"Boceto para mi primer fotomatón" de Emilio Cendón
Podríamos decir que mi generación se fascinó por el fotomatón,
un apelativo tal vez cacofónico pero adecuado para designar a un tipo de
retrato fotográfico barato, inmediato, tosco, pero repleto de encanto.
En la taquillera “Amelie” (Jean-Pierre Jeunet 2001) el
fotomatón proporcionó suficiente juego argumental. Que levante la mano el que
nunca se ha sentado en una de esas cajas mágicas para sacarse una fotografía
urgente para un carnet, para certificar el amor por una novieta o para rubricar
con increíbles muecas la camaradería con los colegas.
Otros prefieren hablar de retratos robot, que para gustos
hay colores. Con el debido respeto, a veces recurro a la parábola del fotomatón
para explicar algunas cuestiones en la consulta, por ejemplo, de la diabetes.
La glucemia en ayunas, obtenida a partir de un simple pinchazo en el pulpejo
del dedo, es el retrato fotomatón de la enfermedad, su retrato robot cotidiano.
Sin embargo, para ser más precisos, necesitamos conocer de vez en cuando el
valor de la hemoglobina glicosilada, más que foto la película del control de la
glucosa en la sangre del paciente durante las últimas semanas.
Hoy voy a tomarme una licencia más, comentando el retrato
robot de la sanidad española, de su fotomatón, aprovechando la reciente
publicación de las “Estadísticas Mundiales Sanitarias 2012” por la Organización
Mundial de la Salud (OMS). Más concretamente, cotejando los datos de España
respecto a nuestro entorno europeo, observamos que el número de médicos es muy
superior en nuestro país, casi 40 por cada 100000 habitantes, frente a los poco
más de 30 en Europa. Los especialistas responsabilizan de estas cifras a la
división existente dentro de nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS) entre
Atención Primaria y Especializada.
Excepto en Anestesia y Pediatría, nos encontramos también
por encima de la media europea de médicos especialistas. Además, los expertos
alertan de la baja concertación con los hospitales privados, que dilata más
nuestras listas de espera.
Al contrario que en el caso de los facultativos, existe en
España un déficit de personal de enfermería y demás trabajadores sanitarios, de
camas hospitalarias y psiquiátricas, así como de unidades de radioterapia.
No ganamos Eurovisión desde hace décadas (este año tampoco),
pero sin embargo somos Campeones de Europa en fútbol, baloncesto, diabetes,
sobrepeso y en el número de pacientes que acuden a las consultas del médico
cada año, el doble de ocasiones que la media europea.
Finalmente, los hospitales para crónicos siguen siendo
nuestra asignatura pendiente, más si cabe en una población tendente al
envejecimiento por culpa de la baja tasa de natalidad y de la longevidad de
nuestros paisanos, especialmente de las mujeres. Los expertos recomiendan
apostar por la cirugía sin ingreso y por la hospitalización a domicilio. Si
nuestros gestores sanitarios no toman cumplida nota, el retrato robot, o de
fotomatón, como usted guste, va a seguir quedando difuso y nada decoroso.