Sostiene Aloysius que dos de los
libros que más han influido en su vida descansan ahora sobre el mismo estante
de su biblioteca. Nos estamos refiriendo a “Matanza de inocentes: los animales
en la experimentación médica” de Hans Ruesch, nada más y nada menos que 740
paginas de argumentos bien documentados en contra de estas prácticas, y “Vivisection
or Science?”, la obra capital del Dr. Pietro Croce, hasta donde llegamos a conocer todavía inédita en lengua española.
Para aclarar conceptos. Cuando nos referimos a la
vivisección, estamos describiendo cualquier tipo de experimento que se realice
con animales vivos. Tal vez por casualidad, ambos textos tienen en sus portadas
fotografías de humildes ratones de laboratorio, esos animalitos de pelaje
blanco inmaculado, con sus vivaces ojillos como intensos rubíes a ambos lados
de sus pequeños cráneos.
Mientras hojeo sus páginas, el indignado Aloysius me
tiende un artículo que recientemente ha recortado de un periódico. El titular
resulta espectacular: "la ciencia emplea medio millón de animales de laboratorio
al año". Y añade: "su utilización es muy importante en investigaciones sobre el cáncer
y otras numerosas enfermedades".
Tanto Hans Ruesch como el Dr. Croce evitan en
sus obras argumentos animalistas. Su intención es demostrar cómo la investigación
con animales, lejos de aportar avances en medicina, ha provocado y provoca
serios retrasos en el progreso científico.
La premisa de la vivisección es simple:
los resultados obtenidos en experimentos con animales son perfectamente
extrapolables a los seres humanos. La tesis del Dr. Croce también es sencilla:
en un mismo experimento, incluso individuos de la misma especie reaccionan de
maneras diferentes.
Comentábamos anteriormente que en España se emplean cada año
casi medio millón de animales de experimentación. Esta cifra representa ahora
la mitad de los utilizados hace 20 años. El ranking está encabezado por los
ratones, algo más de 400000, seguido de 84000 ratas, 4700 cerdos, 4600 conejos,
4300 cobayas y 1200 hámsters. Pero también 574 perros y 49 gatos, la gran mayoría
de ellos sacrificados en aras del progreso científico.
El Dr. Croce, nacido en
1920 y fallecido en 2006, tenía en su haber un curriculum envidiable: médico y
cirujano, microbiólogo, patólogo, doctor por la Universidad de Pisa, beca Fulbright,
trabajó durante años en el departamento de investigación del Hospital
Universitario de Denver – Colorado (EEUU), jefe del laboratorio del Hospital L.
Sacco de Milán. Tampoco fue santo de devoción de los animalistas; en resumidas
cuentas, hubo de batallar toda su vida tanto contra los defensores a ultranza
de la experimentación animal como contra aquellos otros empeñados
exclusivamente en dotar de los mismos derechos a animales y seres humanos.
La lógica
limitación de espacio de esta sección imposibilita extendernos hoy más en estas
cuestiones. Simplemente destacar que en pleno siglo XXI existen vías de
investigación científica perfectamente válidas y aceptables que no necesitan
derramar la sangre o provocar el sufrimiento y el dolor en millares de seres obligados a compartir con nosotros este maravilloso planeta repleto de
vida.
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