En la geografía de
Malasia encontramos Kampung Sugai Nipah, una localidad que a pesar de la
distancia, tiene mucho que ver con la aldea congoleña de Yamkubu, donde en 1976
se identificó el origen de la primera epidemia de la enfermedad por el virus
Ébola, un tipo especialmente letal de fiebre hemorrágica.
De manera similar, en
1998 se aisló en Kampung Sugai Nipah el virus causante de la enfermedad de
Nipah, responsable de cuadros de encefalitis de extrema gravedad que pueden
causar la muerte a la mayoría de los infectados. Las semejanzas entre el virus
Ébola y el virus Nipah son preocupantes. En ambos casos sus reservorios
naturales son murciélagos frugívoros, desde donde pueden pasar a infectar a
otros animales: simios, monos, antílopes de los bosques y puercoespines, en el
caso del Ébola, y cerdos en el caso del Nipah. El contacto físico de los
humanos con estos mamíferos posibilita el contagio y la enfermedad. Por el
momento, no existe tratamiento específico para ninguna de las dos patologías, y
la lucha contra su diseminación ha de limitarse a medidas preventivas.
Los expertos hablan
de zoonosis emergentes, enfermedades de los animales que pueden afectar a los
humanos incidentalmente, prácticamente desconocidas hasta las últimas décadas
del pasado siglo XX, y que pueden constituir un problema de salud pública muy
grave en el futuro más inmediato, en el supuesto de no controlarse. En este
tipo de patologías también se incluye la infección por el virus Hendra, que
afecta a los caballos y al hombre, así bautizada al haberse detectado en 1994
en este suburbio de Brisbane, en Australia. Con una mortalidad cercana al 75%
de los infectados, las defunciones son provocadas por graves cuadros
respiratorios y neurológicos.
Ébola, Nipah, Hendra…
Cuando los científicos creían haber domado y vencido a los virus que
históricamente diezmaron a la humanidad (sarampión, viruela, gripe), nuevos
enemigos se asoman peligrosamente por nuestro horizonte, simples formas de vida
habitantes de este planeta mucho antes que esos orgullosos primates
pomposamente autodenominados Homo sapiens.
La batalla permanente entre ciencia y naturaleza prosigue.
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