"Sleeping cat" de flagada51, en Flickr TM
En este día de amanecer gélido me he cruzado con la pena y la alegría. Una amiga tuvo que llevar ayer a su vieja gata al veterinario. El desdichado animal ya no era capaz de moverse. Tenía 16 años, y al peso de su longevidad se le había añadido el padecimiento de un cáncer terminal. Permaneció a su lado, mientras la gata dormía un último sueño sin la esperanza del despertar. Cargó con el suave cadáver en una bolsa de deporte y se lo llevó en coche hasta su aldea, donde finalizan las carreteras y comienzan los montes. Allí cavó una pequeña tumba para su mascota, en la tierra todavía endurecida por la helada...
En el Centro de Salud me encontré con CRÓNICUS. Me sorprendí al verlo sentado en la sala de espera de pediatría. Hoy no iba como enfermo; le tocó como acompañante. Irradiaba optimismo, pues anda de nuevo embarcado en aventuras literarias y cinematográficas... Hace unos cuantos meses, cuando la fiebre de la vida había subido de nuevo su temperatura, me envió este poema de Vladimir Holan, que nació y vivió en Praga:
"El dios de la risa y los cantos hace ya tiempoque cerró tras de sí la eternidad.Desde entonces sólo de vez en cuandoresuena en nosotros un recuerdo agonizante.Pero desde entonces sólo el dolorno alcanza nunca la dimensión humana,es siempre mayor que el hombre,y sin embargo tiene que caberle en el corazón".
2 comentarios:
Hermoso poema.
El dolor es más grande que el hombre pero ha de caberle en el corazón (") Qué razón tiene.
Hace tiempo que no te dejaba ningún saludito, y hoy me apetecía.
Besos
Pues muchas gracias por el comentario y el saludo. La única manera de hacer el dolor soportable es la poesía...
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