Apenas tres días antes del ferragosto de 2012, fallecía Carlo
Rambaldi en la ciudad calabresa de Lamezia Terme. En 1982, había recibido el
encargo de diseñar el famoso personaje protagonista de la película de Steven
Spielberg, el moderno Rey Midas de Hollywood. El artista italiano también tuvo
en su haber la paternidad de los efectos especiales de la aterradora criatura
de “Alien” (Ridley Scott, 1979), labor galardonada con un más que merecido
Óscar.
Para el cuello alargado de ET se
inspiró en una pintura propia, “Women of
Delta”. El rostro del entrañable extraterrestre, supuestamente aglutina los
rasgos de Albert Einstein, Ernest Hemingway y Carl Sandburg. Finalmente, los
productores encargaron el diseño de los llamativos ojos azules al Jules Stein Eye Institute de Los Ángeles
(California).
El 22 de diciembre de 2012
recuperé un viejo libro de mi biblioteca. Se titula “La literatura de
Ciencia-Ficción”. Fue escrito en 1975 por Juan José Plans dentro de la
colección de divulgación Biblioteca Cultural RTVE, coeditado por Editorial
Prensa Española y Editorial Magisterio Español. Las ilustraciones pertenecen a
los fondos de la Paramount, al Archivo Magisterio Español, Suevia Films, Regia
Films y la UNESCO.
La página 17 está ocupada al
completo con una reproducción en blanco y negro de un extraterrestre de largas
extremidades inferiores y abultada cabeza. Su rostro rectangular cuenta con dos
grandes ojos saltones, tres orificios nasales y una boca lineal. Carece de
cabello, cejas, pestañas, orejas y mentón.
El parecido de este ser
imaginario con el popular ET resulta muy llamativo, máxime cuando la
ilustración del libro precede en 7 años al estreno de la película de Spielberg.
Sostiene Aloysius que la
imaginación humana, a la hora de concebir a los habitantes de otros lejanos planetas
del Universo, emplea como modelos seres que nos acompañan cotidianamente en
nuestro propio mundo. Y es que a la hora de ponerle ojos, boca, nariz y orejas
a un marciano inventado, es fácil que parezca que unos hemos copiado de los otros.
Quizás. ¿O no?
Nosotros, de momento, nos quedamos con la fantástica banda sonora de John Williams...
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