CREA, INVENTA, IMAGINA... ¡NO COPIES!

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29 diciembre 2010

PRECIO Y VALOR




Estas navidades, tal vez influenciado por malas compañías, y en especial por aquellos camaradas suyos políticos y economistas, anda Aloysius demasiado abstraído en sesudas cuestiones sobre la escasez y la abundancia. Como tantos otros españoles su calculadora doméstica está que arde contando cuántos euros no podrá ahorrar durante el próximo año 2011, ya saben, este año subieron los precios de la gasolina y demás combustibles, por supuesto aprovechando los puentes en el calendario, y la energía eléctrica pronto va a deslumbrarnos más por su elevada factura que por la calidez y la calidad de su luz.

Dicen los expertos que en una economía de mercado todo producto o servicio tiene un precio. Nos han fastidiado, como en la vida. El quid de la cuestión está en el valor que como ciudadanos estamos dispuestos a pagar por un producto o servicio. Cuando vamos al supermercado, por ejemplo, los ciudadanos nos convertimos en consumidores. Cuando vamos como pacientes a la consulta del médico del sistema nacional de salud, nos convertimos en usuarios. Del precio de estas visitas pocas veces nos informan, para que sepamos si pagamos mucho o poco.

Sin embargo, a pesar de la libre competencia en los mercados, sospecho que el precio de la energía eléctrica, del gas, de los combustibles, de los servicios telefónicos... casi siempre es el mismo, sea cual sea la compañía suministradora del servicio. Aquí no podemos elegir. Nos lo suben con alevosía y nocturnidad mientras todavía nos estamos tragando la última uva con la campanada que marca la extinción de un año y la venida del próximo, que de repente ya se ha vuelto a transformar en presente.

Bajan los sueldos y las pensiones, que ya ni siquiera se congelan a pesar de la ola de frío que nos mantiene temblando. Pero, realmente ¿a qué le damos más valor cómo consumidores o usuarios? En economía doméstica lo tenemos más o menos claro. Les llamamos bienes de primera necesidad por algo. A nuestra vivienda, alimentación, vestido y energía le damos un valor primordial, por eso nos gusta poco que nos toquen sus precios. También los medicamentos son bienes prioritarios. La contención de su precio es deseable a nivel personal y a nivel comunitario.

Entre las alegaciones que ha enviado al Ministerio de Sanidad contra la unidosis, la Federación Empresarial de los Farmacéuticos Españoles plantea que, si entra en vigor dicha medida el precio de cada comprimido de paracetamol (incluidos los envases, el IVA y los márgenes de fabricantes, distribuidores y farmacéuticos) será de 0.0033 euros, 0.095 para un comprimido de omeprazol y 0.050 para uno de ibuprofeno…

Actualmente, considerando la marca o el genérico más barato, un envase con 40 comprimidos de 1 gr de paracetamol cuesta en la farmacia 2.79 euros (0.069 euros por comprimido). En el caso del omeprazol de 20 mg, un envase con 28 comprimidos cuesta 2.95 euros, es decir 0.105 euros por pastilla. Finalmente, un envase de ibuprofeno de 600 mg con 40 comprimidos cuesta 1.98 euros, o lo que es lo mismo 0.0495 euros cada pastilla. La batalla de los precios continúa.

Para resolver tan espinosas cuestiones habrá que considerar el coste de los productos (para las empresas), el valor de los mismos (para los usuarios) y el precio que las administraciones públicas están dispuestas a pagar para seguirnos subvencionando los medicamentos.

23 diciembre 2010

NAVIDAD Y SALUD



Me ha pedido Aloysius que sea benévolo, porque estamos en Navidad, una entrañable etapa que se repite cada año y en la que todos nos cargamos de buenas vibraciones, deseos, intenciones… Dicen que durante la Primera Guerra Mundial hasta los más encarnizados enemigos pactaban una tregua por Nochebuena, seguramente los cristianos influidos por sus creencias religiosas, pero con una buena voluntad que también se extendía entre los no creyentes. El sentido más espiritual de estas fiestas ha ido cediendo terreno a la modernidad y al consumismo. Escribo estas líneas el 23 de diciembre, y he visto con mis propios ojos a los tres Reyes Magos deambulando por la Rua do Paseo en Ourense. A buen seguro le están echando un pulso a Papá Noel, encargando con el debido tiempo sus regalos en las zonas comerciales.
Como si fueran pequeñas bolas para adornar un árbol de Navidad virtual, aquí dejo estas sencillas reflexiones, que ni siquiera tengo que compartir, pero que seguramente a algún lector le provocarán el asombro o la curiosidad. Comenzamos. Una de estas tardes escuché en una cafetería un reproche contra la Ley de Dependencia en boca de una persona por la que tengo un aprecio especial. Criticaba la habitual excusa referente a la escasez de medios económicos dedicados a la sanidad. Pensaba que dinero hay, pero que deben reasignarse los recursos. Precisamente en eso andan todas las administraciones públicas. Otro parroquiano recomendaba una mayor flexibilidad en nuestro actual sistema nacional de salud y que todos los usuarios sepan lo que nos cuesta una determinada consulta, un tratamiento, una prueba diagnóstica o una hospitalización. A propósito de estas cuestiones, acabo de leer en la prensa especializada el valor de una fertilización in vitro en los Estados Unidos. Si se emplean los óvulos de la propia mujer, 24373 dólares; si éstos proceden de una donante, el montante asciende a 38015 dólares, y si el procedimiento obtiene el éxito (algo que ocurre en casi el 50% de las ocasiones), la factura final alcanzaría los 76000 dólares.
Otro apunte. Excepto para los pensionistas, en nuestro país existe el copago farmacéutico. En 1980, el conjunto de los españoles pagaba el 17.5% del coste de las medicinas. En el 2010 solamente sufragamos el 5.8%. No puede extrañarnos que las autoridades sanidades anden de cabeza con el gasto farmacéutico. En el número de septiembre de la prestigiosa Revista de Administración Sanitaria, Luis Ángel Otero Ochoa considera inexcusable, palabras textuales la coordinación del Estado con los gobiernos autonómicos para ejecutar políticas de contracción del gasto público. No olvidemos el escenario en el que nos ha tocado movernos, con una población cada vez más envejecida (1 de cada 4 ourensanos supera los 65 años) y una tasa de paro prevista que superará el 20% en el 2011. Yo voy a pedirle a Papá Noel y a los Reyes Magos mucha salud, porque dicen que resulta más barata que la enfermedad. Feliz Navidad.

17 diciembre 2010

BALADA TRISTE DE TROMPETA





Robert Wyatt tocando la trompeta


Acaba de estrenarse en las pantallas de cine la última película del iconoclasta Alex de la Iglesia, en opinión de Aloysius el más original e imaginativo de nuestros cineastas, capaz de cosechar a la par adhesiones y discrepancias sin apenas dejarle un espacio libre a los indiferentes. Esta novedad ha resucitado aquella interpretación vitriólica de otra balada triste de trompeta, la del incombustible Raphael en el film “Sin un adiós” (Vicente Escrivá, 1970),  de la que los lectores más veteranos seguramente guardarán un grato recuerdo.
A balada triste de trompeta han sonado las últimas quejas proferidas por José Manuel Ramírez, desde el Observatorio Estatal de la Dependencia. Hace cuatro años se aprobó en España la Ley de Dependencia, para algunos una ley trampa, porque la normativa encargada de garantizar estos derechos a nuestros ciudadanos nacía huérfana del respaldo económico necesario para convertir la teoría en práctica. Esta opinión negativa no es personal, sino compartida por muchos enfermos que se quejan cada día por ello en las consultas de los médicos, en los despachos de los trabajadores sociales y en los medios de comunicación.
Durante su etapa al frente del Ministerio de Sanidad, Trinidad Jiménez prometió presentar el informe de evaluación del desarrollo de la Ley de Dependencia. Este compromiso caducó el pasado mes de septiembre, y parece ser que la nueva ministra Leire Pajín pasó de puntillas sobre tan espinosas cuestiones al presidir su primer Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.
Llegado el mes de noviembre, con sus lluvias frías y la amenaza de renovadas gripes, desde la dirección general del Instituto de Mayores y Servicios Sociales se remitió a todas las comunidades autónomas un cuestionario para evaluar el Sistema de Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD). A José Manuel Ramírez el diseño de esta evaluación le ha parecido poco riguroso, máxime cuando el ministerio sigue sin publicar los datos recogidos precisamente por el SAAD. Los expertos en todas estas cuestiones aguardan desde julio del 2009 que esta información crucial vea la luz. ¿Se imaginan que el ministerio de Trabajo no publicara con la debida periodicidad las cifras del paro?
La habitual turba de los maledicentes sostiene que si no se divulgan estos números es porque hay cosas que ocultar. En política sanitaria, cualquier medida que se tome para incrementar la salud y el bienestar de la población debe ser convenientemente evaluada, por razones de efectividad y de eficiencia, máxime en tiempos de ajuste económico y de crisis social como los que ahora nos está tocando vivir. La mejor de las legislaciones, sin la financiación necesaria, corre el riesgo de quedarse en eso, en una balada triste de trompeta.



12 diciembre 2010

¿MONSTRUOS?

Hoy mismo repasaba una vieja entrada de nuestro blog hermano "Medycine" en la que se analizaba la película "La parada de los monstruos" (Tod Browning, 1932). 


Reflexionábamos sobre el trato que la sociedad deparaba hace un siglo a todos aquellos prójimos que sufrían una discapacidad, en la mayoría de las ocasiones condenados a existir como fenómenos de feria. Gracias a esta infamia, algunos alcanzaron la fama y la riqueza, tal y como leemos en "American Sideshow" (Marc Hartzman), una especie de enciclopedia que recopila todas estas extrañas historias.




Siempre me ha fascinado el tesón demostrado por las personas obligadas a vivir cada día enfrentadas a las limitaciones de su discapacidad, ya sea ésta congénita o adquirida, física o psíquica... Es cierto que para conseguir sus objetivos algunos se han apoyado en unas férreas convicciones religiosas...


Para expresar esta admiración, hete aquí algunos ejemplos:















10 diciembre 2010

MEMORIA DE MOSQUITO



Anda mi querido Aloysius muy preocupado ultimamente porque se olvida de muchas cosas, pulula un tanto despistado y con memoria de pájaro, como dicen los británicos, aunque en nuestro idioma coloquialmente prefiramos empequeñecer todavía más esta cualidad de nuestro cerebro cuando no funciona debidamente.
Y es que una cosa diferente es olvidarse de algo más o menos trascendente, como dónde aparqué ayer el coche, dónde puse las dichosas gafas para ver de cerca, quién se ha olvidado de cerrar el grifo de la cocina… y otra bien distinta es ir perdiendo progresivamente todos nuestros recuerdos, como ocurre en la enfermedad de Alzheimer. Para evitar los olvidos, hay quien activa la alarma de su teléfono móvil, se cambia el reloj de muñeca o se llena los bolsillos con escuetas anotaciones. Un amigo mío, reconocido artista plástico, prefiere pintarrajearse el dorso de las manos para que el sudor de las palmas no contribuya a hacer todavía más frágil su memoria.
Más diminutos que los mosquitos son las bacterias. Unos científicos de Hong Kong acaban de conseguir un hito: almacenar 90 GB de información en 1 gramo de bacterias. Sostienen estos investigadores que esta cantidad supone unos 10 millones de células, y que sólo harían falta 18 de ellas para archivar el texto completo de la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica, por ejemplo. Ya hay quien anda imaginando por ahí que este tipo de memorias biológicas podría terminar sustituyendo a los actuales dispositivos USB e incluso a los discos duros de los ordenadores. Las puertas de la ciencia ficción vuelven a estar abiertas, de par en par.
El último informe PISA (Programme For International Student Assessment) como ya viene siendo habitual, no deja en muy buen lugar al sistema educativo español. Nuestros bachilleres no carburan. Si el experimento chino made in Hong Kong funciona, ni hará falta que sigan estudiando, porque con el cerebro de un mosquito tendremos suficiente espacio para almacenar toda la información que hoy en día ocupa montañas de páginas en los libros.
Como seres humanos somos fascinantes. Hemos domesticado animales para que nos ayuden en las tareas cotidianas, para que contribuyan a nuestra alimentación, para que nos sirvan de compañía. Hemos utilizado levaduras para fabricar pan, yogur o cerveza, y hemos aprovechado determinadas hongos y bacterias para sintetizar valiosos antibióticos. Científicos norteamericanos han sido capaces de emplear bacterias para mover diminutos engranajes suspendidos en soluciones acuosas. Los microorganismos nadan en grupos nutridos capaces de generar una fuerza que impulse estos microengranajes. Así, al final, un pretendido insulto como microbio se puede convertir en la más lisonjera de las alabanzas. Y sino, al tiempo.

01 diciembre 2010

DIA MUNDIAL CONTRA EL SIDA 2010

Hay que mantener la vigilancia...



29 noviembre 2010

ULTRALUX




Detalle del Retrato de Giovanna degli Albizzi Tornabuoni
Domenico GHIRLANDAIO 1489 - 1490. 
Museo Thyssen - Bornemisza Madrid.


Frente al mar,
Las voces nuevas, las ultraluces,
Los años tuertos que vienen y asoman
Por la boca del mañana,
Como oscuros silos.
Todo lo prescindible,
Comparsas en el desfile
Los años cero, los derrumbes,
Vuelan hacia la papelera,
Como pájaros que lloran
De frío, exagerados
Desnudos calcetines blancos.
Es cortada tu ausencia
En ráfagas, en piezas,
En algún que otro cielo
Escrito con un pulso firme,
Sobre el sueño indoblegable
De los perros sin dueño.


25 noviembre 2010

UNA ENFERMEDAD SOCIAL



ANA ORANTES: su muerte despertó nuestras conciencias...


Con motivo de la celebración del Día Internacional contra la Violencia Machista, un circunspecto Aloysius me preguntaba si esta lacra podría entenderse como una patología social, en el sentido de que las sociedades se enferman a la par que los individuos que las conforman. Desde luego, una cuestión difícil de responder. Traté de explicarle aquel lúcido concepto de enfermedad definido por Georges Canguilhem, el filósofo francés especializado en la historia de la ciencia, donde la salud representaría un superávit de recursos capaz de permitirle a un ser vivo responder a las infidelidades del medio ambiente. Consecuentemente, la enfermedad y la muerte sobrevendrían cuando los recursos fueran insuficientes y las exigencias del medio se modificasen o se incrementasen.


Siguiendo este original postulado, una mujer maltratada ha ido perdiendo progresivamente su capital de salud a manos de su castigador. En palabras del fiscal Julián Pardinas, estas mujeres se van convirtiendo en invisibles, tratando desesperadamente de desaparecer del escenario de la tragedia, buscando un refugio, tantas veces inexistente en un hogar y una familia antaño seguros. Pero no son ella, sino precisamente sus verdugos quienes dilapidan intencionadamente la vitalidad de sus parejas, construyendo tamaña ignominia a base de desprecio, insultos, vejaciones, golpes y palizas. Así entraríamos de lleno en la segunda parte de la definición de Canguilhem, pues a la falta de recursos se une ahora un medio tremendamente hostil. Lo que un día fuera amor, respeto y protección se transforma en el más terrorífico de los desamparos.


Una sociedad está enferma cuando no se enfrenta con energía contra esta plaga. En España, en lo que va de año, 64 mujeres han muerto a manos de sus parejas, una cifra que supera ya las aciagas estadísticas del pasado año. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la violencia machista representaría la primera causa de mortalidad a nivel planetario en las mujeres con edades comprendidas entre los 15 y los 35 años, por encima de las guerras y el cáncer, por ejemplo.


Para combatir las enfermedades debemos esmerarnos en la prevención, en el diagnóstico precoz y en la efectividad del tratamiento. Para que nuestra sociedad sea más sana, hay que esforzarse en educar a nuestros jóvenes en la igualdad y en el respeto. Los profesionales (médicos, enfermería, trabajadores sociales) deberían disponer de tiempo y medios necesarios para detectar a tiempo todo tipo de agresiones físicas y psicológicas que cualquier mujer padezca en de su ámbito doméstico.


Y además, la justicia debe ser dotada de los instrumentos eficaces para castigar y para rehabilitar a los maltratadores. Desde luego, dejar de celebrar este tipo de días internacionales sería una gran noticia. 

18 noviembre 2010

MUERTE EN HAITI

Sin palabras...



16 noviembre 2010

11 noviembre 2010

UN PREMIO, POR FAVOR...



El otro día le escuché pedir a mi buen amigo el Dr. Juan José Rodriguez Sendín, presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), un premio Príncipe de Asturias para todos los médicos que trabajamos en el Sistema Nacional de Salud... No creo que nos lo concedan... Más bien, al contrario... Después del brutal recorte en nuestras nóminas, promovido por el gobierno socialista del Sr. Zapatero, nuestro salario quedará también congelado durante el próximo año 2011. 

Entonces, ¿cuándo recuperaremos nuestro anterior poder adquisitivo?...

Un castigo inmerecido. Ciertos políticos gestionan mal y lo pagan los ciudadanos, algunos por partida doble...

Yo me sumo a la demanda de un galardón, aunque sea simbólico, como el que merecen también los sufridos ratones de laboratorio, esos inefables roedores de pelaje blanco y ojos colorados, que nos miran como incandescentes lamparitas en la soledad de  la noche.

Como seres humanos, a esa dócil especie le debemos infinitos favores. Miles de crueles experimentos llevados a cabo con ellos han servido para avanzar kilómetros en la lucha contra las enfermedades del hombre.

El último, el descubrimiento de los circuitos neuronales implicados en el miedo...


Miedo me dan algunos, los que siguen experimentando con los médicos del Sistema Nacional de Salud, como conejillos de indias, como humildes ratoncillos blancos de laboratorio.

SOBRE MI CADÁVER



Esta mañana, al abrir el correo electrónico, me he topado con un mensaje que el industrioso Aloysius me envió de madrugada. Parece que por fin le ha encontrado una utilidad a su pertinaz insomnio. Me contaba que se despertó sobresaltado por una pesadilla, algo relacionado con la inmortalidad, con la catalepsia y el día de difuntos, un relato confuso y deshilvanado, vanos recuerdos que se esfuman nada más despertar.

Amablemente, le he recomendado que vigile su alimentación y que no se acueste inmediatamente después de cenar. Así su descanso será placentero y su soñar más ameno. Ya conocen el refrán: después de una comida una buena siesta y después de una cena una buena fiesta, o algo así.

Y para conjurar la desazón de sus preocupaciones sobre el futuro y la eternidad le he enviado un recorte de prensa que recientemente ha atraido mi atención. Se trata de una serie de posibles usos para nuestro cuerpo cuando se haya convertido en un cadáver, propuestas tan dispares como convertirnos en crash test dummies humanos, esos indefensos maniquíes que la industria automovilística mete en sus coches para chocarlos contra un muro a toda velocidad, o donar nuestros restos a una universidad para que los estudiantes aprendan anatomía y los futuros médicos puedan perfeccionar su técnica; al fin y al cabo, aprendemos más de los muertos que de los vivos. En esta línea se situaría también el legado de nuestro esqueleto o de nuestros miembros para su exhibición en museos científicos, convirtiéndonos en los dignos sustitutos del Negro de Banyoles, o ofertar nuestros despojos para que viajen ad perpetuam en las giras internacionales del Body Words, eso sí, convenientemente plastinados según las mañas del científico y artista alemán Gunther von Hagens, fuera fluidos y grasas, bien rellenitos de caucho de silicona a modo de vistosas momias despellejadas o descarnadas esculturas del progreso y la modernidad.


Una curiosidad: en 1977 Von Hagens dio a conocer en Heidelberg la técnica de la plastinación...

Otra alternativa sería descansar en una granja de cuerpos, donde los expertos y los estudiantes observan las fases de descomposición de los cadáveres para luego auxiliar a los antropólogos y a los forenses en sus estudios e investigaciones.

Yo sigo pensando que lo más útil, altruista, solidario, o como se quiera llamar, es la donación de nuestros órganos y tejidos para que puedan salvar las vidas de unos cuantos prójimos después de nuestra muerte. Así se lo he propuesto a Aloysius mientras ensalzo una vez más la efectividad de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) española, modelo a seguir por muchos otros países, embarcada ahora en la fascinante alternativa de los trasplantes en cadena, una suerte de sucesión de favores, un consorcio de buenos samaritanos que podría mejorar de manera exponencial los resultados de este tipo de tratamiento. No lo olvide, ante la tentación de disecarse o esqueletizarse, sea generoso, done sus órganos. A buen seguro que alguien se lo agradecerá. Y mucho.



Y por cierto, ya que hablamos de trasplantes...

06 noviembre 2010

CEREBRANDO



"Lección de anatomía del Dr. Deijman" Rembrandt. 1656 

Por no tener nada mejor que hacer, toda la tarde he estado discutiendo con mi muy concienzudo Aloysius cuestiones relacionadas con el cuerpo y el alma, con el dolor físico y el emocional, con la sustancia y lo inmaterial. Y todo ello porque ha pillado sobre mi mesa de trabajo un ejemplar de “La rebelión de los brujos”, de Pauwels y Bergier, una vieja copia maltratada por el tiempo y que un amigo me cambió por un libro de cuentos. Conociendo mi debilidad por las ciencias, me ha retado para que le demuestre de manera razonable las bases físicas del espíritu.


Al final, lo he remitido a las obras del científico colombiano Rodolfo Llinás, el mismo que identifica alma con cerebro ("El cerebro y el mito del yo").


Y he pretendido rematarlo con tres artículos científicos, dos publicados en la prestigiosa PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences).


El primero nos desvelaría las redes neuronales de la depresión. Mediante técnicas de neuroimagen (resonancia magnética funcional), el equipo dirigido por Yvette I. Sheline ha observado que en los pacientes depresivos, las redes neuronales encargadas del control cognitivo, del modo preestablecido y de la red afectiva tendrían aumentada la conectividad en el mismo nexo dorsal. Este hallazgo podría explicar las alteraciones que presentan estos pacientes relacionadas con la no consecución de metas creativas, con la visión pesimista del futuro y con la menor percepción de la importancia de las cosas.


Al investigar tres redes neuronales de trabajo diferentes (la del control cognitivo, la de modo preestablecido y la red afectiva), vieron que en los individuos deprimidos cada una de estas tres redes tenía la conectividad incrementada en el mismo nexo dorsal.


El segundo hace referencia al daño provocado por las borracheras en el hipocampo de los cerebros adolescentes. Aunque el trabajo experimental se ha realizado con monos, estos investigadores estiman que sus conclusiones podrían perfectamente extrapolarse a los humanos jóvenes. El equipo coordinado por Chitra Mandyam nos alerta sobre la reducción de células madre cerebrales y el incremento de la degeneración neuronal provocados por la ebriedad. 
Siga pues nuestra sociedad siendo permisiva con los botellones...




Por último, en tercer lugar, investigadores españoles del Instituto de Formación e Investigación Marqués de Valdecilla (IFIMAV), formado por expertos del Hospital Valdecilla y de la Universidad de Cantabria (UC) de Santander, han demostrado las alteraciones producidas en la sustancia blanca de la médula espinal y su relación con las psicosis. El trabajo coordinado por la psiquiatra Rocío Pérez Iglesias se ha publicado recientemente en The American Journal of Psychiatry.
La investigación del cerebro todavía está en pañales… El debate continúa…


TEMPUS FUGIT, SICUT NUBES, QUASI NAVES, VELUT UMBRA...



El punto brillante en la televisión apagada,
la estrella que nunca fui...

La duración de la vida,
el bosque de castaños que un día hubo aquí.


05 noviembre 2010

TODOS NOS APELLIDAMOS ABAD


"Escudo de armas" de los Abad de Aragón

En España, en un futuro no muy lejano, todos nos apellidaremos ABAD... Nosotros ya nos hemos adelantado a los tiempos venideros... Y sino me creen, al tiempo.

Alguien ha dejado esto en mi buzón de correo electrónico:


No había otro problema en España. El gobierno estólido que nos regula la vida ha decidido reorganizarnos los apellidos en función de sus gaseosos criterios de reorganización social, mediante los cuales los españoles van a apellidarse según dirima un juez la disputa entre un matrimonio desavenido. Hasta hoy los españoles heredábamos el apellido del padre, siempre que no se dispusiera lo contrario; desde el año que viene será un magistrado del registro el que decida cómo se apellida su hijo si ustedes, debidamente espoleados por la corrección política, no acuerdan el apellido familiar. ¿Y eso era fundamental? ¿Aporta algo la nueva regulación? Evidentemente no. Próximamente se escenificará una pelea entre los García y los Iparraguirre con el fin de decidir qué tipo de familia vamos a estructurar y será un juez, atendiendo al racional criterio del orden alfabético, el que decidirá cómo se llaman nuestros hijos.

La ley contempla que uno, mayor de edad, pueda reconvertir su identidad si la que atesora no le satisface. Incluso si usted se llama Manolo y decide, en función de un cambio hormonal —o no—, imponerse el bello nombre de Rosario. También asiste a aquél que decida que su hijo no va a ser un López más pudiendo ser un Avellaneda de Fuste. Y las cosas han funcionado racionalmente: los que temían ver desaparecer un apellido singular a manos de la ordinariez de un «Fulánez» han podido alterar el orden dinástico y preservar determinados tesoros heráldicos para mayor goce de los genealogistas.

Ahora, sin embargo, un nuevo giro de tuerca lleva a excitar el debate familiar con el fin de establecer discusiones absurdas en el seno de familias sensibles al progreso. «¿Y cómo es eso de que tiene que llevar primero tu apellido en pudiendo llevar el mío? Lo siento, que decida el juez». Y el juez no tiene más remedio que aplicar un articulado según el cual se le impondrá al neonato aquél que primero figure en el escalafón abecedario. Si esta gilipollez, tan propia de la alegre muchachada que nos gobierna y nos cambia la vida, prolifera ante las ventanillas del registro, llegará un día en el que apellidos como Zapatero habrán desaparecido de la faz del solar patrio. Todos nos llamaremos ABAD, que era un compañero de clase de La Salle que siempre encabezaba la lista de clase y al que hace años le perdí la pista. Quede claro algo: para que su hijo de usted se llame como usted varón y luego como usted hembra tendrán que especificarlo expresamente; de no ser así se aplicará el criterio alfabético. Y que luego se peleen las suegras.

Pienso en la Infanta Leonor. Cuando reine y tenga descendencia, la corona española no será regentada por un Borbón de primer apellido, sino por un Martínez cualquiera heredado de aquél que haya matrimoniado con la heredera de la Corona. Gracias a este engendro de Ley, se le invertirán los apellidos y seguirá siendo un Borbón de la misma manera que el nieto de Franco fue un Franco en lugar de un Martínez Bordíu. Ahí vale, pero las ganas legislativas de enredar me remiten al chiste de aquél que llega al registro y pide un cambio de nombre ya que se llama Juan Mierda; el funcionario le comprende de inmediato y le pregunta que nombre quiere ponerse: «¿Yo?, Antonio, como mi padre».


Me acuerdo de un paisano al que su padre y su padrino, inmersos en plena borrachera para celebrar el nacimiento del primogénito, decidieron inscribir a la criatura con el cacofónico nombre de "Cojoncio". Tras años de innumerables papeleos, consiguió por fin enmendar la travesura aquella ebria ocurrencia de compadreo. 


02 noviembre 2010

LA CASA DE LOS LÍOS



Cuando existe demasiado alboroto y magno es el desorden, jaula de grillos elevada a la enésima potencia, cuando escuchar al que nos habla se convierte en una tarea imposible, cuando la escandalera es mayúscula, cuando no hay lugar para el sosiego ni manera de ponerse de acuerdo porque el caos y la anarquía campan a sus anchas, se dice que hemos alquilado un cuarto en el ala más tenebrosa de la casa de los líos. El muy procaz Aloysius es más partidario de otros términos, como A Casa da Collona, que así también se llama un restaurante en Pontevedra, o la Casa de la Troya, aludiendo a la inefable novela de Alejandro Pérez Lugín ambientada en Compostela antes de que la ciudad se convirtiera en Santiago.

Esta crisis económica que nunca existió, aquella que luego hizo germinar tímidos brotes verdes, la que ahora aprieta inmisericorde gargantas y cinturones en la madre patria, ha servido para provocar un ejercicio de reflexión generalizado. El toque de atención nos ha sido dado, por manirrotos y espléndidos. Ahora hay que ahorrar, como sea, de donde sea. Todas las miradas se han vuelto hacia la sanidad, y el sarampión de la austeridad se ceba en el gasto sanitario. 

Alfredo Aycart alertaba desde las páginas de ABC: el SERGAS invertirá este año 1000 millones de euros en medicinas. Un despelote. Farmaindustria está de uñas. Los recortes en la factura farmacéutica también provocan brotes: ahorro para las administraciones y EREs, cierres y despidos en las fábricas de los medicamentos. Unos cuantos miles de prójimos a la calle, a engrosar todavía más las cifras del paro. Daños colaterales, que dicen los entendidos. Los laboratorios amenazan con dejar de investigar, güelfos contra gibelinos, los fabricantes de genéricos avisan que no pueden rebajar ya más sus productos. Los negros cuervos del copago siguen revoloteando sobre nuestras cabezas mientras algunas administraciones autonómicas sanitarias han suspendido pagos. Los catálogos de financiación son materia de disputa entre nuestros representantes políticos, pero a muy pocos parece importarles lo que cuesta un ingreso hospitalario, un parto, una prótesis de cadera, un trasplante, un ciclo de quimioterapia o el tratamiento con inmunosupresores, o la bondad de la hospitalización a domicilio.

Las miradas inquisidoras, desorientadas, miran hacia un lado y luego al otro. Los médicos, esos sujetos peligrosos que recetan a destajo, los farmacéuticos, filibusteros dispuestos a todo para mantener sus ganancias, los laboratorios, que en lugar de investigar y fabricar gratuitamente como si fueran ONGs, no paran de engrosar sus cuentas de dividendos… Y mientras tanto, sigue creciendo el ruido de fondo. 

Me pregunto ¿cómo consiguen sobrevivir los paisanos de otros países de nuestro entorno sin el todo gratis y el café para todos? ¿Nos hemos planteado realmente mejorar nuestro modelo para que sea más eficiente, equitativo y solidario con los que más lo necesitan? ¿Para cuándo un gran pacto de estado para la sanidad? ¿Es tan difícil que se pongan de acuerdo los representantes autonómicos y del Ministerio de Sanidad dentro del Consejo Interterritorial en todas estas cuestiones? ¡Qué alguien ponga paz, cordura y sentidiño!



01 noviembre 2010

MENSAJES


"Niños con mastines". Francisco de Goya, 1786 - 1787, oleo sobre lienzo.
Museo del Prado. Madrid

La gente deja mensajes dondequiera que va. Anota números de teléfonos en las puertas de los excusados, falsos como broma, verdaderos como burla, graba a punta de navaja corazones enamorados en la corteza de los árboles, escribe el nombre de la amada en las varandas de los puentes o deja libros abandonados en los bares, con la esperanza de un mejor lector.

En el baño de minusválidos de un establecimiento público alguien dejó una hojita doblada, como las antiguas del santoral. Impresa por la Editorial La Buena Semilla, 1166 Perroy (Suiza), la fecha correspondía al 25 de octubre de 2010. Contenía dos versículos bíblicos, Juan 10:11, "el buen pastor da la vida por sus ovejas", y Ezequiel 34:11, "así ha dicho el Señor: he aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré"...

Las ovejas y los perros reconocen la voz de su pastor. Algunas veces, yo apenas consigo reconocer la mía. Guardé el papel en el bolsillo de mi anorak y proseguí a buen paso la caminata.

En la otra orilla del río, una pareja de mastines le ladraba al viento. Reconocí aquellos prados, donde de noche nos sentábamos para ver cómo pasaba el río, cómo transcurría la vida.

Nada ha cambiado desde entonces.