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06 octubre 2013

TRATANDO DE COMUNICAR



Sostiene Aloysius que durante su etapa de estudiante universitario nadie se molestó en enseñarle lo más mínimo en materia de comunicación, permitiendo una capacitación postgraduada para la adecuada transmisión de informaciones y sentimientos a las personas que quisieran escucharle, leerle o entenderle. Y es que acabo de regalarle un breviario sobre la comunicación no verbal. Espero que separa sacarle partido en su labor cotidiana de promocionar la salud y batallar contra la enfermedad. 

En líneas generales ¿sabemos interpretar los gestos de los pacientes que acuden a nuestras consultas?; ¿nos atrevemos a profundizar en ese espinoso terreno que se extiende allende las palabras? Después de su lectura, acabo de entender que no es lo mismo la mímica, comunicación no verbal voluntaria y discontinua, que la kynesia, otro tipo de comunicación no verbal, pero esta vez involuntaria, continua. 

Un paciente considera que quizás lleva ya demasiado tiempo esperando en la sala de espera del centro de especialidades para realizarse una radiografía. Ha pedido permiso en su trabajo y cuenta con apenas media hora. Su jefe de personal es tremendamente estricto. Justo enfrente de él, se sienta una madre con su hijo, aguardando turno. Ambos intercambian una fugaz mirada. Sin mediar palabra, el hombre se remanga la camisa, muestra el reloj a su interlocutora, infla los carrillos y deja escapar un sonoro soplido. Ella, se encoge de hombros, mientras acaricia la cabeza del pequeño. Señoras y señores: esto es mímica. La transmisión del mensaje no verbal ha sido, en todo momento, voluntaria. 

Días más tarde, nuestro paciente en cuestión solicita un nuevo permiso laboral. Ahora debe acudir a la consulta del médico de familia para conocer el resultado de su radiografía. El médico le pide que tome asiento. Mientras teclea en el ordenador buscando el informe radiológico, observa por el rabillo del ojo cómo el paciente se mueve incómodo en su asiento, mirando insistentemente su reloj de pulsera. Esta gestualidad ha sido realizada de manera totalmente inconsciente, por supuesto, sin emplear la cantidad de energía desplegada días atrás en la sala de espera de radiología.


Dicen los expertos que la kynesia es mucho más importante que la mímica, precisamente por la sutilidad de un mensaje que alguien nos está enviando de manera totalmente involuntaria. Este tipo de transmisión es capaz de contradecir incluso lo que una misma persona nos está contando por su propia boca. Y, curiosamente, sólo un tercio de lo que comunicamos a diario lo hacemos verbalmente. Las otras dos terceras partes restantes son comunicación no verbal kynésica. Como no podía ser menos, este tipo de mensajes deberán ser interpretados siempre dentro de un marco social y cultural determinado, de la misma manera que una frase o una palabra significan lo mismo o lo contrario según el contexto en que sean pronunciadas o escritas. 

Ojo con los ojos. Ya lo decía la canción: “ollos verdes son traidores e azules mentireiros; os negros e acastañados son firmes e verdadeiros” En este caso, no es cuestión de colores, sino de pupilas, que se dilatan hasta cuatro veces cuando alguien se entusiasma, , o se contraen cuando alguien se enfada, involuntariamente.

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