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25 marzo 2007

NANA LA RAMERA


NANA es negra como la noche. No es de color (como habría que decir si fuéramos políticamente correctos). Al parirla de madrugada, con la primera luz del día se descubrió negra azabache, mientras las parteras le limpiaban los restos de la sangre carmesí materna. Ahora malvive con la piel negra carbonizada y se morirá convertida en un anónimo cadáver de opaco color turba, para que sus cenizas se conviertan más fácilmente en polvo tras su rápida combustión. En el cementerio de la metrópoli no hay cama para tanta gente.


Esta moderna heroína épica cruzó medio continente africano a pie. En su pueblo, dejó una niña de apenas 10 años al cuidado de sus padres. Esta hija es el fruto doloroso de las violaciones sistemáticas a las que NANA fue sometida mientras era una esclava del placer, secuestrada en un chamizo por un grupo paramilitar de esos que combaten bajo lluvias torrenciales a los gobiernos corruptos en el medio de las selvas tropicales centroafricanas.


Para pagarse el pasaje en la patera, trabajó como prostituta en los burdeles de Tánger. Cuando arribó a las costas tinerfeñas, sobre las candentes arenas de la paradójica Playa de los Cristianos, la cabezita de su hijo Raoul le asomaba entre las piernas pidiendo aire y paz.


Han pasado ya siete años. Raoul y su pequeño hermano Patrick están escolarizados en la guardería de una gran urbe española. NANA trabaja en una empresa de limpiezas. Aún con las ayudas sociales se defiende con serias dificultades. No tiene pareja, pues el padre de Patrick los acaba de abandonar.


NANA y su hija Adelina, recién llegada las pasadas Navidades desde Sierra Leona gracias a una reagrupación familiar especial, esperan sentadas en los asientos del Centro de Planificación Familiar. NANA permanece seria y en silencio; ¿en qué estará pensando?. Una muestra de la orina de Adelina ha convertido en positivo el test de embarazo.


¡Qué suerte!; desde África volaron dos pasajeros hacia la casa de NANA pagando un solo billete...
Y a los que les guste emocionarse viendo buen cine, que vuelvan a ver "HOTEL RUANDA".

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