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14 noviembre 2016

MAHANTHAPPA, ESTRELLA FUGAZ



Dentro del 9º Ciclo de Jazz Primavera Otoño (2016) patrocinado por la marca 1906 de la cerveza Estrella Galicia, así fue el paso del saxofonista Rudresh Mahanthappa y su banda por el Café Latino, intenso y fugaz, un concierto que los aficionados ourensanos no deberían haberse perdido, tan repleto de buen  jazz como de anécdotas para el olvido.

Procedentes del Festival de Guimaraes y con destino a Barcelona, los músicos hicieron un alto en nuestra ciudad para protagonizar un concierto penetrante pero escaso. Según la prensa local, el líder de la banda acudía a esta cita con el marchamo de mejor saxo alto del mundo. Ya sabemos que las clasificaciones son traiciones, como las traducciones. Indudablemente Rudresh Mahanthappa cuenta con el aval de numerosos méritos y galardones. En las ediciones de 2009, 2010 y 2011 fue designado saxofonista alto del año por la Asociación de Periodistas de Jazz, coincidiendo aquel último año con la elección como mejor saxofonista alto por la prestigiosa publicación Down Beat. Nada que objetar.

Sobre las tablas le acompañaron varios de sus compañeros habituales, todos presentes en la edición de 2015 del concierto anual homenaje a Charlie Parker en Tompkins Square Park, en pleno East Side Manhattan, al este del East Village. Al este del Edén. Sobre el escenario estuvo el trompetista Adam O´Farrill, con tan solo 22 años tan tímido como persona como virtuoso y solvente intérprete, digno sucesor de su abuelo Chico O´Farrill (el legendario compositor afro-cubano) y de su padre, Arturo O´Farrill (pianista y director). Destacó el batería tejano Rudy Royston, del que hablan más sus acciones que sus palabras, y que al finalizar el impactante concierto aún tenía fuerzas para contonearse sobre el escenario al ritmo de la música de fondo. El tercero en discordia fue el contrabajista parisino François Moutin, músico eficiente que ha liderado otros proyectos jazzísticos (Moutin Factory Quintet) en compañía de su hermano gemelo, el batería Louis Moutin.

El quinteto nos dio una soberana paliza musical, en el mejor de los sentidos. Me quedo con los excepcionales solos de batería y con la fantástica introducción de “Chillin”, la sección de viento esparciendo sus notas agudas a los cuatro puntos cardinales, una interpretación muy particular inspirada en el inolvidable “Relaxin´ at Camarillo” del gran Charlie Parker, y una de las piezas destacadas del disco “Bird Calls” de 2015 de Mahanthappa.

Pero el mejor saxo alto del mundo no estaba por la labor, más preocupado por las fotos que los profesionales le tomaban y por las posibles grabaciones de su actuación. Llegó a abandonar el escenario para recriminarle a un espectador ese supuesto uso fraudulento de su móvil de última generación. Lástima. Llevo asistiendo muchos años a los conciertos de El Latino y en tan solo una ocasión he visto a un músico parar una actuación para encararse con el público. Fue en 2007 cuando el trombonista Frank Lacy recriminó a un parroquiano (algo bebido) los comentarios que emitía en voz alta sobre los derroteros de su actuación.


Parece ser que había que madrugar para volar a Barcelona. Quizás por ello, o por la franca incomodidad de su líder, la banda de Mahantappa no nos consideró merecedores de la habitual propina con la que todos los músicos anteriores han obsequiado al fiel público del Café Latino. ¿Todos? No. También Kenny Garrett, empachado de una soberbia repentina, nos castigó sin postre una noche de cuya fecha no quiero acordarme.

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