Está a punto de comenzar el anhelado mes de julio, que para los más afortunados significa vacaciones a la orilla de la mar. Nuestros mejores deseos para ellos; parafraseando al Yoda, "que la meteorología os acompañe". Aprovechando un avance del relax playero, la otra tarde me preguntaba el inquieto Aloysius sobre el significado de la expresión coña marinera. No supe que contestarle. Coñas son bromas, guasas, chanzas. Supongo que el calificativo marineras les un plus de intensidad, sobre todo si se realizan mientras se faena en el Gran Sol, pues según tengo entendido esos esforzados marinos y pescadores se lo curran duro y tardan tiempo en pisar puerto.
Pero, vayamos al grano. No conozco personalmente al Sr. Josep-Lluís Carod-Rovira, y por lo tanto, no me cae ni bien ni mal. Pienso que desde que se reveló aquella entrevista que mantuvo con ETA para convertir a Cataluña en territorio libre de atentados, todo lo que ha vuelto a hacer se ha magnificado. Tal vez se haya ido convirtiendo en una especie de Rey Midas antitético y todo lo que hace o dice, en lugar de convertirse en oro, se transforma en polémica.
Recuerdo la instantánea que Pascual Maragall le tomó en Jerusalén al salir de visitar el Santo Sepulcro, haciendo aquella coña marinera con una corona de espinas sobre su cabeza. La foto hasta resultaría simpática si no hubiera ofendido los sentimientos de tantos prójimos creyentes. Y nadie promulgó una fatua contra él, al más puro estilo jomeinista. Mucho más serio lo vimos en compañía del Dalai Lama, de lo que personalmente me congratulo, pues fue Buda el que sostenía que el odio no disminuye con el odio, sino con el amor.
Pero Don Josep-Lluís también tiene sus prontos y se cabreó mucho en televisión con unos señores que se empeñaban en llamarle José Luis. Yo tengo un amigo de Cuenca que se llama Jorge y no se enfada cuando le llamo Jordi... Entre los años 2003 y 2004, el Sr. Carod fue el Conseller en Cap en la etapa dorada del tripartito que gobernaba entonces la Generalitat de Cataluña; actualmente es Vicepresidente de la misma institución, y como tal, tiene bajo su responsabilidad las competencias de la Secretaría General del Deporte catalán. Y hete aquí su última coña marinera.
En Barcelona, en algunos dispositivos encargados de atender a los potenciales donantes de sangre están que trinan. Las malas lenguas le achacan a Carod la idea de ofrecer gratis dos entradas de tribuna por cada donación (¡a 125 euros el ticket!) para el recientemente celebrado Gran Premio de Motociclismo de Cataluña, en el circuito de Montmeló. Dicen que los centros se colapsaron ante tanta demanda y que se montó un buen pifostio…
Apiano, el historiador griego que vivió en el siglo II de nuestra era, ya nos advirtió que la imprudencia suele preceder a la calamidad. Yo solamente quiero recordarles que en el periodo estival las donaciones de sangre resultan especialmente necesarias. Y son altruistas, no lo olvidemos. Porque la solidaridad no es una coña marinera…
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