Sostiene Aloysius que la
medicina, desde que la entendemos como tal, ha procurado el bienestar del prójimo
combatiendo el dolor y la enfermedad; a medida que el tiempo ha ido
transcurriendo se han incorporado nuevas disciplinas como la promoción de la
salud y la prevención de la enfermedad. A nosotros, mientras aguardamos ese
paso de gigante que representará la medicina personalizada (gracias a la
nanotecnología y a la farmacogenómica), nos toca consolarnos haciendo volar
nuestra imaginación: ¿cómo serán los galenos del futuro?¿qué tratamientos nos aplicarán?
La humanidad ha progresado
gracias a la superación personal y colectiva. Hay quien apoya potenciar
nuestras cualidades físicas y psíquicas innatas desde diferentes campos. Desde
la genética, con la ilusión que supone curar un sinfín de enfermedades
hereditarias, pero manteniendo la vigilancia y el control sobre perversas
tentaciones eugenésicas. Pero también desde la psicofarmacología. En el deporte
el dopaje sigue estando vetado. No parece justo permitir que un atleta se
beneficie en la competición de la ayuda de determinados medicamentos. Se llama jugar
con ventaja. Entonces ¿sería ético emplear fármacos que pudieran incrementar
nuestro rendimiento intelectual? Este dilema continúa desatando acaloradas
discusiones entre sus partidarios y sus detractores.
En mi época de estudiante
universitario escuché mil y una historias sobre las ventajas y desventajas de
los estimulantes a la hora de estudiar. Algunos expertos en doping intelectual
aseguraban haber aprobado asignaturas tremendamente complicadas después de
noches de estudio intensivo alimentado a base de anfetaminas. Por si las
moscas, otros nos mantuvimos entre las fronteras acotadas por la tradicional
cafeína…
La polémica ha vuelto a abrirse debido
a las expectativas creadas por el modafinilo, un neuroestimulador que se
utiliza en el tratamiento de la somnolencia excesiva diurna asociada a
enfermedades como la narcolepsia, la apnea obstructiva del sueño, los desórdenes
del sueño asociados a los turnos laborales y la fatiga excesiva que aparece en
una rara patología hereditaria, la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth.
Incluso se ha comercializado en Internet un cóctel denominado TetraTab que contiene modafinilo, fluoxetina (antidepresivo) y dos estimulantes de la memoria.
Incluso se ha comercializado en Internet un cóctel denominado TetraTab que contiene modafinilo, fluoxetina (antidepresivo) y dos estimulantes de la memoria.
Otros especialistas han constatado
cierta mejoría respecto a la concentración y la capacidad de estudio en
universitarios que emplearon con esa intención el metilfenidato, un fármaco
empleado en el tratamiento de la hiperactividad y el déficit de atención
infantil.
Varios suplementos sanitarios de
prestigiosos medios de comunicación le han dedicado ya su atención, abriendo
las puertas a dilemas éticos que seguramente deberán ser contestados en un
futuro muy cercano.
¿Habrá controles antidoping a la salida de los exámenes y de las oposiciones? ¿Se desatarán conflictos derivados del contrabando ilegal de estas sustancias? Las líneas de investigación permanecen abiertas. Ya se trabaja con una proteína neuronal llamada CREB, que interviene en los procesos de consolidación de la memoria a largo plazo. Veremos a qué puerto nos llevan estas naves.
¿Habrá controles antidoping a la salida de los exámenes y de las oposiciones? ¿Se desatarán conflictos derivados del contrabando ilegal de estas sustancias? Las líneas de investigación permanecen abiertas. Ya se trabaja con una proteína neuronal llamada CREB, que interviene en los procesos de consolidación de la memoria a largo plazo. Veremos a qué puerto nos llevan estas naves.
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