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03 marzo 2017

ALOYSIUS EN EL PAÍS DE LOS OMEPRAZOLES




Caricatura original de Alan Benge ®

Algunos fármacos superan con creces las expectativas que la Medicina había depositado en ellos. Por ejemplo, el ácido acetilsalicílico, más popularmente conocido por una de sus marcas comerciales, la famosa Aspirina ®. Desde que su analgesia natural fuera empleada en la antigüedad a partir de extractos de corteza del sauce blanco, hasta su moderna comercialización, hoy en día se consumen a nivel mundial unos 100 millones de comprimidos diarios de aspirinas, siendo fabricadas en su totalidad en la factoría que los laboratorios Bayer tienen en Langreo.

El omeprazol, con 113 millones de dosis mundiales anuales, llevaría una trayectoria parecida, teniendo en cuenta su descubrimiento mucho más reciente, a finales de los años 80. En España, el consumo de este fármaco creció un 500% entre los años 2000 y 2012. De cada 100 envases despachados en las farmacias españolas , 6 son de omeprazol, el principio activo de mayor utilización. El coste diario del tratamiento es de aproximadamente 0.1 euros. 

Sus indicaciones terapéuticas, tal y como figuran en su ficha técnica (el famoso prospecto) son claras y concisas: esofagitis provocada por el reflujo gástrico, el tratamiento de úlceras duodenales y gástricas benignas (incluyendo a las producidas por los antiinflamatorios), el tratamiento de úlceras gástricas y duodenales asociadas a la bacteria Helicobacter Pylori, y finalmente el tratamiento de un síndrome muy poco frecuente denominado Zollinger- Ellison. Y nada más. Es decir, el omeprazol es el primero de una familia de fármacos denominados técnicamente inhibidores de la bomba de protones, que ha demostrado su utilidad en el tratamientos de unas patologías muy concretas, pero que en manera alguna debe identificarse con un mero antiácido y que debe tomarse bajo estricta prescripción y control médico. 

Al respecto, es frecuente escuchar en las consultas, incluso a pie de calle, a personas que deciden tomar por su cuenta y riesgo un comprimido de omeprazol antes de una opípara comida, para que ese previsto exceso de grasas y alcohol no vaya a provocarles una mala digestión. Tampoco resulta inusual que este tipo de comportamientos se produzcan entre aquellos pacientes que habitualmente toman varios medicamentos, aunque ninguno de ellos provoque un daño específico en las paredes de su tubo digestivo. Por ejemplo, basta que su médico les prescriba un antibiótico que se tome tres veces al día durante una semana para que se le reclame la receta de un protector gástrico.

Expertos y autoridades sanitarias vienen alertando en los últimos meses sobre el consumo abusivo de omeprazol en nuestro país. Existen datos que asocian su consumo crónico y descontrolado con déficits vitamínicos (B12) que pueden causar daños neurológicos, así como con pérdidas de masa ósea y mayor riesgo de fracturas (caderas, muñecas y vértebras), infecciones intestinales por Salmonella, problemas renales e incluso un mayor riesgo de padecer infartos cardiacos. Separemos pues en nuestras estanterías mentales el omeprazol del bicarbonato o los antiácidos, porque no son lo mismo.


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