Que me perdonen Los Suaves (y en especial Charly Domínguez) por haberles casi fusilado el título del disco que grabaron en 1993 con la multinacional Polygram Ibérica. No teman. Hoy no voy a escribir de música, porque no es lo mío. Simplemente me gustaría comentar brevemente las buenas noticias que se han publicado en estos últimos tiempos respecto al tratamiento de la esclerosis múltiple (EM), una enfermedad rara y poco frecuente allá cuando la estudiábamos en la Facultad de Medicina, pero que desafortunadamente el tiempo ha terminado por poner en su cruel lugar. Conozco y trato a unos cuantos pacientes afectados por esta patología. En Ourense cuentan con una asociación modélica, que derrocha esfuerzos y entusiasmo para mejorar la calidad de vida de los mismos. He constatado su ímprobo trabajo en primera persona.
Se trata de una enfermedad crónica y neurodegenerativa que afecta al sistema nervioso central, caracterizada por la desmielinización, es decir, por la pérdida de la envoltura protectora que recubre las fibras nerviosas. Salvando las distancias, sería como si una máquina muy valiosa estuviera sufriendo averías que deteriorasen el aislante de su cableado eléctrico. Esta especie de cortocircuitos en el ser humano pueden traducirse como una serie muy variable de síntomas, desde un simple hormigueo y debilidad muscular, hasta cuadros más complejos con rigidez, alteraciones visuales, dificultad para hablar, marcha inestable y falta de coordinación o ataxia. Para mejor entendernos, ese dicho popular afirmando que cada enfermo es un mundo adquiere su máxima expresión cuando hablamos de los afectados por EM. Es difícil encontrar a dos pacientes iguales.
La primera buena noticia hace referencia al protocolo de estudio con células madre, todavía en fase experimental, que se está llevando a cabo en el Hospital Carlos Haya de Málaga, en el que han sido incluidos 30 enfermos en la fase progresiva avanzada de esta enfermedad. A priori, el objetivo es simple: aportar al sistema nervioso afectado unas células capaces de fabricar la mielina necesaria para reparar las fibras nerviosas dañadas. Las células madre se extraen del tejido graso propio de cada paciente.
Sumando todos los tratamientos que se vienen aplicando para paliar el daño provocado por la EM, la esperanza de vida media de los afectados se ha incrementado notablemente. Muchos de ellos, al progresar la enfermedad podrán verse afectados por síntomas urinarios como la incontinencia o la urgencia miccional, una imperiosa necesidad de orinar inmediatamente, e incluso también por disfunciones sexuales. En otros casos, la dificultad para evacuar la vejiga puede hacer necesario el sondaje de estos enfermos.
La segunda buena noticia es que ciertos fármacos anticolinérgicos y el sildenafilo están demostrando su utilidad para minimizar este tipo de síntomas, muy incómodos para el que los padece, y no exentos de graves complicaciones a largo plazo. Y como sabemos que no hay dos sin tres, nos mantenemos a la espera de inminentes nuevos avances en la terapia de la EM.
Para todos aquellos interesados en saber más sobre AODEM (Asociación Ourensana de Esclerosis Múltiple, ELA, Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas):
http://www.aodem.com/esp/principal.html