A
los que hoy día trabajamos en hospitales, con frecuencia se nos
plantea cuál será el futuro de nuestros centros. Una incógnita
difícil de despejar, puesto que en la solución se encuentran
implicados factores tan dispares como la balanza demográfica, el
envejecimiento poblacional, la política sanitaria o la tasa de
reposición de los médicos especialistas, por considerar varios
ejemplos.
Hace apenas una semana, los medios de comunicación se
hacía eco de un estudio piloto que va a llevarse a cabo en el
Hospital Clinic y el San Joan de Deu de Barcelona. De esta manera, el
pequeño robot humanoide Pepper podrá interactuar con pacientes de
la tercera edad, para explicarles los tratamientos a seguir, o
convertirse en acompañante de niños inmunodeprimidos o pacientes
en fase postoperatoria. El coste medio de estos robots de apariencia
dulce y jovial ronda los 16000 euros, y los resultados sobre su
efectividad podrán conocerse a mediados de 2019.
Este es un primer
adelanto del futuro que vendrá, donde la presencia de los robots se
multiplicará notablemente en la medicina de precisión, desde los
quirófanos, donde el sistema de cirugía robótica Da Vinci,
presente en varios hospitales públicos españoles, lleva ya unos
cuantos años ayudando a los cirujanos, hasta las salas de recepción
y consultas. A la par, los servicios informáticos irán
incrementando sus efectivos. En los hospitales actuales, los
trabajadores mayoritarios son el personal médico y de enfermería.
Nuevas profesiones relacionadas con la informática y las nuevas
tecnologías irán ganando espacio y medios materiales en los
hospitales del futuro. Hoy en día ya manejamos conceptos como big
data, inteligencia artificial o el internet de las cosas. Aquellos
pacientes que vivan lejos de los centros de salud y de los hospitales
de referencia, en el futuro dispondrán de aparatos capaces de
transmitir a distancia datos relevantes para su salud.
Esto permitirá
el control de muchos pacientes que de esta manera no necesitarán
desplazarse a los centros sanitarios. Hace apenas unos años nos
hablaban de conceptos como la historia electrónica informatizada y
la prescripción de medicamentos por receta electrónica, hoy en día
realidades incontestables. Los hospitales del futuro serán mucho más
humanos y confortables. Tenderemos a una atención más personalizada
y participativa, pues ya hemos comentado en anteriores ocasiones que
existen enfermos, no enfermedades.
Uno de los pasos que han comenzado
a darse al respecto son las unidades UTPR (habitación de parto
integral), que irán progresivamente sustituyendo a los antiguos
paritorios, donde la mujer que desee tener su hijo en el hospital
dispondrá de las máximas medidas de confort y los mayores
estándares de calidad asistencial. Los hospitales del futuro dejarán
de ser lugares en los que nadie quiere entrar, Para ello, la
humanización está obligada a dulcificar la aplicación fría y dura
de los avances tecnológicos. Tal vez en aras de esa tan necesaria
consideración, los grandes hospitales del pasado irán
progresivamente desapareciendo, dejando su lugar a centros más
pequeños, prácticos y eficientes, donde la especialización se
encuentre al servicio de los tratamientos más personalizados.
No
los perdamos de vista y de paso no olvidemos que, tal y como nos
advirtió el genial Arthur C. Clarke, el futuro ya no es lo que solía
ser.
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