Desfile del ejército de Carlos VIII el 12 de mayo de 1495 en Nápoles, después de su derrota
Miniatura del manuscrito "Cronaca della Napoli aragonesa" c. 1498
Nueva York. The Pierpont Morgan Library
Orgullo patrio. En la serie
televisiva “Isabel”, el actor ourensano Héctor Carballo fue el encargado de dar
vida al personaje de Carlos VIII. Este monarca francés, enemigo acérrimo de los
Reyes Católicos, llegó en su día a comandar el ejército más poderoso del
planeta. En 1495 conquistó la ciudad de Nápoles para ser posteriormente
derrotado por las tropas de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán.
Durante estas disputas, la enfermedad venérea conocida como sífilis, comenzó a
adquirir características epidémicas. En sus desplazamientos, las huestes de la época
iban acompañadas por un tropel de cortesanas y prostitutas, que pudieron diseminar
con gran celeridad el mal “francés”, “español” o “italiano” entre ambos bandos.
Se trata de una enfermedad tan especial,
que ni siquiera hoy en día los expertos se ponen de acuerdo sobre su origen.
Apoyándose en milenarios restos humanos procedentes de las estepas rusas, o de
las ruinas de Pompeya, sepultadas bajo las cenizas volcánicas del Vesubio, así
como en esqueletos procedentes del cementerio de una abadía inglesa de Hull,
las teorías más modernas establecen la procedencia precolombina de esta
enfermedad.
Otros investigadores, sin embargo, defiende que los españoles retornados
a Europa tras el descubrimiento de América transportaron la infección al Viejo
Mundo, contagiados previamente al intimar con las nativas. Una tercera teoría
compagina las dos anteriores, defendiendo la existencia de un germen del género
treponema, antepasado común tanto de la espiroqueta de la sífilis como de otras
causantes de dolencias tropicales semejantes como la guiñada, el bejel o la
pinta.
Durante varios siglos, los que
van del XV al XX, la sífilis fue una enfermedad claramente indecorosa. Sin
antibióticos, su padecimiento resultaba penoso y mortal. Abandonada a su libre
evolución, puede dañar diferentes órganos, como el corazón, el cerebro o la médula
espinal; causa trastornos oculares y ceguera, demencia e incluso puede
transmitirse desde la madre infectada a su descendencia, durante el embarazo y
el parto.
En las décadas de los 80 y los 90 del pasado siglo, al generalizarse
el uso del preservativo como protector frente al VIH, la prevalencia de la sífilis
manifestó una tendencia descendente. En mi experiencia como médico de familia, corroboro
que los casos de sífilis detectados se contaban con los dedos de las manos. Sin
embargo, en los últimos 6 años, esta patología ha repuntado en España, pasando
de 4 a 8 casos por cada 100000 habitantes desde 2006 a 2012. La prevalencia más
elevada se reveló en Baleares, Madrid y Canarias, con nuevos casos afectando
primordialmente a varones entre los 20 y los 45 años.
La penicilina representa
todavía un tratamiento altamente eficaz contra la sífilis. Pero no debemos
olvidar que su agente causal, el Treponema pallidum, puede invadir el sistema
nervioso desde las etapas más precoces de la enfermedad, y que los antibióticos
no evitan la aparición de futuras secuelas.
Siguiendo a Fracastoro, poeta y
cirujano del Renacimiento, sostiene Aloysius que el vengativo Apolo, sintiéndose
desafiado por el joven pastor Sífilo, le castigó contagiándole tan terrible perturbación.
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