Dijo Thomas Bernhard: "uno nunca sabe quién es. Son los demás los que le dicen a uno quién y qué es ¿no? Y como esto uno lo oye millones de veces en su vida, por poco que ésta sea larga, acaba por no saber en absoluto quién es. Todos dicen algo distinto. Incluso uno mismo está siempre cambiando de parecer".
Me he estado mirando en muchos espejos durante los últimos años. No por vanidad, sino para poder afeitarme. He cambiado y no sé quién soy: ¿el muchacho de las fotografías o el hombre que se mira en el espejo?. ¡Cómo cambiamos!...; y sin apenas darnos cuenta. Si eso le ocurre a nuestra imagen, ¿qué le puede estar ocurriendo a nuestro interior?.
A propósito de los espejos, sentenciaba el poeta Rafael Pérez Estrada estos aforismos:
- Los adolescentes buscan huellas de besos en los espejos.
- ¿Qué hacen los espejos cuando nadie los mira?.
- El espejo es el principio de la teoría del conocimiento.
- El amante espera que el espejo le devuelva el positivo de la amada.
- En la última noche, el muchacho se miró en el espejo y advirtió su ausencia.
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