Hace unos años en Dublín, visitando
el Trinity College, me entretuve en un mercadillo de libros de ocasión. Para
recaudar fondos, varios estudiantes los ponían en venta. Allí me agencié varios
ejemplares, ninguno de los cuales superando los 2 euros. Quizás haya contado esta historia en otras
ocasiones, dependiendo del libro en cuestión.
Hoy vamos a refrirnos a “Man againts
Germs” de A.L. Baron, un compendio histórico de la lucha del ser humano contra los gérmenes; se trata de un ejemplar
publicado en Londres, en 1958. Debemos el término “germen” a Hieronymus
Fracastorius, que lo empleó por primera vez en 1546 para designar aquellos “pequeños
pedacitos de vida”, tan útiles para la humanidad como letales para la misma:
virus, bacterias, hongos… Su capítulo XIII viene dedicado a los intangibles gérmenes
de la parálisis que han infectado al hombre durante miles de años.
Aunque esta
enfermedad se describió por primera vez en 1840 por Jakob Heine, varias
epidemias de polio se convirtieron en un verdadero azote para la humanidad durante
el pasado siglo XX. Hasta que en 1949, el bacteriólogo norteamericano John
Franklin Enders, consiguió cultivar el polio virus en tejidos celulares, hecho
que posibilitó el desarrollo ulterior de las vacunas de Salk (inyectable, 1954)
y de Sabin (oral, 1964).
Antes de las inmunizaciones masivas, la polio afectaba
preferentemente a niños entre 4 y 15 años, transmitiéndose por la vía
respiratoria o de forma oral-fecal. La mayoría de las infecciones eran silentes,
pero en un 1% de los casos, el virus provocaba graves daños en las neuronas
motoras del sistema nervioso central, provocando debilidad muscular y una parálisis
flácida característica.
En el año 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS)
declaró Europa zona libre de polio, considerando la efectividad de las campañas
de inmunización; el último caso patológico en nuestro entorno fue declarado en
1998 en Turquía.
A nivel mundial, esta enfermedad se concentra ahora en zonas
extremadamente pobres y marginadas. Si las vacunas llegasen a esos niños, en un
futuro no muy lejano la polio podría erradicarse definitivamente de nuestro
planeta. Siempre que una población esté plenamente inmunizada, sus miembros tendrán
protección tanto frente a los virus de la polio salvajes como a los vacunales.
Desde
el año 2000, atendiendo a los datos de la propia OMS, alrededor de 2500 millones de niños han
recibido más de 10000 millones de dosis. Así se han evitado más de 8.5 millones
de casos de esta enfermedad. Un auténtico éxito sanitario. Pero, ¿dónde nos encontramos
actualmente?
Según la prestigiosa revista The Lancet, el pasado 17 de octubre fueron recibidos en la OMS informes que alertaban sobre varios casos de parálisis flácida en
Siria. Los primeros análisis revelaron al menos dos casos sospechosos de polio,
los primeros en aquel país durante los últimos 14 años. Siria tiene la consideración de zona
de alto riesgo para esta patología. El conflicto bélico y los daños provocados
en las infraestructuras sanitarias influirán en la posible propagación de esta
enfermedad (y de alguna que otra más).
Otro dato preocupante: parece ser que en Pakistán, los
talibanes intentan boicotear las campañas de vacunación, llegando incluso a atacar al personal sanitario encargado de ello. Estos integristas están firmemente convencidos de que estas vacunas están destinadas a conseguir la
esterilidad de los musulmanes. ¿Pronto estaremos de vuelta al medievo y a la época de las
plagas?
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