Como mecanismo de defensa, intentando evadirme de tan sombríos pensamientos, me concentré en un último y sorprendente hallazgo: un coqueto cuadernillo sobre el Museo de la Evolución, con el que la Junta de Castilla y León pretende captar la atención de todos los pasajeros que sobrevuelen España. Casualidades de la vida, 3 días después el Presidente Rodríguez Zapatero visitaría de forma privada estas instalaciones, quién sabe si con la intencíon de aconsejarse para gobernar más y mejor con el entrañable Miguelón, un robusto ejemplar de Homo antecessor que habitó en Atapuerca (Burgos) hace unos 400000 años. Sostiene Aloysius que los investigadores que recuperaron su cráneo en 1992, en el yacimiento conocido como la Sima de los Huesos, decidieron bautizarlo de esta guisa en honor al campeonísimo Miguel Indurain.
Y se me ocurre la idea del asesoramiento gubernativo porque Miguelón hubo de afrontar unas condiciones vitales infinitamente peores que la actual crisis actual que todos venimos padeciendo. Su esperanza de vida al nacer probablemente no alcanzaría los 30 años. Aunque su especie no padecía caries, se sospecha que Miguelón falleció a consecuencia de una infección dental, probablemente postraumática. Nunca tuvo a su alcance unos servicios sanitarios que de manera eficaz y segura le curaran sus heridas. Y de nuevo nos encontramos ante otra coincidencia. Dicen que solamente los controladores aéreos y los médicos no disfrutan de asueto. He conocido a veteranos compañeros que en los tiempos heroicos de la medicina permanecían de guardia en un remoto pueblo de Galicia las 24 horas del día, 11 meses de cada año. Por fortuna, con el devenir de los días hemos ido mejorando.
Visitando durante estas vacaciones unas instalaciones deportivas en Icod de Los Vinos (Tenerife) tuve que prestar atención médica a un muchacho que se había fracturado 2 dientes al accidentarse con un monopatín. Parece ser que la rápida intervención del odontólogo conseguirá reparar el infortunio. Miguelón, hace medio millón de años, no tuvo tanta suerte.
¿Se imaginan qué será de nuestra actual especie humana dentro de 400000 años? Tal vez los galenos del futuro estimen tan absurdo que alguien pueda morirse de cáncer o de una enfermedad cardiovascular como gratuito nos parece hoy en día a nosotros el fallecimiento del malaventurado Miguelón.
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