En mis tiempos de universidad, cuando además de estudiar medicina me empeñé en aprender algo sobre la vida, tuve la satisfacción de conocer en persona a D. Gonzalo Torrente Ballester, en mi humilde opinión uno de los mejores escritores gallegos y españoles. Así lo ha reconocido con solvencia el ourensano Xosé Luis Méndez Ferrín, flamante nuevo presidente de la RAG (Real Academia Galega), que lo ha situado a la altura de clásicos de la literatura europea como Albert Camus o Jean Paul Sartre.
Y he escrito a posta lo de gallego, porque un sentimiento se situa mucho más allá de las fronteras de las letras y de las palabras, porque todavía hay quien sólo reconoce tal cualidad a todos aquellos que escriben única y exclusivamente en la lengua gallega. Con tales discriminaciones no solamente estarían dejando fuera a Torrente Ballester, ferrolano de nacimiento y nefelíbata bayonés en el atardecer de sus días, sino también a Camilo José Cela o al mismísimo Valle Inclán. Sin embargo, la obra de todos ellos está impregnada de Galicia, sería imposible sin su esencia y existencia.
La popularidad de Torrente fue creciendo a la par que triunfaba en la televisión la serie de "Los gozos y las sombras", protagonizada por Eusebio Poncela y Charo López, expléndida en su belleza más felina.
Recuerdo haber ido a recibirle en taxi a la estación de ferrocarriles de Santiago. Torrente, profesor ejemplar, acudía a Compostela desde Salamanca para impartir una conferencia y de paso ser nombrado colegial de honor en la residencia estudiantil San Francisco.
Me llamó la atención como aquel anciano escondido tras unas gruesas gafas oscuras, amable y conversador, había sido el artífice de aquellos odios y pasiones desatados entre pazos, bosques, prados e impenitentes lluvias.
Y como había ido a la universidad para completar mi formación como persona, intención que todavía trato de conservar cada mañana, por la ruta literaria de Torrente descubrí la melancolía de Chopin, de su Preludio nº 15 en ré bemol mayor, "La gota de lluvia".
En unos días, el 27 de enero, se cumplirá el décimo aniversario del fallecimiento de Torrente. Un poco más adelante, el 13 de junio, el centenario de su nacimiento. Es un buen momento para reivindicar de nuevo la figura del viejo profesor, para que sus páginas vuelvan a ser leídas, para revivir el amor y la lluvia en esta Galicia nuestra.
Les invito a disfrutar de una maravillosa obra de arte:
2 comentarios:
Me uno a tu reivindicación de un escritor universal que ha usado el catellano para hablar con sabor gallego.
Un besote
(Amigo Aloysius, corrige el enlace en el que has duplicado "http", para que nos lleve sin problemas a los capítulos de esa fantástica serie)
Querida Perséfone:
Gracias por tu observación; creo que ya está corregida mi incompetencia informática...
Saludiños...
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