. Inexcusables falta de concreción y defecto del escritor. El caso es que el otro día exponíamos una serie de datos relacionados con el ámbito universitario y el hábito etílico, más concretamente sobre lo excesivamente caro que resulta estudiar una carrera en los Estados Unidos y el riesgo en el que se encuentran el 40% de los universitarios españoles debido a su exagerada ingesta etílica, a priori cuestiones que nada tuvieran que ver. O si. Elegimos estos dos ejemplos a sabiendas que en el consumo de alcohol influyen factores de tipo social y económico, ambas circunstancias muy diferentes en nuestro país y en la nación norteamericana.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud correspondientes al año 2010 y que vieron la luz en un informe del año 2014, respecto al consumo anual de alcohol puro en mayores de 15 años España ocupaba el puesto 28 entre 190 países del mundo, con 11.2 litros per cápita, frente a los Estados Unidos que computaban 9.2 litros por persona. La tendencia estimada para el año 2015 descendía en ambas naciones, pero más en España (600 cc) que en EEUU (200 cc). Al igual que los estadounidenses, y a diferencia de portugueses y franceses, los españoles consumimos más cerveza que vino, aunque los yanquis nos ganan en las bebidas espirituosas: one bourbon, one scotch, one beer.

Respecto a la edad legal para consumir alcohol, EEUU dispone de una de las legislaciones más restrictivas del mundo, comparable incluso a las vigentes en algunos países islámicos. Esta circunstancia en modo alguno ocurre en nuestro país. Aún así, varios estados norteamericanos han valorado rebajar la edad mínima de consumo etílico a los 18 años, pues no existe constancia de que las prohibiciones eviten la agudización de los problemas relacionados con el alcohol. En aquellos pagos conocen de sobra los catastróficos efectos sociales causados por medidas como la Ley Seca. Y la literatura, la televisión y el cine han hecho buen acopio de ello.

Diferentes universidades estadounidenses tanto del ámbito público como del privado han constatado el incremento de problemas de convivencia en sus campus ocasionados por el consumo abusivo y descontrolado de bebidas alcohólicas. También existe el debate sobre si sus afamados colegios universitarios deberían controlar o no si los estudiantes deberían consumos alcohol legalmente y de forma responsable. La prestigiosa Universidad de Stanford promueve desde hace años un programa para reforzar los hábitos saludables entre sus estudiantes. Los alumnos de primer curso tienen a su disposición acciones específicas sobre el consumo de alcohol y sus perjuicios. El modelo de Stanford ha sido adoptado por otros centros como la Universidad Washington en San Luis. Nos preguntamos si sería exportable a las universidades españolas, con presupuestos sustancialmente inferiores a los costosos centros americanos.


En nuestro país, dejando a parte el resultado del estudio que nos alertaba sobre el consumo de riesgo en el 40% de los universitarios, varias poblaciones han sido etiquetadas como paraísos de la ebriedad al fomentar y beneficiarse del llamado turismo de borrachera: Magaluf, Gandía, Salou, Lloret de Mar… Los servicios sanitarios de emergencias conocen bien las consecuencias y las autoridades municipales se plantean ponerle punto y final a tantos desmanes colectivos, protagonizados esta vez por jóvenes europeos cautivados por tan tentadora oferta de ocio y alcohol a precios de saldo. Como cantaba Joe Jackson en “Dirty Martini”, demasiadas aceitunas en demasiada ginebra.

15 octubre 2016

PENSE NO HAITI



En 1994 acabé machacando un CD de Caetano Veloso y Gilberto Gil, de portada colorista e hipnóticos arreglos electrónicos. El lanzamiento del “Tropicália 2” venía a conmemorar el vigésimo quinto aniversario de aquel otro álbum, “Tropicália ou Panis e Circensis”. El tema “Haiti” posee una letra impresionante. Lo digo para aquellos que no entienden por qué un poeta que le pone música a sus poesías puede haber ganado el Nobel de Literatura. Grande pecado. En el estribillo de la canción Veloso y Gil nos reclaman que pensemos en Haití, que recemos por Haití, porque Haití está en todas partes, incluso aquí, porque ser pobre resulta penoso y detestable.

Éste no fue el único tema musical dedicado al tercio occidental de la Isla de la Española, la nación probablemente más mísera de América y una de las más infortunadas del mundo. Las voces de Alejandro Sanz, Shakira, Juanes, Miguel Bosé, Marta Sánchez, José Mercé, Bebe, La Mala Rodríguez, Estopa o la Oreja de Van Gogh, entre otras, se unieron en 2010 a beneficio de las víctimas del último terremoto que descalabró Haití. De entonces recuerdo terribles impactantes fotografías de cadáveres esparcidos por las calles a la espera de que alguien los recogiera y de niños huérfanos heridos sentados en las aceras cubiertos de polvo y coágulos de sangre, el mismo tipo de imágenes que por reiterativas (véase la guerra en Siria) mantienen anestesiadas nuestras conciencias de primates en proceso de humanización.

La revolución haitiana que la llevó a independizarse de Francia ha quedado magistralmente retratada en uno de mis libros favoritos, “El reino de este mundo”, bajo la particular mirada barroca y preciosista de Alejo Carpentier. Una época en la que los esclavos arrancados de África soñaran con ser Napoleones Bonaparte, ebrios de sangre y vudú.

Dicen los clásicos que a perro flaco todo son pulgas. El 80% de los haitianos sobrevive por debajo del nivel de pobreza. Su esperanza de vida apenas rebasa los 60 años. Tras librarse a duras penas de las atrocidades de los dictadores Duvalier y sus terribles Tontons-Macoutes, en enero de 2010 sus habitantes fueron castigados por un violento seísmo de 7.3 grados en la escala Ritcher que causó 316000 muertos, 350000 heridos y dejó a un millón y medio de personas sin hogar. La crisis sanitaria provocada por la catástrofe vendría después. Ahora, apenas transcurrido  el tiempo para la  costosa recuperación, el huracán Matthew se ha cebado con un pueblo que todavía luchaba contra el cólera desencadenado tras la sacudida de 2010 y el paso de otro huracán, el Sandy, en el 2012. Sin los debidos controles y cuidados la enfermedad amenaza con extenderse por la isla. Médicos del Mundo estima que los infectados podrían llegar a los 50000 prójimos, cifra que a buen seguro engordará la de los 9000 fallecidos por cólera desde el terremoto de 2010. Por si fuera poco, la pérdida de las cosechas agravará todavía más el problema del hambre y la desnutrición. Como nos pedían Caetano Veloso y Gilberto Gil, pensemos en Haití, y los que sean creyentes, si quieren que recen también.

08 octubre 2016

ALCOHOL Y UNIVERSIDAD



Ser universitario, en la mayor parte de las ocasiones, resulta una ardua tarea, incluso en nuestro país. En Estados Unidos los gastos de matrícula en una universidad privada rondan los 50000 dólares anuales, a los que deberán añadirse aquellos otros correspondientes al alojamiento, la manutención, los libros, etc. 

En el caso de los centros públicos, como por ejemplo la prestigiosa Universidad de California en Berkeley, los gastos oscilan entre los 13000 dólares por cada matrícula anual para los residentes californianos hasta los 35000 dólares para todos los demás. Si no cuentan con una beca, además de hipotecarse a largo plazo con una entidad financiera, los estudiantes universitarios estadounidenses están obligados a trabajar mientras estudian. 

Para los menos afortunados existen las universidades comunitarias, centros públicos de educación superior donde los estudiantes desarrollan programas técnicos de corta duración (dos años), generalmente en horario nocturno o durante los fines de semana. Este sistema les permite compaginar formación con trabajo (el 62% de los estudiantes se encuentran en esta situación). En esta situación se encuentran unos 7,7 millones de estudiantes, la mayoría de ellos de color, latinos o asiáticos. 

Mientras esto ocurre al otro lado del Atlántico, en nuestros pagos acabamos de conocer los datos revelados recientemente por la Sociedad Española de Medicina Interna. Resulta que el 40% de los estudiantes universitarios son bebedores de riesgo. Dato preocupante, si bien los mayores porcentajes se detectaron entre los alumnos del primer curso para ir descendiendo entre aquellos otros de los cursos superiores. Los investigadores concluyen que existe una tendencia decreciente de consumo alcohólico de riesgo en las universidades españolas. 

Además de causar daños importantes a nivel físico y psicológico, el consumo excesivo de alcohol puede provocar dependencia. Para cuantificarlo los expertos utilizan la unidad de bebida estándar, el equivalente a una copa de vino o a una caña de cerveza, aproximadamente 10 gramos de alcohol. Así consideran un consumo de riesgo a partir de las 28 unidades semanales en varones y de las 16 en las mujeres.

En Granada han decidido ponerle punto y final a los macrobotellones. Según fuentes municipales la desaparición de la archiconocida Fiesta de la Primavera, organizada por los universitarios en vísperas de las vacaciones de Semana Santa, un referente de descontrol incluso fuera de nuestras fronteras, dejará de identificar a la ciudad de la Alhambra con el botellón.

En Salamanca, por poner otro ejemplo, la Nochevieja Universitaria mantiene en jaque a los servicios médicos y de emergencias de la ciudad, llegando a incrementarse en un 50% la actividad global en Urgencias provocada por intoxicaciones etílicas puras o combinadas con otras drogas. También la educación activa, la concienciación, la prevención y la promoción de hábitos saludables entre la población universitaria deberán ser medidas necesarias para atajar un problema sanitario nada desdeñable. Y de esta manera Alma Mater floreat, quae nos educavit. Florezca la Universidad, que nos ha educado.


01 octubre 2016

MI PADRE, MI MADRE, OLALÁ


Durante los últimos días de septiembre, descendiendo por la angosta carretera que comunica el norte de Tenerife con Santiago del Teide y Los Gigantes, la alegre tonadilla “mi abuela es madre de mi madre, olalá, mi abuelo es padre de mi padre, olalá, mi madre, mi padre, olalá” fue nuestra particular sintonía de viaje transportados por el viejo Opel Corsa que tantos y tantos kilómetros nos ha regalado por esta Isla Afortunada. Sin embargo, la ciencia ha venido recientemente a contradecir la sabiduría popular recogida en la coplilla. Si bien continuamos siendo hijos de nuestros padres, en el caso de las madres ya no está tan clara la cosa. Nos estamos refiriendo al nacimiento del pequeño Abrahim Hassan, portador del ADN de su padre, de su madre biológica y de una segunda madre donante. El año pasado esta técnica reproductiva se aprobó en el Reino Unido y ahora ha sido puesta en práctica por un equipo médico estadounidense.

La información genética que nos legan nuestros progenitores procede del núcleo de dos células reproductoras, el óvulo y el espermatozoide. Pero existe otro ADN localizado en las mitocondrias que solamente es heredado por vía materna. Nos estamos refiriendo a unos 37 genes muy específicos.  La madre del pequeño Abrahim, aún siendo una mujer sana, es portadora del síndrome de Leigh, un trastorno letal que afecta al desarrollo del sistema nervioso. De hecho los dos primeros hijos de la pareja fallecieron por culpa de dicha enfermedad.


El método británico se denomina transferencia pronuclear. Se lleva a cabo en un laboratorio superespecializado. Antes de que los óvulos fertilizados comiencen a dividirse en embriones se retira el núcleo celular, se descarta el de la madre donante y se reemplaza por el de la mamá biológica. De esta manera los embriones resultantes poseen el ADN nuclear paterno, el ADN nuclear materno y el ADN mitocondrial de la donante, descartando cualquier tipo de transmisión de una enfermedad genética presente en las mitocondrias. En el caso de Abrahim los expertos tuvieron que enfrentarse a una dificultad adicional. La religión musulmana de sus padres es contraria a la manipulación y destrucción de los embriones. Por ello el equipo dirigido por el Doctor John Zang, del Centro de Fertilización New Hope de Nueva York, se las ingenió para retirar el núcleo de uno de los óvulos de la madre biológica para implantarlo en el óvulo de la donante, al que previamente se le había retirado su propio núcleo. Este preciado gameto, con el ADN nuclear de la madre biológica y el ADN mitocondrial de la donante, fue fecundado con el esperma materno. El nacimiento del pequeño Abrahim, libre de las consecuencias del mortazl síndrome genético que exterminó a sus hermanos, ha venido a corroborar esa cancioncilla con la que Nicole nos obsequiaba cada vez que descendíamos desde el Alto de Erjos hasta la batida playa de Los Gigantes… Olalá.