Dentro del 9º Ciclo
de Jazz Primavera Otoño (2016) patrocinado por la marca 1906 de la cerveza
Estrella Galicia, así fue el paso del saxofonista Rudresh Mahanthappa y su
banda por el Café Latino, intenso y fugaz, un concierto que los aficionados
ourensanos no deberían haberse perdido, tan repleto de buen jazz como de anécdotas para el olvido.
Procedentes del
Festival de Guimaraes y con destino a Barcelona, los músicos hicieron un alto
en nuestra ciudad para protagonizar un concierto penetrante pero escaso. Según
la prensa local, el líder de la banda acudía a esta cita con el marchamo de
mejor saxo alto del mundo. Ya sabemos que las clasificaciones son traiciones,
como las traducciones. Indudablemente Rudresh Mahanthappa cuenta con el aval de
numerosos méritos y galardones. En las ediciones de 2009, 2010 y 2011 fue
designado saxofonista alto del año por la Asociación de Periodistas de Jazz,
coincidiendo aquel último año con la elección como mejor saxofonista alto por
la prestigiosa publicación Down Beat. Nada que objetar.
Sobre las tablas le acompañaron
varios de sus compañeros habituales, todos presentes en la edición de 2015 del
concierto anual homenaje a Charlie Parker en Tompkins Square Park, en pleno
East Side Manhattan, al este del East Village. Al este del Edén. Sobre el
escenario estuvo el trompetista Adam O´Farrill, con tan solo 22 años tan tímido
como persona como virtuoso y solvente intérprete, digno sucesor de su abuelo
Chico O´Farrill (el legendario compositor afro-cubano) y de su padre, Arturo
O´Farrill (pianista y director). Destacó el batería tejano Rudy Royston, del
que hablan más sus acciones que sus palabras, y que al finalizar el impactante
concierto aún tenía fuerzas para contonearse sobre el escenario al ritmo de la
música de fondo. El tercero en discordia fue el contrabajista parisino François
Moutin, músico eficiente que ha liderado otros proyectos jazzísticos (Moutin
Factory Quintet) en compañía de su hermano gemelo, el batería Louis Moutin.
El quinteto nos dio
una soberana paliza musical, en el mejor de los sentidos. Me quedo con los
excepcionales solos de batería y con la fantástica introducción de “Chillin”, la
sección de viento esparciendo sus notas agudas a los cuatro puntos cardinales,
una interpretación muy particular inspirada en el inolvidable “Relaxin´ at Camarillo”
del gran Charlie Parker, y una de las piezas destacadas del disco “Bird Calls”
de 2015 de Mahanthappa.
Pero el mejor saxo
alto del mundo no estaba por la labor, más preocupado por las fotos que los
profesionales le tomaban y por las posibles grabaciones de su actuación. Llegó
a abandonar el escenario para recriminarle a un espectador ese supuesto uso
fraudulento de su móvil de última generación. Lástima. Llevo asistiendo muchos
años a los conciertos de El Latino y en tan solo una ocasión he visto a un
músico parar una actuación para encararse con el público. Fue en 2007 cuando el
trombonista Frank Lacy recriminó a un parroquiano (algo bebido) los comentarios
que emitía en voz alta sobre los derroteros de su actuación.
Parece ser que había
que madrugar para volar a Barcelona. Quizás por ello, o por la franca
incomodidad de su líder, la banda de Mahantappa no nos consideró merecedores de
la habitual propina con la que todos los músicos anteriores han obsequiado al
fiel público del Café Latino. ¿Todos? No. También Kenny Garrett, empachado de una soberbia repentina, nos castigó sin
postre una noche de cuya fecha no quiero acordarme.