Pensaba comenzar hoy
con el título “Permítame que insista”, pero me he percatado que ya lo he
utilizado en dos ocasiones anteriores. Y como pienso incidir de nuevo en
algunas cuestiones sobre las que hemos reflexionado en el pasado, volvemos al
ataque, con una nueva ofensiva.
Comenzamos apoyando abiertamente las
declaraciones de Azucena Martí, la nueva delegada del Plan Nacional sobre
Drogas, respecto al comportamiento ejemplar de algunas estrellas televisivas,
léase presentadores, actores y futbolistas, que han alquilado su imagen a la
promoción de las apuestas on-line, probablemente
sin haber reflexionado lo suficiente sobre lo que estas acciones suyas
representan como ejemplo para nuestra juventud.
Algunos expertos hablan ya sin
tapujos de una epidemia de ludopatía juvenil imposible de atajar, una nueva
patología social con la que lidiar desde los estamentos políticos, comunitarios
y sanitarios, por supuesto.
Por si fuera poco, los acontecimientos deportivos
que antes levantaban todo tipo de pasiones, hoy en día añaden a su a veces
explosiva mezcla un interés desmesurado por las apuestas, sin al parecer darnos
cuenta de la exposición y el riesgo que podrían suponer para muchos
adolescentes y jóvenes.
Traemos a colación estas reflexiones cuando repuntan en
nuestro país el consumo de cannabis y tabaco, recuperando las cifras de
fumadores previas a las leyes antitabaco de 2005 y 2010. Así lo revelan los
datos del recientemente estudio EDADES del Ministerio de Sanidad, presentado
hace tan solo unos días por las autoridades sanitarias nacionales.
Si en los
dos últimos años la subida representa 3 puntos en general, entre los jóvenes el
consumo de tabaco crece un 5 puntos. Una vez más los especialistas nos alertan
sobre la pasividad, autocomplacencia y dejadez en las políticas antitabaco.
Repunta también el consumo de cannabis, la primera de las drogas ilegales, y la
quinta después de alcohol, tabaco, sedantes e hipnóticos (con o sin receta) y
los analgésicos opioides. En los dos últimos apartados, las consumidoras
superan a los consumidores.
El consumo de heroína, hace un tiempo convertido
prácticamente en un consumo marginal, reaparece avivando tenebrosos fantasmas
del pasado.
Respecto al alcohol, aunque su consumo se mantiene estable, en
España seguimos bebiendo demasiado, un hábito poco saludable estrechamente
ligado al ocio y a la diversión.
Se acercan unas fiestas muy entrañables donde
se dispara el consumo en general. Recordemos especialmente las desgracias que
continúan ocurriendo en nuestras carreteras por el abuso de sustancias, legales
e ilegales. Los medios de comunicación y las redes sociales recogían hace poco
la macabra anécdota del conductor que en un control rutinario dio positivo en
alcohol y todas las drogas posibles que los agentes de tráfico son capaces de
identificar.
Por un ocio responsable y unos hábitos más saludables, hoy
volvemos al ataque.
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